Las heladas se cebaron en el campo
La agricultura y la ganader¨ªa han sido los sectores, junto con la peque?a industria, m¨¢s da?ados por la ola de fr¨ªo. En Italia se calcula que se ha perdido al menos el 50% de las cosechas, y bandadas de aves y reba?os enteros han resultado muertos de fr¨ªo y de hambre. Cifras similares se barajan en el resto de Europa. Lo cierto es que ha sido una tragedia que costar¨¢, adem¨¢s de las v¨ªctimas humanas, muchos miles de millones a la econom¨ªa europea.Si en el campo los da?os se cuentan en millones, en las ciudades el balance no es menos preocupante. En muchas de ellas ha habido que declarar el estado de emergencia y cerrar las escuelas. La situaci¨®n se hizo dram¨¢tica en hospitales y f¨¢bricas (el 60% de los trabajadores italianos tuvieron que quedarse en sus casas varios d¨ªas). Mil¨¢n, Roma, Florencia y Bolonia, entre otras ciudades italianas, quedaron materialmente paralizadas durante varias jornadas. Los transportes han estado tambi¨¦n fuera de servicio.
Los parisienses, por ejemplo, han intentado combatir el fr¨ªo con estufas suplementarias. Resultado: la red el¨¦ctrica ha saltado, sobrecargada, en algunos barrios. Centenares de peque?as tiendas y talleres, sin calefacci¨®n y sin luz, han tenido que dar moment¨¢neas vacaciones a sus empleados.
?Qui¨¦n va a pagar las p¨¦rdidas?, se preguntan, angustiados, muchos peque?os industriales europeos que han visto c¨®mo su producci¨®n quedaba inmovilizada.
No s¨®lo las personas sufren esta corriente de viento siberiano. Los ecologistas han anunciado ya que miles de p¨¢jaros han muerto congelados en bosques y lagunas y que cientos de animales han perecido a causa del fr¨ªo y del hambre. El hielo tiene la culpa de todo. Por ejemplo, de la ca¨ªda de la antena de 300 metros de la emisora den radio Westdeutscher Rundfunk (WDR) en Alemania Occidental.
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