Un largo proceso con pocas novedades
Los sovi¨¦ticos aseguran que las negociaciones que se acuerden en Ginebra ser¨¢n absolutamente nuevas, pero en realidad lo ¨²nico nuevo ser¨¢ la guerra del espacio. Las conversaciones sobre armas estrat¨¦gicas son continuaci¨®n del proceso SALT, iniciado en 1972, y las relativas a armas de medio alcance o euromisiles son las herederas directas de las seis rondas que mantuvieron el norteamericano Paul Nitze y el sovi¨¦tico Yuli Kvitsinsky entre noviembre de 1981 y noviembre de 1984.Mosc¨² afirma que no tienen nada que ver, simplemente para salvar la cara. Hasta ahora siempre hab¨ªa asegurado que no negociar¨ªa sobre euromisiles si los aliados europeos proced¨ªan a instalar los nuevos cohetes de crucero. La OTAN, con problemas y discusiones internas, ha logrado mantener, sin embargo, su compromiso y la URSS ha tenido que volver a la mesa de negociaciones pese a que el Reino Unido e Italia han recibido ya las primeras unidades.
En el campo de las armas nucleares de medio alcance (Intermedial Nuclear Forces, INF, que fueron conocidas en su momento con el sugestivo nombre de armas nucleares de teatro) pareci¨® que se lograban unas m¨ªnimas bases de acuerdo en el verano de 1982, en el famoso paseo en el bosque que mantuvieron Nitze y Kvitsinsky. Reagan modific¨®, por primera vez, su oferta inicial, llamada opci¨®n cero, completamente inaceptable para la URSS y que supon¨ªa la destrucci¨®n de los SS-20 (hay desplegados actualmente m¨¢s de 378, con 1.134 cabezas nucleares). Mosc¨² asegura que necesita estas armas no s¨®lo frente a la OTAN sino tambi¨¦n para defender su frontera con China.
Al aceptar que era posible hablar de reducci¨®n, el presidente norteamericano abri¨® la puerta a nuevas discusiones, pero las esperanzas quedaron pronto frustradas. Schultz y Gromyko volver¨¢n a aquel punto de partida, con una ¨²nica novedad. El ministro sovi¨¦tico tiene que aceptar el hecho consumado de que los misiles de crucero ya est¨¢n en Europa y de que no hay movimiento pacifista capaz de impedir el despliegue de las 572 unidades aprobadas por la Alianza Atl¨¢ntica en 1979.
La Uni¨®n Sovi¨¦tica intentar¨¢ introducir dos elementos: discutir tambi¨¦n de los aviones norteamericanos de radio medio estacionados en Europa occidental (capaces de transportar armas nucleares), lo que Washington parece tener ya asumido, e incluir en el recuento de fuerzas nucleares intermedias los arsenales brit¨¢nico y franc¨¦s, a lo que se niega Washington. Tanto Francia como el Reino Unido mantienen una fuerza nuclear propia, que no depende directamente de la Alianza Atl¨¢ntica y que tiene por objetivo "defender sus propios intereses estrat¨¦gicos".
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