El tema de Lara
Olga Ivinskaia, la compa?era de Boris Pasternak, mantiene viva la memoria del escritor
Olga Ivinskaia, la compa?era del escritor Boris Pasternak, autor, entre otras obras, del mundialmente conocido Doctor Zhivago, reside actualmente en un apartamento moscovita, despu¨¦s de que las autoridades sovi¨¦ticas decidieran dejar libre la dacha que ocup¨® con Pasternak, en la localidad de Peredelkino, muy pr¨®xima a Mosc¨². Ahora, la que inspirara el personaje de Lara, se dedica a traducir y a escribir su segundo tomo de memorias, mientras intenta mantener vivo -e idealizado- el recuerdo de Boris Pasternak.
Casi 25 a?os despu¨¦s de la muerte del poeta Boris Pasternak, Olga Ivinskaia, la mujer que le inspirara arrebatados versos de amor y el personaje de Lara en la novela El doctor Zhivago, sigue hoy manteniendo viva la memoria del escritor en un peque?o apartamento moscovita atestado de recuerdos y convertido en centro de peregrinaci¨®n para los nost¨¢lgicos de uno de los muchos universos creativos que existen en la URSS.El apartamento de Olga -dos habitaciones compartidas con un loro, un perro pequin¨¦s y un piano de cola- es, hoy por hoy, uno de los pocos espacios interiores que evocan al premio Nobel sovi¨¦tico, despu¨¦s del desalojo, este mismo oto?o, de la dacha (casa de campo) que Pasternak ocupara junto con su familia en la localidad de Peredelkino, cercana a Mosc¨².
Tras un largo contencioso con la Uni¨®n de Escritores de la URSS -entidad propietaria de la casa-, la vivienda donde el escritor compusiera una buena parte de su obra fue vaciada de todas las pertenencias de Boris Pasternak, enterrado a poca distancia, en el cementerio del pueblo. Muebles, cuadros, libros y objetos de la vida del autor, incluido el piano de cola, fueron sacados a la calle y enviados a un guardamuebles, sin que sirviera de nada la recogida de firmas entre personalidades del mundo cultural ni la proximidad del aniversario de su muerte.
Durante 14 a?os, Olga Ivinskaia fue la protagonista de una turbulenta y apasionada historia que despu¨¦s quedar¨ªa transformada literariamente en El doctor Zhivago. Pese a todas sus turbulencias y crisis, Pasternak no se decidi¨®, sin embargo, a abandonar a su esposa legal, Zinaida Nikolaievna, la madre de su hijo Lonia, que se convirti¨® as¨ª en la atormentada defensora de la instituci¨®n familiar por encima de cualquier circunstancia.
Hoy, Oiga-Lara es tina mujer de 72 a?os (Pasternak, que naci¨® en 1890, le llevaba 22 a?os de diferencia) que conserva a¨²n en su apariencia y su gesto las caracter¨ªsticas que le permitieron convertirse en una mujer-musa, prestar su ser a la obra de otro para vivir a trav¨¦s de ella en el mundo de la creaci¨®n art¨ªstica. Olga-Lara nos recibe vestida con una bata floreada que le llega hasta los pies, calzados con zapatillas de tac¨®n. Una cadena de oro rodea su cuello. El pelo canoso y largo est¨¢ recogido en un mo?o elemental. Los ojos le brillan y tienen un aspecto h¨²medo que se repite en los labios. Cuando fuma, su rostro adquiere un aspecto so?ador. Habla un tanto deshilvanadamente y es consciente de su papel de musa y de la fascinaci¨®n que puede despertar.
'Reh¨¦n de la eternidad'
Las memorias de Olga Ivinskaia, publicadas en Occidente bajo el t¨ªtulo de Reh¨¦n de la eternidad, constituyeron una importante contribuci¨®n al conocimiento de los ambientes literarios rusos en la posguerra, durante la ¨¦poca de Stalin, y despu¨¦s, durante el per¨ªodo de Jruschov, hasta 1960. "Aburrida y enferma", como ella misma dice, Olga Ivinskaia trata de empezar ahora su segundo libro, que pretende ser una especie de versi¨®n sovi¨¦tica de Lo que el viento se llev¨®, de Margareth Mitchell.
"Me parece que mi primer libro no es completo, que me he dejado cosas. Pero hace un a?o que me faltan las fuerzas y que no puedo poner orden en todos los papeles que tengo. Cuando me dispongo a reiniciar la labor no me sale nada. Antes grababa en magnet¨®fono y luego lo escrib¨ªa, pero ahora estoy hecha una ruina".
Iviriskaia quiere escribir la historia de una familia sovi¨¦tica durante los a?os treinta y transmitir con ello "el esp¨ªritu de aquel tiempo terror¨ªfico que ahora parece incre¨ªble, pero que fue verdad, cuando el poder sovi¨¦tico se estaba consolidando y la gente se vigilaba mutuamente y se o¨ªa c¨®mo ven¨ªan a detener a los vecinos por la noche".
Olga Ivinskaia, que conoci¨® a Boris Pasternak cuando trabajaba como jefa del servicio de escritores noveles en la revista Movy Mir, tiene dos hijos de anteriores relaciones sentimentales: Irina, casada con el poeta Vadim Kosovoi, actualmente en Par¨ªs, y Dimitri, tambi¨¦n poeta. Para su hija Irina, Olga es "uno de los ¨²ltimos restos de la verdadera cultura rusa, y si escribiera sobre los a?os treinta ser¨ªa fant¨¢stico, incluso sin incluir sus recuerdos sobre Boris Pasternak".
Olga bebe sorbitos de vino de una copa con reborde dorado. La habitaci¨®n apenas permite moverse. De las paredes cuelgan tapices. e innumerables fotograf¨ªas que reflejan a una mujer bell¨ªsima y a Pasternak, repetido al infinito de todos los humores posibles.
In¨¦dito en la URSS
La publicaci¨®n en Italia de El doctor Zhivago caus¨® un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo en la URSS y desencaden¨® una campa?a contra Pasternak. Hoy, el libro sigue sin publicarse en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y s¨®lo los poemas dedicados a Lara que concluyen la obra han podido ver la luz en el pa¨ªs. "Por ahora no hay esperanza de publicarlo. Van a hacer una edici¨®n de dos tomos de Pasternak, como hicieron con Marina Svetaeva. En el primero de ellos estar¨¢ toda la prosa, excluyendo El doctor Zhivago, y en el segundo, los poemas".
Para Ivinskaia, El doctor Zhivago no es una novela antisovi¨¦tica por que Pasternak no pretend¨ªa ser antisovi¨¦tico. "Despu¨¦s del ruido que se ha organizado es casi inimaginable que el libro pueda ser publicado en la URSS. Hubiera podido serlo antes del esc¨¢ndalo con alg¨²n pr¨®logo que pusiera morado al autor, pero algunos funcionarios analfabetos de la ¨¦poca de Jruschov consideraron que el libro era antisovi¨¦tico".
La pel¨ªcula El doctor Zhivago, con Omar Shariff y Julie Christie le pareci¨® a Olga (que la vio en v¨ªdeo? una cinta "encantadora", aunque hab¨ªa all¨ª "trucos descarados", como, por ejemplo, el "guapo Omar Shariff vestido con una camisa limp¨ªsima en medio de un mugre espantosa".
Cuatro a?os de c¨¢rcel
La relaci¨®n con Boris Pasternak le cost¨® a Olga Ivinskaia no s¨®lo tremendos desequilibrios emocionales, sino tambi¨¦n cuatro a?os de c¨¢rcel durante el estalinismo (de 1949 a 1953). Muerto ya el escritor, Ivinskaia ha visto su casa registrada en dos ocasiones y le han sido confiscados materiales que pertenecieron a Pasternak. Con todo, las relaciones con el poder sovi¨¦tico han llegado a un cierto compromiso. "Me dan una pensi¨®n de 120 rublos en mi calidad de traductora de poes¨ªa y me publican el trabajo. Este a?o ha aparecido un libro de un poeta georgiano que mayoritariamente ha sido traducido por m¨ª. Pertenezco al sindicato de los poetas-traductores, y me invitan a conferencias pol¨ªticas y tambi¨¦n a nadar a la piscina. As¨ª que parece que no me puedo quejar. La vida activa est¨¢ lejos de m¨ª. Se me va el tiempo en tomar medicamentos y medirme la presi¨®n".
En la boca de Olga, la figura de Pasternak se desborda y se idealiza. En sus memorias escrib¨ªa que Pasternak era el hombre "m¨¢s generoso del mundo", al cual "le fue dado el derecho de hablar en nombre de las nubes, las estrellas y el viento y que encontr¨® palabras eternas para evocar la pasi¨®n viril y la debilidad femenina". Mirando hacia el pasado, Ivinskaia asegura que "volver¨ªa a repetir todos los momentos que pasamos juntos. Son sentimientos que no se han marchitado. Todo sigue vivo. Era una persona tan clara, tan limpia, que con ¨¦l hasta los momentos m¨¢s negros parec¨ªan luminosos".
Babelia
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