Anatoli Koriaguin
Psiquiatra ruso y disidente no violento, condenado a siete a?os de c¨¢rcel y cinco de exilio
En octubre de 1977, con ocasi¨®n del centenario del nacimiento de F¨¦lix Djerjinski, el fundador de la Cheka (polic¨ªa sovi¨¦tica antecesora del KGB), su entonces ¨²ltimo heredero al frente de la organizaci¨®n, Yuri Andropov, se congratulaba de que el n¨²mero de disidentes en la URSS "disminuye cada vez m¨¢s". Andropov ten¨ªa justificados motivos de satisfacci¨®n, porque el desmembramiento del movimiento disidente es en gran parte el resultado de su eficiente trabajo contra los c¨ªrculos de oposici¨®n al sistema sovi¨¦tico. Entre quienes se encuentran hoy en d¨ªa internados est¨¢ el m¨¦dico psiquiatra Anatoli Koriaguin.
Hoy los frutos de aquel trabajo son obvios, y de los disidentes que en 1977 se expresaban al calor de la Conferencia de Helsinki, unos se han exiliado, como Alexander Guinzburg o el l¨®gico matem¨¢tico Alexander Zinoviev; otros est¨¢n en campos de internamiento, como Anatoli Slicharanski (cuyo paradero actual es desconocido); otros viven en ciudades cerradas, como el f¨ªsico nuclear Andrei Sajarov, o bien se encuentran bajo vigilancia domiciliaria, como Roy Medvedev. Otros, como el periodista Valeri Marchenko, muerto recientemente en el hospital penitenciario de Leningrado, han tenido peor suerte.Recientemente un grupo de escritores germanooccidentales, entre los que se cuentan Heinrich B?ll, G¨¹nter Grass y Siegrid Lenz, enviaron una carta al m¨¢ximo dirigente sovi¨¦tico, Konstant¨ªn Chernenko, pidi¨¦ndole que pusiera en libertad al encarcelado psiquiatra.
Koriaguin fue arrestado en Jarkov en febrero de 1981 y condenado pocos meses despu¨¦s a siete a?os de c¨¢rcel y cinco de exilio, la m¨¢xima pena por "propaganda y agitaci¨®n antisovi¨¦tica", de acuerdo con el art¨ªculo 70 del C¨®digo Penal de la Rep¨²blica federada rusa. Sus actividades consist¨ªan en formar parte de la comisi¨®n investigadora de los abusos de la psiquiatr¨ªa en la URSS, haberse manifestado contra la utilizaci¨®n de esta rama de la medicina con finalidades pol¨ªtico-represivas y haber publicado diferentes trabajos defendiendo sus puntos de vista (Lo bueno, lo malo y la violencia, Pacientes a la fuerza). Las fotos que de ¨¦l publican en la emigraci¨®n le reflejan como un hombre de aspecto pensativo, cabello rubio, ojos claros y rostro alargado.
Durante su cautiverio Koriaguin ha pasado por un campo de prisioneros de Perm (donde, seg¨²n fuentes disidentes, se recluye mayoritariamente a presos pol¨ªticos) y por la prisi¨®n de Chstopol (en la Rep¨²blica Aut¨®noma T¨¢rtara). En esta ¨²ltima localidad pudo entrevistarse por primera vez durante dos horas con su esposa, Galina Danilovna, en septiembre de 1983. Koriaguin y Danilovna son padres de tres hijos.
Tras el encuentro con su mando, Danilovna, que durante largo tiempo no hab¨ªa recibido ninguna noticia o carta de ¨¦l, se mostr¨® desolada por el aspecto f¨ªsico que aparentemente presentaba Koriaguin, "completamente hinchado" como consecuencia de una huelga de hambre y de la deficiente alimentaci¨®n recibida. Koriaguin estuvo 26 semanas en huelga de hambre antes de ser alimentado por la fuerza. "Me han metido en una celda de castigo, me han torturado y no tengo fuerzas", dec¨ªa en un mensaje que pudo hacer llegar a Occidente.
La utilizaci¨®n de hospitales psiqui¨¢tricos como c¨¢rceles para los elementos cr¨ªticos no es nueva en la URSS. Seg¨²n Anmesty International, en 1975 hab¨ªa 120 casos localizados de este car¨¢cter y en 983 el n¨²mero se hab¨ªa ampliado a 193.
En c¨ªrculos disidentes se cree que el n¨²mero de afectados puede llegar a varios miles. Entre quienes est¨¢n internados por recoger informaci¨®n sobre los abusos de la psiquiatr¨ªa, adem¨¢s de Koriaguin, se cuentan Alexander Dobrabinek y Viacheslav Bakjmin. Otro psiquiatra, Semion Gluzman, cumpli¨® una sentencia de 10 a?os y fue despu¨¦s condenado a vivir en el exilio forzoso, al igual que Sajarov. Las autoridades sovi¨¦ticas, sin embargo, mantienen que en la URSS no hay prisioneros pol¨ªticos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.