La persuasi¨®n neoconservadora en EE UU
La doble victoria presidencial de Ronald Reagan en 1980 y en 1984 enmarca la consolidaci¨®n de un fen¨®meno intelectual y pol¨ªtico en EE UU ciertamente minoritario, pero sin duda influyente y poderoso, que suscita gran inter¨¦s y merece una reflexi¨®n. Obras como las de Norman Podhoretz (Breaking ranks, 1980), Jeane Kirkpatrick (Dictatorships and double standards, 1982), Irving Kristol (Reflections of a neoconservative, 1983) y Daniel Patrick Moynihan (Loyalties, 1984), as¨ª como la reciente presentaci¨®n por Daniel Bell, en un n¨²mero especial de la Partisan review (volumen 2, 1984) de las nuevas direcciones del pensamiento moderno, ofrecen los principales temas y argumentos de lo que llamar¨ªamos la persuasi¨®n intelectual neoconservadora.Sin ignorar los claros precedentes de esta reacci¨®n intelectual durante los a?os de la guerra fr¨ªa (Reihold Niebuhr, Sidney Hook, Peter Viereck), el movimiento toma forma a finales de los sesenta y principios de los setenta, durante la resaca de los radicalismos (black power, new left, movimientos contraculturales, movilizaciones contra la guerra de Vietnam, etc¨¦tera). Algunos pol¨ªticos dem¨®cratas, como Henry Jackson y Daniel Patrick Moynihan, seguidos por ciertos intelectuales de prestigio, especialmente en las ciencias sociales (I. Kristol, S. M. Lipset, N. Podhoretz, D. Bell, N. Glazer, P. Berger, P. Rossi, J. Kirkpatrick, etc¨¦tera) se fueron reagrupando en posiciones de moderaci¨®n ideol¨®gica que finalmente cristalizaron, por ejemplo, en una actitud abiertamente anti McGovern en 1972.
Aclaremos ya que el fen¨®meno del neoconservadurismo en EE UU no tiene relaci¨®n alguna con similares etiquetas en Europa o con las corrientes de la denominada nueva derecha. El t¨¦rmino neoconservatives, aunque cuestionable, ha sido ya aceptado por algunos de sus m¨¢s ilustres ide¨®logos (Kristol, Podhoretz) y, sobre todo, por sus cr¨ªticos izquierdistas (M. Harrington, I. Howe, P. Steinfels). Se?alar¨¦ brevemente que se trata de un grupo intelectual polimorfo, que abarca posiciones y talantes personales muy variados en un amplio espectro que ir¨ªa desde el conservadurismo cultural y rom¨¢ntico de Peter Viereck hasta las concepciones socialdem¨®cratas de un Daniel Bell o de los propios miembros de la organizaci¨®n Socialdem¨®cratas-EE UU, de Bayard Rustin y Carl Gershman, asociada a la Internacional Socialista. James Neuchterlein lo ha calificado, a mi juicio con bastante precisi¨®n, como un movimiento de izquierdistas desencantados, de liberales ex socialistas, definidos en t¨¦rminos negativos como antiut¨®picos y antitotalitarios (lo que, a su vez, ha provocado una reacci¨®n anti-anti-totalitaria de sus cr¨ªticos izquierdistas, que rechazan la equiparaci¨®n neoconservadora comunismo = totalitarismo). La clave habr¨ªa que encontrarla en los supuestos antiut¨®picos de un tipo de razonamiento filos¨®fico-pol¨ªtico que se inspira en Burke -The Burkean persuasion- o la resistencia a los impulsos ideol¨®gicos del racionalismo pol¨ªtico que desembocan en la utop¨ªa y en el terror. En esa misma perspectiva, junto a Burke ser¨ªan tambi¨¦n maestros pensadores del neoconservadurismo Tocqueville, Weber, Schumpeter, Orwell, Oakeshott, Strauss, Aron, etc¨¦tera, perspectiva que conduce a la ideolog¨ªa de la antiideolog¨ªa, a la identificaci¨®n ideolog¨ªa = patolog¨ªa que le permite a Kristol, por ejemplo, proclamarse a la vez antiizquierdista y antiderechista.
Para este autor, el m¨¢s cualificado quiz¨¢ de los ide¨®logos del neoconservadurismo, ¨¦ste se diferencia claramente del conservadurismo cl¨¢sico en su afirmaci¨®n de la primac¨ªa de la pol¨ªtica sobre la econom¨ªa y, como consecuencia, la necesidad de conservar determinadas conquistas liberales, democr¨¢ticas y sociales del siglo XX. La opci¨®n decidida en favor del Welfare State es el elemento m¨¢s significativo que separa a los neoconservadores de las doctrinas tradicionales, aunque tal opci¨®n conlleve el rechazo de una evoluci¨®n hacia el socialismo total: un Welfare State capitalista y liberal que ha de encontrar su equilibrio entre las presiones socializantes y las antiestatistas del liberalismo econ¨®mico puro. La pol¨ªtica, insiste Kristol siguiendo las concepciones de Bell sobre la sociedad posindustrial, ha de primar sobre la econom¨ªa, lo que en otros t¨¦rminos se traduce en una ¨¦tica pol¨ªtica de adecuaci¨®n de medios y fines. Parafraseando al cardenal Newman, Kristol afirmar¨¢ que una idea pol¨ªtica err¨®nea s¨®lo puede ser expulsada de la mente por la activa presencia de otra idea pol¨ªtica. De ah¨ª que los neoconservadores est¨¦n seriamente interesados por las ideas y los valores, no meramente por los intereses, y vean la urgente necesidad de una teor¨ªa constructiva del capitalismo, ya que los defectos de tal sistema social han sido desfigurados y oscurecidos por el pensamiento socialista / comunista. "El acontecimiento pol¨ªtico m¨¢s importante del siglo XX", constata Kristol, "no es la crisis del capitalismo, sino la muerte del socialismo". Hoy, de una manera progresiva, las ideolog¨ªas anticapitalistas se han convertido, de una manera u otra, en sin¨®nimas de tiran¨ªa y barbarie. La disyuntiva, pues, no es, como pensaba Marx, "socialismo o barbarie", y la gran paradoja hist¨®rica es que s¨®lo un capitalismo renovado, liberal y democr¨¢tico puede ejecutar los ritos funerarios del socialismo difunto.
El tono militante y afirmativo de Kristol no aparece tan claramente en Bell y otros neoconservadores, que se mantienen en una posici¨®n moderada y ecl¨¦ctica. Bell, uno de los m¨¢s prestigiosos te¨®ricos de la sociolog¨ªa contempor¨¢nea, que hizo c¨¦lebres, entre otras, sus tesis sobre el final de las ideolog¨ªas y la sociedad posindustrial, es el intelectual que pol¨ªticamente se ha caracterizado por una mayor estabilidad dentro del conjunto neoconservador. Cundo la mayor¨ªa era socialista -incluso con ciertas veleidades trotskizantes-, Bell era el m¨¢s moderado, el socialdem¨®crata. Ahora, cuando se ha producido el landslide hacia la derecha, Bell, sin moverse, se ha convertido en la referencia izquierdista del mismo grupo intelectual. La introducci¨®n que nos ofrece a las nuevas direcciones del pensamiento moderno constituye, en mi opini¨®n, una fundamentaci¨®n deontol¨®gica del neoconservadurismo. La metodolog¨ªa que propone supone una revalorizaci¨®n de la interpretaci¨®n (verstehen) y de la hermen¨¦utica, que han de complementarse con los desarrollos de la fenomenolog¨ªa contempor¨¢nea. En la antropolog¨ªa, este nuevo curso ha sido ya anticipado por los trabajos de Clifford Geertz y Gilbert Ryle, y en la sociolog¨ªa, por autores como Robert Bellah, que ha puesto el ¨¦nfasis sobre el significado simb¨®lico-moral de las acciones sociales. El propio Bell ha seguido esta pauta en su teorema de la disjunction of realins, que cuestiona las teor¨ªas sistem¨¢ticas, sean marxistas o funcionalistas. Schelling, Hirschman y Sen, dentro de la teor¨ªa econ¨®mica, han cuestionado asimismo las concepciones del actor racional y del utilitarismo de la teor¨ªa neocl¨¢sica, propugnando un retorno al self, a las motivaciones personales (metapreference). Nelson Goodman, Hilary Putnam y Richard Rorty ser¨ªan los fil¨®sofos m¨¢s representativos de esta actitud posracionalista y posmaterialista, que tratar¨ªa de conjugar cierto nihilismo personalista con un pragmatismo social en una direcci¨®n resueltamente antifundacionista y antiempiricista, reivindicadora del arte y la metaflisica. El pensamiento pol¨ªtico, en fin, estar¨ªa interesado en el redescubrimiento del aut¨¦ntico liberalismo, antitotalitario (antifascista y anticomunista) que paradigm¨¢ticamente representa toda una generaci¨®n de escritores como Borkenau, Koestler, Orwell, etc¨¦tera, que llega a nosotros con sus ilustres ep¨ªgonos Raymond Aron y Octavio Paz. La persuasi¨®n neoconservadora en EE UU, a mi juicio, no es sino una versi¨®n posmoderna del viejo y noble sue?o de Jean Bodin y los politiques, cuando Europa se estremec¨ªa con los estertores que alumbraban la modernidad: el sue?o del centrismo y del consenso pol¨ªticos; de la paz y del bienestar burgu¨¦s. La batalla de los neoconservadores por reconqu¨ªstar el esp¨ªritu del liberalismo americano quiz¨¢ no se haya ganado en el terreno pr¨¢ctico-pol¨ªtico, pero hoy parece claro que en el intelectual-moral la victoria ha sido considerable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.