Un paso adelante de la cardiolog¨ªa
A pesar de los notables y a veces espectaculares avances realizados por la cirug¨ªa cardiovascular, no hay que olvidar que la principal forma de atacar las afecciones cardiacas es la prevenci¨®n, seg¨²n tesis que expone el autor de este art¨ªculo, defensor de la medicina preventiva, que desde el silencio de los diagn¨®sticos precoces permite combatir con mayor eficacia a la en fermedad.
A causa de la espectacular sustituci¨®n de corazones irreversiblemente enfermos por otros procedentes de una persona sana -o de un mandril-, o por una ingeniosa m¨¢quina de bombeo constante, la cirug¨ªa cardiaca ha recobrado una actualidad que puede desviar la visi¨®n del no m¨¦dico y tambi¨¦n de algunos m¨¦dicos hacia las actuaciones desesperadas que pretenden ganar ¨²nicamente la batalla final contra las enfermedades cardiacas.Por deseadas, deben ser bien recibidas todas las tecnolog¨ªas que permitan a la medicina solventar situaciones extremas, pero no debe olvidarse ajustar bien el enfoque; la mejor medicina contra los ataques cardiacos es la prevenci¨®n.
La cardiolog¨ªa preveritiva hace tiempo que ha dejado de ser un bien a conseguir y sus favorables resultados est¨¢n en la calle por haber logrado frenar y disminuir, en los ¨²ltimos a?os, la incidencia de las enfermedades coronarias, que durante las d¨¦cadas anteriores hab¨ªan crecido hasta esa desdichada posici¨®n de ser la principal causa de mortalidad en las sociedades, desarrolladas.
La metodolog¨ªa de prevenci¨®n, actualmente acreditada en cardiolog¨ªa, se basa en la detecci¨®n precoz y de forma individual de los a conocidos factores de riesgo. Js -tos se identifican a trav¨¦s del chequeo, entendiendo ¨¦ste como la acepci¨®n popular del acto m¨¦dico voluntariamente practicado en pleno estado de salud.
El chequeo, cuando se practica de manera orientada -no como un mero c¨²mulo de datos, par¨¢metros y constantes biol¨®gicas-, proporciona un diagn¨®stico de situaci¨®n con el que el hombre debe enfrentarse inteligentemente en la forma menos m¨¢gica posible, es decir, con la clara intenci¨®n de conocerse mejor. Muchos de esos factores de riesgo son simplemente h¨¢bitos tan extendidos como el sedentarismo o una alimentaci¨®n inadecuada, que exigen una reinodelaci¨®n personalizada.
Esas revisiones, peri¨®dicamente mantenidas y a ser posible por el mismo m¨¦dico, constituyen el punto de partida de las razonables garant¨ªas que la cardiolog¨ªa ofrece en nuestros d¨ªas, para evitar un inesperado ataque card¨ªaco que trunque los planes a desarrollar por una vida humana en plena madurez.
Desde siempre, la medicina obtiene sus datos objetivos a trav¨¦s de la exploraci¨®n directa y en tiempo presente. Auscultando, percutiendo, analizando la sangre u observando con rayos X, el m¨¦dico se forma una imagen de presente; interpretando lo ocurrido hasta entonces, deduce una evoluci¨®n que intentar¨¢ modificar favorablemente con sus indicaciones terap¨¦uticas.
Como a trav¨¦s de un catalejo
Cuando en la d¨¦cada de los sesenta Norman J. Holter, un ingeniero californiano, desarroll¨® un m¨¦todo para estudiar el coraz¨®n del hombre "como se observa el vuelo de los p¨¢jaros a trav¨¦s de un catalejo", alcanz¨® un logro importante, sin duda, para la ingenier¨ªa electr¨®nica, pero -parafraseando a Neil Armstrong, al pisar por vez primera el suelo lunar- la medicina dio un salto adelante de insospechada trascendencia.
A trav¨¦s de la tecnolog¨ªa de Holter se ha podido acu?ar un nuevo t¨¦rmino, la cronocardiograf¨ªa cin¨¦tica, que permite acumular datos objetivos, obtenidos fuera del recinto m¨¦dico, sobre el comportamiento rardiaco en las m¨¢s diversas situaciones y mientras se desarrolla la vida normal. Por su autenticidad, estos hechos proporcionan el mejor conocimiento del riesgo que cada uno corre en su particular peripecia vital.
Mara?¨®n, en su libro Patolog¨ªa e higiene de la emoci¨®n publicado en 1923, se?ala: "Un observador provisto de aparatos delicados podr¨ªa comprobar en m¨ª cambios muy fijos del ritmo de las pulsaciones, desviaciones muy t¨ªpicas de la presi¨®n arterial, etc¨¦tera", realizando un aut¨¦ntico vaticinio del m¨¦todo de Holter, que ha conseguido con sus aparatos identificar en forma objetiva las ¨ªntimas reacciones de cada persona.
Las relaciones entre cerebro y coraz¨®n son todav¨ªa un cap¨ªtulo muy en mantillas a causa de ese defecto tan extendido entre los cient¨ªficos de desarrollar sus investigaciones en compartimientos estancos. Es de esperar que, en los pr¨®ximos a?os, la cronocardiografia proporcionar¨¢ datos que obligar¨¢n a ser le¨ªdos conjuntamente por neur¨®logos y cardi¨®logos. En el mejor conocimiento de estas relaciones se encuentra la explicaci¨®n que permita entender situaciones, hoy d¨ªa misteriosas, de las acciones del mundo de los sentidos sobre la noble v¨ªscera card¨ªaca.
Lo que el hombre siente, disfruta o padece, no es exactamente lo que refiere de entre sus recuerdos al m¨¦dico. Por este motivo, tiene tanto valor diagn¨®stico el que hoy d¨ªa se pueda conocer e interpretar, latido a latido, la reacci¨®n del coraz¨®n ante cada una de las vivencias de? quehacer cotidiano.
La medicina, en el decir de La¨ªn Entralgo, es "filia temporis". Por eso es hoy, y no antes, cuando se ha podido interpretar desde un punto de vista preventivo acontecimientos familiares, laborales, de sue?o, deporte o simplemente del tr¨¢fico, considerados como normales y que de tales pueden tener poco, seg¨²n se desprende en los estudios del comportamiento del coraz¨®n durante los mismos en determinadas personas.
La prevenci¨®n m¨¦dica no es espectacular y sus m¨¦todos, incruentos, tampoco lo son; pero exige cada d¨ªa un mayor alcance para librar tantas vidas como puede de un torcido destino de origen cardiaco. es ciertamente, y a trav¨¦s de t¨¦cnicas como la relatada, la forma en que la medicina puede seguir aportando positivamente al bienestar de la humanidad.
es doctor en medicina y cirug¨ªa, especialista en cardiolog¨ªa preventiva y premio nacional de investigaci¨®n Ram¨®n y Cajal
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