Mongolia trata de superar las secuelas del subdesarrollo
La Rep¨²blica Popular de Mongolia, la tierra del legendario Gengis Jan, encajonada entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y China, en el coraz¨®n de Asia, trata a marchas forzadas de superar las secuelas del subdesarrollo y acortar las distancias que la separan de sus aliados europeos en el marco del Comecon (mercado com¨²n socialista), para lo que cuenta con una nueva direcci¨®n pol¨ªtica, tras el cese, el pasado verano, del m¨¢ximo dirigente Yumzhagiyn Tsedenbal, de 68 a?os, "por motivos de salud" y con "consentimiento propio". La corresponsal de EL PAIS visit¨® recientemente Mongolia
Considerada, junto a Vietnam y Cuba, como uno de los hermanos pobres en el conjunto de aliados de la. URSS, Mongolia inspira su organizaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural en modelos importados de la URSS, pa¨ªs que le presta una intensa y decisiva ayuda material y mantiene estacionadas cuatro divisiones en territorio del pa¨ªs."El principal m¨¦rito del Estado socialista mongol es haber sacado de la miseria y el hambre al pa¨ªs", opina un residente comunista en Ulan Bator, para quien el feudalismo y el budismo en su variante tibetana son los grandes responsables del subdesarrollo que reinaba en Mongolia a principios de siglo. Para un observador europeo occidental, Mongolia aparece como un pa¨ªs fuera de los circuitos de las tarjetas de cr¨¦dito, los tel¨¦fonos autom¨¢ticos y los programas de televisi¨®n diarios, donde las dependientas ignoran horarios, y las revistas, fechas habituales de publicaci¨®n.
Fomento a la natalidad
En diciembre, a 25? bajo cero, un sol radiante brilla sobre Ulan Bator, la capital mongola, que, con sus 435.000 habitantes seg¨²n los datos oficiales, es la m¨¢xima concentraci¨®n urbana e industrial del pa¨ªs. Mongolia es uno de los Estados menos poblados del mundo. Repartidos desigualmente por el territorio, los 1,8 millones de mongoles llegan a una densidad media de algo m¨¢s de un habitante por kil¨®metro cuadrado y a veces, como en el desierto de Gobi, al Sur, ni siquiera a esa cifra. La mitad de la poblaci¨®n, antes eminentemente n¨®mada, vive todav¨ªa del campo, especialmente de la ganader¨ªa.Para superar la insuficiencia de mano de obra, la pol¨ªtica oficial favorece a las familias numerosas y prev¨¦ que la poblaci¨®n actual se duplique para el a?o 2000. La falta de anticonceptivos, la reducci¨®n de la mortalidad infantil y la mejora de las condiciones sanitarias est¨¢n surtiendo efecto. Tres o cuatro hijos por familia son un promedio normal, y el 80% de la poblaci¨®n tiene menos de 35 a?os, lo que obliga a mantener dos turnos en las escuelas ante la insuficiencia de instalaciones y maestros.
Un vientecillo g¨¦lido barre las nubes sobre el cielo de Ulan Bator e imprime dinamismo a los transe¨²ntes, que deambulan vestidos muchos de ellos con sus trajes regionales de invierno, una especie de caftanes forrados de piel y abotonados a un lado. El tr¨¢fico rodado, integrado por jigulis (versi¨®n sovi¨¦tica del Fiat 127), volgas y jeeps de la misma fabricaci¨®n y autobuses de procedencia centroeuropea es escaso. En los taxis, los contadores llevan indicado el precio en rublos y kopeks. Nadie se ha tomado la molestia de cambiar la inscripci¨®n, aunque, en realidad, aqu¨ª se paga en tugriks, la moneda nacional mongola (algo m¨¢s de tres tugriks equivalen a un d¨®lar norteamericano). Rodeada de suaves colinas, Ulan Bator extiende sus edificios grises, de dos o tres pisos y apariencia desangelada, por una amplia superficie. En las afueras, unas cercas met¨¢licas ocultan las concentraciones suburbiales de yurtas, la vivienda t¨ªpica de los pastores n¨®madas mongoles, construidas a base de un armaz¨®n de madera y, una cubierta de pa?o. En estos poblados de yurtas urbanas se aglomeran, seg¨²n fuentes residentes, la mitad de los habitantes de la ciudad, muchos de ellos en situaci¨®n clandestina y sin trabajo fijo.
El ¨¦xodo del campo a la ciudad, un fen¨®meno masivo que los controles en carreteras y estaciones de ferrocarril no consiguen frenar, elevan la poblaci¨®n de Ulan Bator a m¨¢s de 700.000 habitantes, seg¨²n fuentes residentes. "Llegan por la noche, de inc¨®gnito, campo a trav¨¦s, con sus palos y sus rollos de fieltro. En unas cuantas horas han montado la yurta y al d¨ªa siguiente est¨¢n ya instalados en la ciudad, donde la vida que les espera tampoco va a ser f¨¢cil", se?alan las fuentes.
Descontextualizados, api?ados y faltos de condiciones sanitarias y de habitabilidad, los poblados de yurtas constituyen fuentes de marginaci¨®n, delincuencia y alcoholismo, seg¨²n se?alan los medios consultados. No sorprende, pues, que una de las prioridades del desarrollo mongol pase en la actualidad por la construcci¨®n de viviendas, pese a que los planes de este sector no llegan a cumplirse, seg¨²n manifest¨® recientemente el m¨¢ximo dirigente del pa¨ªs, Zhambyn Batmunj, primer secretario del partido comunista y desde este mes presidente del Presid¨ªum del Jural Popular (soviet supremo mongol).
La prioridad de la relaci¨®n con la URSS impregna distintos aspectos de la vida en Mongolia. En el centro de Ulan Bator, cerca de la estatua de Lenin que preside la principal plaza de la ciudad, una enorme fotograf¨ªa de Konstant¨ªn Chernenko y una cita suya dan testimonio de la amistad mongolo-sovi¨¦tica. En otros dos lugares de la capital, sendas estatuas de Josif Stalin apoyan el argumento. Los mongoles est¨¢n muy agradecidos a Stalin, porque "hizo'mucho por nosotros", seg¨²n afirmaba una funcionaria del Ministerio del Exterior. En 1939, cuando los japoneses invadieron la zona del r¨ªo Jaljin-Gol y penetraron en territorio mongol, tropas expedicionarias sovi¨¦ticas dirigidas por el mariscal Zukov rechazaron la ofensiva, bas¨¢ndose en el acuerdo de ayuda mutua firmado por los dos pa¨ªses en 1936.
Del feudalismo a la democracia
En noviembre de este a?o, una delegaci¨®n sovi¨¦tica presidida por V¨ªctor Grishin, el jefe de la organizaci¨®n del partido comunista sovi¨¦tico en Mosc¨², estuvo en Ulan Bator para celebrar el 60? aniversario de la existencia de la Rep¨²blica Popular de Mongolia, una de cuyas caracter¨ªsticas es, seg¨²n el discurso oficial, el tr¨¢nsito desde el feudalismo a la democracia y el socialismo sin haber pasado por una fase capitalista.Un gran mural del encuentro entre Chernenko y Zhambyn Batmunj en el Kremlin el pasado octubre preside la exposici¨®n conmemorativa de los ¨¦xitos econ¨®micos de estos 60 a?os: jerseis y prendas de lana de cachemira que se exportan o se venden en divisas en las tiendas libres de impuestos, objetos de cuero y piel, distintos tipos de embutidos, varias verduras (coles, cebollas, zanahorias, tomates, ajos, cereales, una gama de productos qu¨ªmicos elementales y zapatos deportivos son algunas de las cosas que se muestran en las vitrinas.
Sin embargo, buena parte de los objetos que se pueden comprar en las tiendas sin escaparates de Ulan Bator son de producci¨®n sovi¨¦tica. La industria mongola, incluso la alimenticia, est¨¢ muy lejos todav¨ªa de poder satisfacer las necesidades del pa¨ªs. El comercio exterior mongol se centra casi exclusivamente en los pa¨ªses socialistas (aproximadamente el 95% del total). El porcentaje principal corresponde a la URSS, que exporta maquinaria, instalaciones, t¨¦cnicas e industriales, veh¨ªculos, aviones y energ¨ªa, entre otras cosas. A cambio, Mongolia ven de concentrado de cobre y molibdeno y productos derivados de la ganader¨ªa. Miles de especialistas sovi¨¦ticos -unos 10.000, seg¨²n fuentes residentes- trabajan en territorio mongol en el marco de la cooperaci¨®n mutua, planeada hasta finales de siglo. El espectro de actividades es ampl¨ªsimo y va desde la ayuda en el desarrollo del ballet y la ¨®pera o el circo hasta la miner¨ªa, la ganader¨ªa y la industria. Adem¨¢s, hay en Mongolia varios centenares de expertos de los pa¨ªses del Comecon m¨¢s avanzados y ricos -RDA, Checoslovaquia y Hungr¨ªa- que trabajan en proyectos conjuntos en el marco del Comecon.
Los programas de desarrollo dan prioridad a la industria de transformaci¨®n y alimenticia relacionada con la ganader¨ªa y tambi¨¦n a las actividades mineras. En el sector relacionado con la ganader¨ªa, Espa?a podr¨ªa tener alguna participaci¨®n dentro del escaso porcentaje que Mongolia dedica a su comercio con Occidente. Durante la acreditaci¨®n del embajador de Espa?a en Mongolia, Jos¨¦ Luis Xifra de Ocerin (tambi¨¦n embajador en Mosc¨²), el pasado noviembre, los mongoles se mostraron interesados por la t¨¦cnica espa?ola para el tratamiento de pieles y la transformaci¨®n agro-industrial.
Un equipo de tecn¨®cratas
En el campo minero, el territorio mongol, riqu¨ªsimo en minerales raros y en carb¨®n, es considerado como el dep¨®sito estrat¨¦gico del Comecon. En este ¨¢mbito, los mongoles muestran con orgullo el combinado de cobre y molibdeno erdenet, considerado un hito en el proceso de industrializaci¨®n del pa¨ªs y realizado con ayuda sovi¨¦tica. Erdenet, que fue inaugurado en 1978 por Tsedenbal y Batrnunj, a la saz¨®n presidente del Consejo de Ministros, supone actualmente el 40% de las exportaciones totales mongolas.Los planes de desarrollo de Mongolia hasta finales de siglo coinciden con la llegada a la direcci¨®n pol¨ªtica de lo que se considera un equipo de tecn¨®cratas dispuesto a ¨ªmpulsar econ¨®micamente el pa¨ªs. Tanto Zhambyn Batmunj, de 58 a?os, como el nuevo primer ministro, Dumangijn Sodrioni, son economistas de formaci¨®n. Sodnom, que entr¨® en el Politbur¨® del partido comunista mongol un d¨ªa antes de ser nombrado jefe de Gobierno, tiene una amplia experiencia de gesti¨®n al haber ocupado, entre otros cargos, la direcci¨®n de la comisi¨®n estatal de planificaci¨®n (equivalente al Gosplan sovi¨¦tico).
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