Del fr¨ªo y otras imprevisiones
EL TEMPORAL de fr¨ªo y nieve que desde el pasado d¨ªa 5 de enero azot¨® a amplias zonas de Espa?a ha provocado cerca de 40 muertes, as¨ª como cuantiosas p¨¦rdidas econ¨®micas. Pero adem¨¢s afect¨® de forma sustancial la vida cotidiana de varios millones de ciudadanos. En las zonas rurales la interrupci¨®n del suministro de energ¨ªa ha acentuado en m¨¢s de un caso la obsesi¨®n de aislamiento de las poblaciones, que arrostran los efectos de un tiempo inclemente cuyo primer corolario, junto con los perjuicios para el campo y los problemas dom¨¦sticos, son las graves complicaciones en todo tipo de comunicaciones.En los grandes n¨²cleos urbanos, en teor¨ªa mejor preparados para hacer frente a este tipo de imprevistos, los espa?oles se est¨¢n encontrando injustamente frente a problemas que, por sus caracter¨ªsticas, no son homologables con los que plantean las mismas adversidades climatol¨®gicas -o peores- en las localidades y n¨²cleos industriales de la Europa comunitaria. Parece abrirse camino con ¨¦xito la maniobra de dar como justificaci¨®n lo que en definitiva no es m¨¢s que una explicaci¨®n que no justifica nada: la frase m¨¢gica, dicha con tono comprensivo y fatalista, de que las ciudades espa?olas en el fondo no est¨¢n preparadas para enfrentarse al fr¨ªo y la nieve.
Ante los problemas e incomodidades derivados de cualquier desastre natural, sean inundaciones o incendios, sean nevadas o temperaturas bajo cero, los ciudadanos tienen perfecto derecho a interrogarse sobre la previsi¨®n de las autoridades y de los organismos encargados de gestionar el funcionamiento de los servicios de inter¨¦s p¨²blico. Pese a que ocasionalmente la opini¨®n p¨²blica no sepa resistir la tentaci¨®n de proyectar exclusivamente sobre los otros todas las responsabilidades, cuando en algunos casos existe tambi¨¦n una parte propia, no cabe duda de que el usuario espa?ol debe contar con una explicaci¨®n veraz de lo que sucede y que la Administraci¨®n debe ayudarle a conseguirla. Por otra parte, ¨¦sta debe actuar seria y severamente para defenderle cuando cualquier entidad, p¨²blica o privada, no cumple con sus obligaciones. Y en estos d¨ªas de nieve y fr¨ªoJas empresas de gas y electricidad no s¨®lo se han visto desbordadas por la demanda de una energ¨ªa previamente contratada a cambio de dinero de los particulares, sino que sus explicaciones ante el enorme c¨²mulo de anormalidades registradas han estado a la altura del servicio ofrecido: son deficientes.
Hay que subrayar que en esta oleada de fr¨ªo y nieve algunos servicios comunitarios han funcionado aceptablemente. En casi toda Espa?a la recogida de la nieve de los accesos a los hospitales, la asistencia en ruta, los abastecimientos esenciales, por citar algunas cosas, se han sabido organizar con eficacia. Pero en las ciudades han fallado estrepitosamente cosas fundamentales, y han salido a relucir los efectos de muchos parches superficiales aplicados a problemas fundamentales.
Barcelona, que estuvo dos semanas azotada por la anormalidad, se ha convertido en un buen ejemplo. Ba?ada por las aguas templadas del Mediterr¨¢neo, no puede quiz¨¢s exigirse a sus autoridades el nivel de previsi¨®n, en lo que se refiere a nevadas, propio de una ciudad nort¨¦?a en la que las bajas temperaturas sean norma durante el invierno. Pero la baja llama que estos d¨ªas ofrecen los calder¨¢s de las calefacciones, o las im¨¢genes de unos comercios que un d¨ªa s¨ª y el otro tambi¨¦n han debido maptener abiertas sus puertas a la luz de una vela, tampoco son exclusivamente atribuibles a los fr¨ªos polares. En este sentido, s¨®lo despu¨¦s de unos peritajes cuyo rigor est¨¦ garantizado por la Administraci¨®n los barceloneses podr¨¢n creer que FECSA no se comprometi¨® a suministrar m¨¢s energ¨ªa de la que en realidad puede prestar, o que la calidad y el estado de conservaci¨®n de sus transformadores y de las l,¨ªneas de alta tensi¨®n es el adecuado. Madrid, por su parte, adonde lleg¨® m¨¢s tarde y con menor abundancia la nieve, ha tenido problemas parecidos con el suministro de gas. Las deficiencias en la presi¨®n han ocasionado que, en el momento en que m¨¢s lo necesitaban, no todos los madrile?os han podido utilizar plenamente el servicio por el que pagan un precio verdaderamente elevado.
Aunque ¨¦sos hayan sido los problemas m¨¢s relevantes, hay otros que tambi¨¦n reflejan la ausencia de previsi¨®n. Ejemplo de ello son las deficiencias en los canales informativos de los servicios que en este tipo de circunstancias utilizan los ciudadanos, como la saturaci¨®n de las centralitas de las empresas antes citadas o las de la informaci¨®n del estado de las carreteras; y tambi¨¦n el caso de los bomberos que no han podido cumplir con su obligaci¨®n por carecer de instrumentos adecuados para descongelar tomas de aguas o pozos, o las escuelas p¨²blicas que han tenido que suspender las clases por falta de un m¨ªnimo confort en las aulas...
Tambi¨¦n ha habido muchos ciudadanos que no han sabido estar a la altura de la situaci¨®n. Muchos que tienen adquirido el h¨¢bito de vaciar las ca?er¨ªas de agua cada vez que abandonan, en invierno, sus segundas residencias, no han adoptado esa precauci¨®n en la ciudad al llegar las heladas, con lo que han propiciado m¨²ltiples reventones. Y lo mismo ha pasado en instituciones que tienen flamantes equipos de mantenimiento.
Aunque el car¨¢cter espa?ol sea poco dado a sacar lecciones de la experiencia, ser¨ªa deseable que supi¨¦ramos abordar sistem¨¢tica y concienzudamente todos estos problemas a partir de ahora y empez¨¢ramos a resolverlos en la pr¨®xima primavera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.