El hombre m¨¢s a la derecha de la izquierda
La mayor concentraci¨®n humana de que los cariocas tienen memoria se materializ¨® el pasado mes de abril cuando mill¨®n y medio de brasile?os desbord¨® la avenida de Rio Branco para pedir elecciones presidenciales directas ya: "Ja, ja, ja" (enseguida, ahora mismo). Desde la balconada de un edificio lindero de la insospechable manifestaci¨®n pol¨ªtica observaba su triunfo con satisfacci¨®n dudosa Ulyses Guimaraes, corajudo pol¨ªtico de 62 a?os, ex presidente del Congreso y presidente del opositor Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB) y Tancredo de Almeida Neves, el viejo zorro de la pol¨ªtica brasile?a, que lo ha sido ya todo menos presidente de la Rep¨²blica. Neves, a la vista de aquellas muchedumbres, tom¨® del brazo a Guimaraes y le susurr¨® al o¨ªdo: "?Y ahora qu¨¦ vamos a hacer para gobernar este pueblo?".La iron¨ªa y el sentido del humor -que tambi¨¦n aprecia en los dem¨¢s- son dos de las caracter¨ªsticas de Tancredo Neves. Nacido hace 75 a?os en el Estado de Minas Gerais y dotado de un notable autodominio, puede llevar a la desesperaci¨®n a un contrincante verbal sin levantar jam¨¢s la voz. Probablemente es el m¨¢s duro de los pol¨ªticos brasile?os, no tanto por su honestidad econ¨®mica -impecable para los esquemas del pa¨ªs- como por su permanente y exclusiva dedicaci¨®n al pacto, a la negociaci¨®n, a la conciliaci¨®n de intereses enfrentados.
Sin ampararse en Ronald Reagan, defiende su edad argumentando que "Gran Breta?a en la Il Guerra Mundial fue conducida con sabidur¨ªa por el anciano Winston Churchill. Roma fue incendidada por la estupidez del joven Ner¨®n". Afirma proceder a ejercicios de relajaci¨®n cuando se duerme en los actos p¨²blicos, pero debe reconoc¨¦rsele que ha llevado a cabo una agotadora campa?a por todo el inmenso pa¨ªs como si estuviera peleando por unas elecciones presidenciales democr¨¢ticas y directas. Prefecto de su pueblo, diputado por su Estado y amigo personal y pol¨ªtico de Juscelino Kubitscheck, fue ministro de justicia del general Getulio Vargas cuando ¨¦ste dimiti¨® dispar¨¢ndose un tiro en el coraz¨®n. En 1961 Neves fue primer ministro del derrocado Jo¨¢o Goulart formando un gabinete ecl¨¦ctico y conciliador que no logr¨® reducir el veto militar al presidente. Senador en 1978, fund¨® y presidi¨® al a?o siguiente el Partido Popular hasta su fusi¨®n, dos a?os m¨¢s tarde, en el PMDB. Electo en 1982, gobernador de Minas Gerais en los primeros comicios directos organizados por la dictadura, repiti¨® su experiencia federal organizando en su Estado un Gobierno de compromiso y conciliaci¨®n: "Fue m¨¢s dificil formar el Gobierno que ganar las elecciones".
Justamente considerado como un bombero de la pol¨ªtica, es ahora empujado hacia la presidencia brasile?a por un arca de No¨¦ en la que embarcan disidentes del oficialismo como el propio vicepresidente Aureliano Ch¨¢vez y su Frente Liberal, en formaci¨®n, y la mayor¨ªa opositora guarecida en el PMDB: comunistas ortodoxos y foquistas de la extinta guerrilla, liberales, conservadores, socialdem¨®cratas y todo el aluvi¨®n de intereses e interesados que en modo alguno est¨¢n dispuestos a quedarse marginados del nuevo reparto de influencias y negocios que se avecina.
Cat¨®lico practicante (siempre lleva al cuello el crucifijo que le regalara Juan XXIII), Neves se define como cristiano socialdem¨®crata, y sin duda, adem¨¢s de por sus dotes conciliatorias, ha sido aupado por todos para entenderse con los militares en su calidad del hombre m¨¢s a la derecha de la izquierda. "Es la Constituci¨®n la que no permite los partidos marxistas-leninistas", afirma; el problema de la legalizaci¨®n de los comunistas es del Congreso y de la futura Constituci¨®n, no del presidente". Sobre la inimaginable revisi¨®n jur¨ªdica o pol¨ªtica de la dictadura militar estima que "la revoluci¨®n como tal -por la de los militares- fue un hecho hist¨®rico, un hecho sociol¨®gico; ya pertenece a los estudiosos, a los historiadores, no a nosotros los pol¨ªticos".
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