El primer bienio socialista
LA INVESTIDURA COMO presidente de Felipe Gonz¨¢lez -votada por el Congreso el 2 de diciembre de 1982- inaugur¨® hace dos a?os el per¨ªodo de mandato socialista. Los otros dos jefes del Ejecutivo con militancia en el PSOE -Francisco Largo Caballero y Juan Negr¨ªn- ocuparon su cargo durante la guerra civil, bajo la legitimidad republicana y al frente de coaliciones. De esta forma, la originalidad y la importancia de la llegada al poder de los socialistas en 1982 -tras unas elecciones libres, en el marco de una monarqu¨ªa parlamentaria y con mayor¨ªa absoluta en las Cortes- dif¨ªcilmente podr¨ªan ser exageradas. En una perspectiva hist¨®rica, ese acontecimiento inicial y el normal desenvolvimiento del Gobierno Gonz¨¢lez a lo largo de su primer bienio ser¨¢n los datos principales que retendr¨¢n futuras generaciones. La aut¨¦ntica alternancia en el poder (a diferencia de los usos caciquiles de la Restauraci¨®n) y el hecho de que no fuera traum¨¢tica (en contraste con los tormentosos tiempos de la II Rep¨²blica) confirmaron que el sistema democr¨¢tico espa?ol funcionaba por vez primera.Pero resulta que la labor llevada a cabo por los socialistas durante los dos primeros a?os de su mandato ha de ser valorada tambi¨¦n de acuerdo con patrones pol¨ªticos y no s¨®lo seg¨²n criterios hist¨®ricos. Diversos sondeos de opini¨®n realizados a lo largo de este oto?o de 1984 ofrecen el curioso resultado de que Felipe Gonz¨¢lez contin¨²a conservando sus apoyos sociales mientras que los ciudadanos manifiestan cierto desaliento respecto a la situaci¨®n general del pa¨ªs y no parecen creer que las cosas hayan mejorado significativamente. La ausencia de una alternativa razonable y la conciencia de la inexistencia de recetas m¨¢gicas para las dolencias de nuestra econom¨ªa pueden explicar la paradoja de que el aprobado concedido al Gobierno coexista con una visi¨®n m¨¢s bien negativa de los resultados concretos de sus esfuerzos.
La pol¨ªtica econ¨®mica de los socialistas, pese a sus promesas de crear 800.000 nuevos puestos de trabajo a lo largo de la legislatura, se ha traducido en un incremento de las cifras de paro. La estrategia de reconversi¨®n industrial, imprescindible para el saneamiento econ¨®mico pero instrumentada con escasa habilidad, ha aumentado a corto plazo los niveles de desempleo y ha deteriorado gravemente la popularidad del Gobierno en las zonas afectadas. La pol¨ªtica exterior del Gobierno, por su parte, ha virado hacia la permanencia en la Alianza Atl¨¢ntica. Tampoco la promesa de conseguir que las cosas funcionen se ha materializado en grandes hechos. El aparato estatal, la administraci¨®n de la justicia, la Seguridad Social, el sistema de transportes y las empresas p¨²blicas siguen castigando implacablemente a los ciudadanos con sus ineficacias, despilfarros y carencias. La construcci¨®n del Estado de la autonom¨ªas se mueve entre la incomprensi¨®n pol¨ªtica e hist¨®rica de los problemas catal¨¢n y vasco y las an¨¦cdotas que rodean la edificaci¨®n del poder regional en otras comunidades. Pese a las reformas legislativas emprendidas por algunos departamentos (entre ellos Educaci¨®n, Trabajo, Cultura y Justicia), el cambio no es todav¨ªa algo tangible para los espa?oles. La patol¨®gica degeneraci¨®n de Televisi¨®n Espa?ola, sedicente espejo del cambio, y la misteriosa impotencia del Gobierno para cesar a su incompetente director general no han hecho sino contribuir a la frustraci¨®n.
Entre los nuevos equipos de cargos pol¨ªticos es f¨¢cil encontrar honradez, dedicaci¨®n y talento, pero el tr¨¢nsito desde la sociedad hasta el aparato del Estado ha producido en algunos sectores del partido socialista -no tan minoritarios- una infautaci¨®n rid¨ªcula, resistente a la cr¨ªtica, y una preocupante tendencia a descalificar a los discrepantes. Aunque la corrupci¨®n personal parece inexistente o m¨ªnima entre los cargos pol¨ªticos, y aunque las denuncias de corrupci¨®n institucional (en beneficio del PSOE) no hayan sido probadas, el desparpajo de algunos administradores del dinero p¨²blico para organizar el derroche sigue siendo notable.
En el terreno de las libertades los esfuerzos orientados a modificar el marco legal de la protecci¨®n de los derechos fundamentales (desde las reformas del C¨®digo Penal y de la ley de Enjuciamiento Criminal hasta las nuevas normas de asistencia letrada al detenido y de h¨¢beas corpus) han sido meritorios, pero han recibido innecesarios recortes, han estado seguidos por lamentables rectificaciones y se hallan globalmente empa?ados por la impresentable ley Antiterrorista. El Ministerio del Interior ha transformado el car¨¢cter prioritario de la lucha antiterrorista en un objetivo casi ¨²nico; y es significativa la insensibilidad del Gobierno entero ante las denuncias de violaciones de los derechos humanos y la brutalidad de determinadas actuaciones represivas. Se ha aplazado la unificaci¨®n de los cuerpos y fuerzas de seguridad, se ha concedido un protagonismo exclusivista a la Guardia Civil y se ha protegido las actividades ilegales de los servicios de informaci¨®n. El Gobierno, no obstante, ha logrado que finalmente Francia prestase su colaboraci¨®n a la democracia espa?ola y pusiera fin al santuario del que se beneficiaban dentro de su territorio las bandas armadas. La continuaci¨®n de la pol¨ªtica de reinserci¨®n social de los ex terroristas ha sido el complemento de una estrategia orientada a erradicar la violencia asesina de ETA mediante una eficaz acci¨®n combinada de medidas policiales y pol¨ªticas.
En el arranque de la segunda mitad de su mandato, Felipe Gonz¨¢lez tendr¨¢ que afrontar los coletazos a la desesperada de un terrorismo en repliegue, la prueba del 30? Congreso del PSOE, la protesta obrera en las zonas reconvertidas, las interrogantes en torno a nuestro ingreso en la Comunidad Econ¨®mica Europea, las tentativas conservadoras de vincular a su causa las movilizaciones sectoriales y corporativistas, las negociaciones para alcanzar el consenso parlamentario sobre la permanencia de Espa?a en la Alianza Atl¨¢ntica y la consulta p¨²blica sobre la decisi¨®n final. El acierto del presidente en una probable remodelaci¨®n del Gobierno, las sentencias del Tribunal Constitucional sobre la LODE y el aborto, el curso de la inflaci¨®n y el desempleo, las elecciones gallegas y los reagrupamientos de la derecha democr¨¢tica alimentar¨¢n la historia del pr¨®ximo bienio.
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