Una buena esp¨ªa mal aprovechada
Lassiter es una t¨ªpica pel¨ªcula de aventuras, centrada en un protagonista ladr¨®n de guante blanco, que transcurre en medio de ambientes lujosos, con robos imposibles y propietarios y polic¨ªas burlados.Adem¨¢s, como guinda sobre la tarta, la historia que cuenta Lassiter tiene algunas connotaciones pol¨ªticas, y el nuevo Rocambole es en la pel¨ªcula v¨ªctima de un chantaje, por lo que se ve forzado a comportarse como un h¨¦roe a su pesar, sustrayendo de manos de los nazis unos diamantes cuyo destino ¨²ltimo era financiar una red de espionaje al servicio del Tercer Reich.
T¨®picos y costurones
Lassiter
Director: Roger Young. Int¨¦rpretes: Tom Selleck, Jane Seymour, Lauren Hutton,Bob Hoskins, Joe Regalbuto. Gui¨®n: David Taylor. Fotograf¨ªa: Gil Taylor. M¨²sica: Ken Thonne. Producci¨®nbrit¨¢nica, realizada en 1984. Estreno en los cines Pompeya, Gayarre y Sainz de Baranda. Madrid.
El guionista de Lassiter se ha limitado a ensamblar una serie de t¨®picos, de situaciones y de acciones que ya han sido vistos hasta la saciedad en otros t¨ªtulos precedentes, como si su trabajo consistiera en ser un ¨¦mulo del doctor Frankenstein y con fragmentos dispersos intentara hacer surgir un cuerpo vivo. De nuevo se observan los s¨ªntomas de rechazo en un trasplante tan masivo como poco cuidadoso.Estos s¨ªntomas de rechazo aparecen a los pocos minutos de iniciada la proyecci¨®n, y el filme va convirti¨¦ndose a medida que avanza en una especie de monstruo sin ninguna gracia, que imita malamente los gestos de sus mayores. Las costuras llegan a hacerse angustiosas hacia el final de la pel¨ªcula, cuando no se sabe c¨®mo sacar al protagonista de la embajada hitleriana ni qu¨¦ demonios hacer con el personaje que interpreta Lauren Hutton.
En realidad, lo ¨²nico que sostiene en pie a Lassiter es la mirada bizqueante de Lauren Hutton, convertida aqu¨ª en una esp¨ªa adicta a la coca¨ªna, malvada, ninf¨®mana, s¨¢dica y nazi, c¨®ctel que, una vez m¨¢s, une la perversi¨®n pol¨ªtica con la sexual, en una s¨ªntesis m¨¢s que discutible pero que viene siendo repetida ¨²ltimamente en infinidad de pel¨ªculas y obras.
La idea por la que al fanatismo ario hay que atribuirle la posibilidad de liberar todas las represiones -recu¨¦rdese en este sentido El portero de noche, de Liliana Cavani, pero tambi¨¦n los comics en los que miembros de la Gestapo organizan grandes org¨ªas-, no s¨®lo es falsa, sino que causa cierta inquietud verla asumida como un lugar com¨²n, como un t¨®pico m¨¢s, como una verdad que ya ni sorprende a nadie.
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