Reagan presiona a B¨¦lgica para que instale los euromisiles
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, presion¨® ayer durante dos horas, en la Casa Blanca, al primer ministro belga, Wilfried Martens, para que B¨¦lgica despliegue en su territorio los 48 misiles de crucero que le corresponden seg¨²n los acuerdos alcanzados en 1979 por la Alianza Atl¨¢ntica. La respuesta del pol¨ªtico belga a las urgencias del presidente evit¨® el compromiso p¨²blico de despliegue de los cohetes a partir de marzo como est¨¢ previsto, aunque confirm¨® el apoyo de su peque?o pa¨ªs a la doble decisi¨®n atl¨¢ntica de instalar los misiles al tiempo que se negocia con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Martens se enfrenta a problemas de pol¨ªtica interna para cumplir este compromiso, mientras Reagan estima que una negativa belga a inmstalar los euromisiles ser¨ªa interpretada por la URSS como una debilidad de la OTAN cuando se van a iniciar nuevas conversaciones con Mosc¨² para la reducci¨®n de armas nucleares.El presidente afirm¨® tras la entrevista con Martens que ambos estaban de acuerdo en que debe continuar la solidaridad entre los miembros de la OTAN y que el progreso conseguido en las conversaciones de Ginebra para que los sovi¨¦ticos vuelvan a la mesa de negociaciones se debe fundamentalmente a la instalaci¨®n de los euromisiles. La URSS abandon¨® en el oto?o de 1983 las negociaciones sobre reducci¨®n de armamento nuclear y prometi¨® no regresar a la negociaci¨®n a menos que la Alianza abandonara la instalaci¨®n de los cohetes de alcance intermedio (INF) en Europa.
Martens, que preside un Gobierno de coalici¨®n democristiano liberal, se est¨¢ jugando su permanencia en el poder con la cuesti¨®n de los euromisiles y busca una salida intermedia, la de aplazar su despliegue hasta que Washington y Mosc¨² alcancen un acuerdo de reducci¨®n de estas armas de alcance intermedio que haga innecesario su instalaci¨®n en B¨¦lgica. Pero el tiempo juega contra el primer ministro belga, ya que los 48 misiles de crucero que debe recibir su peque?o pa¨ªs deben instalarse a partir del pr¨®ximo mes de marzo.
Martens utiliz¨® unos t¨¦rminos muy prudentes al abandonar ayer la Casa Blanca y confirm¨® su adhesi¨®n a la llamada doble decisi¨®n de la OTAN, que preve¨ªa desplegar los 572 Persing 2 y y misiles de crucero a la vez que se abr¨ªa el di¨¢logo con Mosc¨² para negociar la reducci¨®n de los cohetes INF en Europa. El pol¨ªtico belga pidi¨® a Reagan que en las anunciadas negociaciones con la URSS se discuta inmediatamente este aspecto sobre el que las dos superpotencias podr¨ªan llegar a un acuerdo con m¨¢s facilidad que en los dos otros cestos de la negociaci¨®n: las armas nucleares estrat¨¦gicas, de largo alcance, y los sistemas defensivos en el espacio. El primer ministro belga solicit¨® tambi¨¦n que
Washington informe y consulte a los aliados europeos sobre el desarrollo de las futuras negociaciones.
El problema contin¨²a siendo el de los plazos. Con euromisiles ya instalados en la RFA, el Reinoi Unido e Italia, s¨®lo quedan Holanda y B¨¦lgica como los dos ¨²nicos pa¨ªses que todav¨ªa no han iniciado el despliegue de sus cruceros.
Ultima oportunidad
Este hecho es aprovechado por la URSS, que ve una ¨²ltima oportunidad propagand¨ªstica para atacar la cohesi¨®n de los aliados occidentales. Gromiko afirm¨® el domingo, en la televisi¨®n sovi¨¦tica, que la continuaci¨®n del despliegue de los euromisiles "complicar¨¢" la situaci¨®n y "cuestionar¨¢ la necesidad de las negociaciones".
Sin embargo, en Washington se le ha concedido escasa atenci¨®n a esta afirmaci¨®n del veterano Groiniko y el secretario de Estado, George Shultz, ha afirmado que la
URS S vuelve a negociar sin condiciones previas y que no abandonar¨¢ las negociaciones por el despliegue continuado de los euromisiles. "Aunque diga muchas cosas, Groiniko lo sabe", dijo Shultz.
El tema de los INF tiene una importancia relativa visto desde este lado del Atl¨¢ntico. Se considera que es un resultado de una petici¨®n de los aliados europeos arrancada a Estados Unidos para demostrar que este pa¨ªs contin¨²a asegurando la defensa nuclear del Viejo Continente. A Estados Unidos le-interesa mucho m¨¢s el apartado de los cohetes estrat¨¦gicos intercontinentales, en el que desea conseguir reducciones dr¨¢sticas en el arsenal sovi¨¦tico de estas armas instaladas en tierra a cambio de concesiones en los misiles norteamericanos intercontinentales lanzados desde submarinos.
The New York Times informaba ayer que la Administraci¨®n Reagan desear¨ªa un r¨¢pido acuerdo sobre euromisiles en las nuevas negociaciones, que se concretar¨ªa en una limitaci¨®n de los INF que a¨²n se han de desplegar en Europa a cambio de una reducci¨®n de los SS-20 sovi¨¦ticos. Sin embargo, Mosc¨² ha hecho p¨²blica en las ¨²ltimas horas su firme postura de que no habr¨¢ acuerdo alguno en este tipo de armas o sobre las estrat¨¦gicas a menos que simult¨¢neamente EE UU limite o abandone su proyectada defensa en el espacio.
La interpretaci¨®n del comunicado final de las conversaciones de la pasada semana en Ginebra ha reabierto la ya vieja brecha existente en el Gobierno norteamericano. El secretario de Estado contin¨²a afirmando que no hay condiciones previas al di¨¢logo, pero que existe una relaci¨®n entre los sistemas de armas ofensivas y defensivas. El jefe del Pent¨¢gono, Caspar Weinberger, niega esta relaci¨®n y estima que podr¨¢n conseguirse acuerdos en un cesto concreto de armas, aunque no se vaya adelante en los otros.
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