El juicio de Varsovia
EL VERANO pasado, la opini¨®n p¨²blica internacional estaba pendiente del inicio, en Varsovia, del juicio contra Jacek Kuron y sus compa?eros, dirigentes del KOR y consejeros de Solidaridad, acusados de conspirar contra la seguridad del Estado; se anunciaba como el cl¨¢sico proceso de opini¨®n, en un Estado totalitario, contra opositores o discrepantes, culpables de defender pol¨ªticas no oficiales. Pero ese proceso se interrumpi¨® al poco de empezar; la amnist¨ªa. decretada por el Gobierno del general Jaruzelski puso en libertad a los acusados.Ahora se est¨¢ celebrando en Varsovia un proceso completamente diferente: se sientan en el banquillo de los acusados dos tenientes, un capit¨¢n y un coronel de las fuerzas de orden p¨²blico; son los culpables (alguno de ellos lo ha confesado ya) del secuestro y del asesinato de un sacerdote, Popieluszko, que se hab¨ªa convertido, por la audacia de sus homil¨ªas, en el s¨ªmbolo del prohibido sindicato Solidaridad.
Hace falta reconocer que el Gobierno ha actuado en este caso con particular diligencia. En un plazo de 11 d¨ªas, a partir de su desaparici¨®n, el cad¨¢ver del sacerdote Popieluszko fue descubierto y tres oficiales de la polic¨ªa detenidos. La instrucci¨®n del proceso ha tardado menos de dos meses. Cumple agregar que el juicio se est¨¢ celebrando con bastantes garant¨ªas; los familiares de la v¨ªctima han podido designar un acusador privado; aunque solamente ocho corresponsales extranjeros han sido acreditados, la publicidad del juicio es real; la Prensa polaca le dedica amplias informaciones. La poblaci¨®n est¨¢ pendiente de lo que va a ocurrir, sobre todo porque algunos de los acusados, desde sus primeras declaraciones, dicen que han actuado convencidos de que cumpl¨ªan "¨®rdenes de arriba". ?Hasta d¨®nde llegan las responsabilidades por el crimen? ?En qu¨¦ medida ser¨¢n descubiertas?
Este juicio es, en s¨ª, un fen¨®meno completamente at¨ªpico en un pa¨ªs del llamado socialismo real. Ser¨ªa inimaginable, por ejemplo, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Por eso mismo ayuda a comprender la peculiaridad de la situaci¨®n que vive actualmente Polonia. Parte del bloque sovi¨¦tico, incluso parte esencial por razones obvias; encuadrada, al menos formalmente, en el sistema de servidumbres que se resumen en el concepto de "papel dirigente del partido", Polonia est¨¢ conociendo un proceso profundo de degeneraci¨®n de ese sistema, de descomposici¨®n del modelo sovi¨¦tico. El partido, como pieza decisiva del Estado, ha quedado pr¨¢cticamente sin poder; quien lo detenta de modo efectivo es el Ej¨¦rcito. A la vez, la sociedad conoce un despertar, un alto nivel de conciencia, derivado sobre todo de la experiencia de Solidaridad, un sindicato que lleg¨® a agrupar a 10 millones de trabajadores.
El Gobierno encabezado por el general Jaruzelski -a la vez primer secretario del partido- logr¨® con la amnist¨ªa del verano pasado crear un equilibrio sui g¨¦neris. Rechaz¨® la oferta de di¨¢logo que hizo Solidaridad, pero ha intensificado sus contactos con la Iglesia. La oposici¨®n hace reuniones, publica cientos de revistas, libros, peri¨®dicos; pero evita el choque frontal.
Cuando, en ese clima, tuvo lugar en octubre de 1984 el asesinato del cura Popieluszko, la intencionalidad pol¨ªtica no pod¨ªa ofrecer ni la m¨¢s m¨ªnima duda. Nadie pod¨ªa atreverse a considerarlo como un acto de locura y sadismo de tres oficiales de la polic¨ªa, miembros los tres de la misma secci¨®n del Ministerio del Interior. El prop¨®sito pol¨ªtico, que estaba en el trasfondo del crimen, no iba dirigido solamente contra la Iglesia, sino contra Jaruzelski; contra una pol¨ªtica considerada excesivamente liberal por los sectores m¨¢s duros del partido; ¨¦stos han perdido el poder, pero siguen teniendo conexiones, poderes, en determinadas zonas, y en concreto, en el aparato de seguridad. Precisamente Jaruzelski coloc¨® a jefes del Ej¨¦rcito en altos cargos de la polic¨ªa; pero es obvio que no ha logrado controlarla totalmente. Se habla de guerra entre verdes (el uniforme del Ej¨¦rcito) y azules (el uniforme de la polic¨ªa).
Al mismo tiempo, otro factor que es imposible desconocer es la lucha, en el seno de los ¨®rganos dirigentes del partido, entre un sector dogm¨¢tico contra lo que Jaruzelski representa. Pero no se ha establecido un v¨ªnculo formal entre esta lucha, m¨¢s o menos solapada, y el asesinato de Popieluszko. Sin embargo, el miembro del Bur¨® Pol¨ªtico responsable de supervisar los servicios de seguridad, general Milewski, ha sido destituido de ese cargo, aunque sin perder su rango en el Bur¨®.
Lo que aparece con claridad es que el desarrollo del juicio est¨¢ apuntando hacia la existencia de responsabilidades en altos cargos del Ministerio del Interior, hasta el nivel de viceministro. Al mismo tiempo, la actitud de Jaruzelski parece orientarse a debilitar a¨²n m¨¢s, en esta coyuntura, a los sectores del partido m¨¢s dogm¨¢ticos y cerriles; sectores que vienen combati¨¦ndole con diversos procedimientos. En todo caso, el resultado del juicio tendr¨¢ bastante influencia sobre el futuro de Polonia. S¨®lo si se confirma una voluntad del poder de descubrir la verdad y de aplicar la justicia cabe imaginar una evoluci¨®n dialogante en Polonia.
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