La extrema derecha salvadore?a, satisfecha por el fracaso del di¨¢logo con la guerrilla
El l¨ªder ultraderechista Roberto d'Aubuisson ha elogiado al presidente de El Salvador, Jos¨¦ Napole¨®n Duarte, por su firme rechazo a la propuesta de paz de la guerrilla. Tras afirmar que su rival pol¨ªtico ha admitido finalmente lo que ¨¦l viene diciendo desde hace mucho tiempo, le ha pedido que ponga fin a esta payasada del di¨¢logo. Duarte no ha querido ir tan lejos para que no se le acuse de ser el causante de la ruptura. Dice s¨ª a las conversaciones, pero no dentro del marco anticonstitucional al que pretende llevarlas la izquierda.
El l¨ªder democristiano recurri¨® al melodrama en su conferencia de prensa del s¨¢bado para asegurar que est¨¢ dispuesto a todo, incluso a dar su vida, por asegurar la paz de su pueblo, pero esta voluntad pol¨ªtica tiene el l¨ªmite expreso de la Constituci¨®n, porque en otro caso "yo dejar¨ªa de ser presidente".Los alzados en armas pretenden a su juicio "nuestro rendimiento incondicional". Aunque su propuesta habla solo de constituir un Gobierno de consenso nacional, que integre a todas las fuerzas comprometidas en la soluci¨®n negociada de la guerra, Duarte ha visto en ella intenciones secretas mucho m¨¢s profundas: "quieren anular la legitimidad del presidente y nombrar una junta en la que ellos tengan derecho de veto".
La Constituci¨®n salvadore?a regula la elecci¨®n directa del presidente y le otorga amplios poderes, en lo que se refiere a la designaci¨®n de sus ministros. Siempre que no se cuestione la figura presidencial, que la izquierda ni siquiera menciona en su proyecto, no parece haber una anticonstitucionalidad flagrante en lo que propone la oposici¨®n.
Duarte tiene todo el derecho a no querer gobernar con Guillermo Ungo o Rub¨¦n Zamora, pero esa es en ¨²ltima instancia una decisi¨®n pol¨ªtica que en definitiva no est¨¢ directamente re?ida con la Constituci¨®n. El presidente no encontr¨® obst¨¢culos despu¨¦s de las elecciones para constituir una alianza con el Partido Acci¨®n Democr¨¢tica.
A todas luces la fusi¨®n del Ej¨¦rcito y la guerrilla en una ¨²nica instituci¨®n armada se presenta mucho m¨¢s problem¨¢tica y encuentra un dif¨ªcil encaje en el marco legal vigente. Duarte tiene raz¨®n en todo caso cuando asegura que las Fuerzas Armadas de El Salvador no aceptar¨ªan una soluci¨®n de esta naturaleza, a la que se resistir¨ªa sin duda el Ej¨¦rcito de cualquier otro pa¨ªs. Es pr¨¢cticamente seguro que recurrir¨ªan al golpe de Estado.
La propuesta que, pese a todo, est¨¢ m¨¢s re?ida con la Constituci¨®n es la relativa a la reforma constitucional, que la izquierda propone llevar a cabo mediante refer¨¦ndum, haciendo caso omiso del complicado mecanismo parlamentario que establece la carta magna y que en su ¨²ltima fase exige mayor¨ªas cualificadas del 75%. El Partido Dem¨®crata Cristiano est¨¢ muy lejos de disfrutar de esta mayor¨ªa y el presidente carece de iniciativa en la materia, que la Asamblea Constituyente se reserv¨® en exclusiva.
Es obvio que en la larga lista de peticiones presentadas por la izquierda, hay temas sujetos a transacci¨®n, pero Duarte la ha descalificado en su globalidad.
Se queja amargamente de que sus opositores desconozcan los esfuerzos que est¨¢ haciendo por desmantelar a los escuadrones de la muerte, por investigar y juzgar a los responsables de cr¨ªmenes.
La cuesti¨®n fundamental para el presidente est¨¢ en saber si los alzados en armas aceptan la democracia como sistema de Gobierno o si pretenden seguir utilizando la violencia para alcanzar el poder. "Mientras no haya una definici¨®n clara en este punto, no se podr¨¢ avanzar".
Dif¨ªcil etapa
La izquierda asegura, por su parte, que est¨¢ en favor de la democracia, y que por eso presenta las elecciones generales como una culminaci¨®n de todo el proceso, pero insiste en que no hay condiciones objetivas en el pa¨ªs para un proceso democr¨¢tico.Las conversaciones entran as¨ª en una etapa dif¨ªcil, en la que cada parte hace o¨ªdos sordos a los argumentos de la otra. Tambi¨¦n la guerrilla se queja de que Duarte pretende su rendimiento incondicional y desconoce, mientras tanto, la legitimidad de ese texto elaborado por una asamblea en cuya elecci¨®n no tom¨® parte. Ante estos planteamientos la tercera reuni¨®n, que tal vez se celebre el mes de enero, podr¨ªa tambi¨¦n ser la ¨²ltima a menos que haya una correcci¨®n de rumbo por las dos partes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.