Diez d¨ªas de 'rock' en R¨ªo
Gigantesco festival de m¨²sica en Brasil organizado para acoger a dos millones de espectadores
ERIC NEPOMUCENO Cuando dentro de pocos d¨ªas -a las seis de la tarde del viernes 11- el cantante brasile?o Ney Matogroso suba al gigantesco escenario armado en medio de un ¨¢rea cuyo tama?o excede al de 13 canchas de f¨²tbol, estar¨¢ inaugurado el primer Rock in R¨ªo, el festival de rock que espera reunir a lo largo de 10 d¨ªas a m¨¢s de dos millones de espectadores.
Los organizadores del festival esperan un p¨²blico superior a 200.000 personas por d¨ªa. Cuando faltaban nueve d¨ªas para el inicio del festival, ya hab¨ªa sido vendido m¨¢s de medio mill¨®n de entradas.
Para asegurar el ¨¦xito de la empresa, que cost¨® a sus patrocinadores alrededor de 11 millones de d¨®lares (1.870 millones de pesetas), una especie de miniciudad fue construida en la regi¨®n de Tijuca, a unos 20 kil¨®metros al sur de R¨ªo de Janeiro, frente al mar y cercada de colinas cubiertas de ¨¢rboles. Aunque realizado al aire libre, el festival de R¨ªo tendr¨¢ un sistema de sonido e iluminaci¨®n comparable al de las mejores casas de espect¨¢culos.
3.000 reflectores
La mayor parte de los m¨¢s de 3.000 reflectores de luz estar¨¢ permanentemente dirigida al p¨²blico, considerado parte fundamental del espect¨¢culo visual en un festival de rock. Cada noche, el local donde se realice el Rock in R¨ªo estar¨¢ consumiendo dos millones de vatios, energ¨ªa suficiente para alumbrar una ciudad de 60.000 habitantes. A lo largo de las seis horas de espect¨¢culo diario, la platea ser¨¢ bombardeada por 100 decibelios de sonido, distribuidos por 120 cajas ac¨²sticas estrat¨¦gicamente colocadas en el terreno cubierto de c¨¦sped. Nada de eso, desde luego, tendr¨ªa mayor impacto si el festival no contara tambi¨¦n con algunos de los m¨¢s respetados nombres vinculados al rock en todo el mundo. Y tampoco en ese aspecto los organizadores han sido descuidados.
Exigencias de las estrellas
Vendr¨¢n grupos como Queen, Iron Maiden, Whitesnake, el jazzista Al Jarreau, el baladista James Taylor, el cantante George Benson, las muchachas del grupo Gogo, la alemana Nina Hagen, el ingl¨¦s Rod Stewart, Ozzy Osbourne, los grupos Scorpions, AC/DC, los B-52, y, como grandes estrellas de esa constelaci¨®n del rock, los muchachos del grupo Yes. Como suele ocurrir en esa clase de reuni¨®n de astros, no han sido divulgados los precios cobrados por los participantes, pero los organizadores admiten que por lo menos cuatro de esas estrellas -el cantante George Benson, el ingl¨¦s Rod Stewart y los grupos Queen y Yes- recibir¨¢n alrededor de 100.000 d¨®lares (diecisiete millones de pesetas) por las dos presentaciones que har¨¢n en R¨ªo.
Adem¨¢s de los d¨®lares est¨¢n, por supuesto, las exigencias t¨ªpicas de las estrellas: Rod Stewart exigi¨® en su contrato recibir una docena de balones de f¨²tbol; la alemana Nina Hagen exigi¨® acomodaciones especiales para la ama de su peque?a hija, Cosma. El estadounidense George Benson exigi¨® champa?a Don Perignon, pero tuvo que contentarse con cava brasile?a. Esos obst¨¢culos han sido superados y, faltando nueve d¨ªas para la inauguraci¨®n oficial del festival, los organizadores han logrado presentar a la Prensa las instalaciones pr¨¢cticamente finalizadas. Han sido contratados 750 guardias especiales para garantizar la seguridad del p¨²blico y vigilar de cerca el consumo de drogas. Todo suena gigantesco en ese festival. Habr¨¢ 500 ba?os p¨²blicos, por ejemplo.
Los que buscan una comparaci¨®n inmediata entre lo que pretenden los organizadores del Rock in R¨ªo y lo que ocurri¨® en 1969 en el legendario festival de rock de Woodstock, en Estados Unidos, encontrar¨¢n mucha distancia. En primer lugar, el rock de 1985 no tiene mucho que ver con aquel rock de los a?os sesenta. El rock actual est¨¢ mucho m¨¢s cercano a los ordenadores que a los solos de guitarra del antol¨®gico Jimmy Hendrix. En el festival de R¨ªo habr¨¢ una selecta muestra de las muchas tendencias del rock actual. Todo eso, en el auge del verano carioca, tiene todos los ingredientes para transformarse en la receta de un gran ¨¦xito. El festival fue organizado en solamente cinco meses, y los promotores ya est¨¢n preparados para repetir la dosis en los pr¨®ximos a?os.
Coincidencia del presidente
Sin embargo, no todo han sido rosas para los organizadores del Rock in R¨ªo, el festival m¨¢s esperado del ya casi anciano joven movimiento del rock internacional. Surgieron cr¨ªticas se?alando que lo m¨¢s indicado ser¨ªa realizar un gran encuentro de m¨²sica brasile?a, o un festival mundial de m¨²sica negra. Otras voces observan que los d¨ªas 11 al 20 de enero coinciden con un per¨ªodo crucial en la historia del pa¨ªs: la elecci¨®n del primer civil para la presidencia despu¨¦s de 21 a?os de r¨¦gimen militar.
Nada de eso, desde luego, preocupa a los adeptos del rock. Para la noche del 15 de enero -fecha de elecci¨®n del nuevo presidente- el grupo brasile?o Bar¨®n Rojo ya anunci¨® que dedicar¨¢ su presentaci¨®n a los nuevos tiempos que se abren para el pa¨ªs. Brasil tendr¨¢ probablemente esa noche, con mucho rock, un presidente de 73 a?os de edad. Pero al igual que el rock, ser¨¢ finalmente un civil.
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