En defensa de Gerardo Iglesias
El domingo d¨ªa 9 de diciembre, con cierta contrariedad, que me impele a disentir radicalmente, he le¨ªdo en la peque?a carta de B. Escudero, de Oviedo, en esta secci¨®n, una repulsa en detrimento de la condici¨®n y m¨¦rito ideol¨®gico al frente del PCE por parte de Gerardo Iglesias.B. Escudero, la cual con toda seguridad no reflexiona con tino, ha calificado la labor del l¨ªder comunista de nefasta, antes y despu¨¦s de la escisi¨®n parcial del partido.
Confle.to que, hace algunos meses, G. Iglesias me produjo la impresi¨®n de un hombre excesivamente sencillo, de ideolog¨ªa en cierto modo simplista. Se advierte que la Escudero no le conoce bien, ni ha comprobado la positiva evoluci¨®n del pensamiento de G. Iglesias en estos ¨²ltimos meses. Se nota que ha estudiado a fondo y ha enriquecido su esp¨ªritu de comunista, tanto de expresi¨®n como de contenido. Est¨¢ atravesando una espl¨¦ndida madurez ideol¨®gica, pol¨ªtico-social y hasta dial¨¦cticamente.
El d¨ªa 23 de noviembre, en la misma aula donde la Escudero estudiaba Derecho antes de su chance como chica del espect¨¢culo nacional, Gerardo Iglesias, invitado por una asociaci¨®n cultural, habl¨® en Oviedo ante un nutrido grupo de comunistas que nos llevamos una grat¨ªsima sorpresa al ver los maravillosos progresos que hizo nuestro l¨ªder con admirable eficacia literaria.
Hoy d¨ªa, Iglesias es un comunista de mucho bagaje ideol¨®gico y discursivo, que adem¨¢s habla con el coraz¨®n por haber sido trabajador minero, y ya se sabe que la experiencia es fuente fundamental de todo conocimiento.
Me duele que la Escudero acometa contra un coet¨¢neo de la misma autonom¨ªa, por lo que, al fin y al cabo, es un error de apreciaci¨®n. Yo tambi¨¦n me sent¨ª sorprendido, muy gratamente, al ver brillar la estrella dial¨¦ctica de Gerardo muy alta. Por ¨²ltimo, Beatriz Escudero, en su nimia misiva, dice que, eso s¨ª, Gerardo fue un excelente minero. M¨¢s a nuestro favor. En verdad, Beatriz s¨®lo sirve para practicar el destape, que no nos coma el coco con sus primigenias e instintivas frivolidades los domingos en La Nueva Espa?a ovetense. Aunque, claro, ella tambi¨¦n puede mejorar, como mejor¨® de modo asombroso, y en un l¨ªmite corto de tiempo, el gran dirigente de la verdadera izquierda espa?ola.-
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