El hombre que viv¨ªa en Velintonia
"El poeta que no ha sufrido ser¨¢ un poeta alegre, pero un poeta superficial", dijo Vicente Aleixandre hace pocos a?os. La del poeta fue, realmente, una vida marcada por la enfermedad, a la que se debe un destino frustrado en el Derecho y el comercio, y una obra que marc¨® no s¨®lo a sus contempor¨¢neos del 27, sino a las generaciones posteriores.Porque la casa de convaleciente de Aleixandre, Velintonia, 3 -una direcci¨®n que ha pasado a la historia de la literatura, pero que tambi¨¦n parece un verso por s¨ª misma-, fue escala en los traslados del miliciano Miguel Hern¨¢ndez; reposo del m¨²sico Garc¨ªa Lorca, que interpretaba en el piano de do?a Elvira de Aleixandre, y lugar de encuentro de toda la generaci¨®n, que buscaban en el poeta el magisterio de sus ojos azulgrises. Su casa fue, en cierto modo, la de toda una generaci¨®n irrepetible de poetas dispersada por una guerra. ?l se qued¨® y acogi¨® a quienes regresaban.
La M¨¢laga de Picasso
Vicente Aleixandre naci¨® en Sevilla en 1898, ese a?o en el que Espa?a se despidi¨® con Cuba y Filipinas de todo sue?o imperial, y los intelectuales se volcaron en la vieja reflexi¨®n de qu¨¦ es Espa?a. Pero la infancia de Aleixandre transcurri¨® a partir de los dos a?os en M¨¢laga; a esa ciudad en la que Picasso acababa de dejar la infancia fue trasladado su padre.La adolescencia y universidad transcurrieron en calma en Madrid, residencia de la familia a partir de 1909. Entre estudios de comercio y derecho y docencia de la asignatura Legislaci¨®n Mercantil Espa?ola, Aleixandre conoce un verano a D¨¢maso Alonso, que le introduce en la poes¨ªa. Trabaja tambi¨¦n en las oficinas de lo que ser¨¢ la Renfe, y dicta en la Residencia de Estudiantes un curso sobre el Lenguaje de la t¨¦cnica comercial.
A los 24 a?os Vicente Aleixandre cae enfermo. Una artritis infecciosa en la rodilla le inmoviliza durante varios meses y le conduce a la reflexi¨®n; ¨¦sta, despu¨¦s de sendos viajes a Londres y Par¨ªs, se traducir¨¢ en sus primeros poemas, publicados dos a?os m¨¢s tarde por La Revista de Occidente; un a?o antes, en 1925, aparece la nefritis tuberculosa que lo convertir¨¢ en enfermo cr¨®nico.
G¨®ngora, Joyce y la guerra
En 1927, a?o que define su generaci¨®n -y en el que inaugura su casa de Velintonia-, Aleixandre colabora en el famoso homenaje a G¨®ngora con uno de los cuatro sonetos que jam¨¢s ha escrito. El conocimiento personal de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Garc¨ªa Lorca marcan, como para otros (Alberti, Neruda), la entrada en un grupo del que se hablar¨¢ durante mucho tiempo. Al a?o siguiente publica su primer libro, ?mbito, y se interesa por Freud y Joyce, pistas significativas.Tres a?os despu¨¦s se le extirpa un ri?¨®n para salvarle el otro y la vida, y publica Espadas como labios. En 1933 obtiene el Premio Nacional de Literatura con su manuscrito La destrucci¨®n o el amor, que, a juicio de Leopoldo de Luis, es "el libro m¨¢s bello de toda la poes¨ªa superrealista, espa?ola o no". Aparece ah¨ª ese recurso aleixandrino de la O no disyuntiva sino "turbadoramente asociativa".
Tras la muerte de la madre, en 1934, la guerra exilia a la familia Aleixandre de Velintonia, cercada por el frente de la Ciudad Universitaria, a la retaguardia de la calle de Espa?oleto. Muere el padre -"por tu pecho bajaba una cascada luminosa de bondad"- y comienza a crear Sombra del para¨ªso. El hogar no volver¨¢ a ser Velintonia hasta 1942, y en el exilio interior que comienza, la casa se convierte en refugio de los nuevos poetas y de los que vienen de visita.
Las d¨¦cadas siguientes son de trabajo pausado en su retiro, entre los achaques de su enfermedad. En 1947 realiza gestiones para que se publique por primera vez en Espa?a tras la guerra un libro de Miguel Hern¨¢ndez. En 1949 es elegido miembro de la Real Academia Espa?ola, y su ingreso supone para algunos el de la poes¨ªa moderna. La d¨¦cada del medio siglo da un respiro a su salud, y pronuncia conferencias en Londres, Oxford y varias ciudades espa?olas. Al final de su vida, tras haber inspirado numerosos estudios sobre su obra, una biograf¨ªa, varias ediciones cr¨ªticas y homenajes, Vicente Aleixandre recibi¨® en 1977 el Premio Nobel de Literatura "por una creaci¨®n po¨¦tica innovadora, que ilustra la condici¨®n humana en el cosmos y en la sociedad de la hora presente". El poeta, asediado por una fama que siempre parec¨ªa haber rehuido, fue reclamado por compromisos que su salud no pod¨ªa atender. En su nombre recogi¨® el galard¨®n en Estocolmo el poeta Justo Jorge Padr¨®n. Los a?os siguientes son los del declive definitivo de salud y, casi ciego, se mantiene muy aislado. Los testimonios de su entorno ¨ªntimo indican que mantuvo hasta el final su lucidez de poeta.
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