Las milicias rivales libanesas afilan sus cuchillos
Las milicias rivales libanesas afilan otra vez sus cuchillos dispuestas a librar nuevas batallas por el control del territorio que el Ej¨¦rcito israel¨ª abandonar¨¢ en el sur de L¨ªbano de aqu¨ª a mediados de febrero. Anunciada por las autoridades de Tel Aviv y temida por el Gabinete de Beirut, la pr¨®xima explosi¨®n de violencia amenaza provocar una reacci¨®n en cadena. S¨®lo la ampliaci¨®n geogr¨¢fica a la zona evacuada por el Ej¨¦rcito de ocupaci¨®n del mandato de las fuerzas de la ONU (FINUL) podr¨ªa acaso evitar el resurgimiento de las luchas confesionales, pero aunque los Gobiernos israel¨ª y liban¨¦s hayan aceptado reanudar hoy en Nakura sus negociaciones, es poco probable que alcancen un acuerdo.
Hace una semana, el Ejecutivo israel¨ª aprob¨® un plan de retirada de sus tropas de L¨ªbano meridional en tres etapas, la primera de las cuales, que comenz¨® el pasa do domingo y deber¨ªa estar acabada el 18 de febrero, incluye una zona de 500 kil¨®metros cuadrados poblada por 350.000 personas, en su mayor¨ªa habitantes de Sid¨®n, la principal ciudad del Sur. Una vez culminado este primer repliegue, el Ej¨¦rcito israel ocupar¨¢ a¨²n 2.300 kil¨®metros cuadrados del territorio liban¨¦s es decir un 22% de su superficie."Aspiramos", hab¨ªa dicho el ministro israel¨ª de Defensa Isaac Rabin, "a llegar a un acuerdo con L¨ªbano y la Naciones Unidadas para evitar el caos de las regiones que evacuaremos pero si no lo obtenemos nos iremos del territorio liban¨¦s en la fecha prevista".
Tanto Rabin como el primer ministro, Sim¨®n Peres, recalcaron que "L¨ªbano tiene la responsabilidad de impedir cualquier matanza que pueda suceder despu¨¦s de la retirada de las fuerzas israel¨ªes (Tsahal) del Sur". Y el jefe del Estado Mayor, general Mois¨¦s Levy, invit¨® incluso al Ej¨¦rcito liban¨¦s a "hacerse cargo de Sid¨®n", dijo, "tras la salida de nuestros soldados".
En su intento de prevenir una reactivaci¨®n de las hostilidades, el Gobierno de uni¨®n nacional liban¨¦s ha decidido, tras largas discusiones, enviar un contingente simb¨®lico de 1.000 hombres a la regi¨®n de Iklim Jarrub, colindante con la zona de ocupaci¨®n israel¨ª, que podr¨ªan hacerse con el control de la ciudad meridional abandonada por los israel¨ªes.
Cristianos y drusos
Pero en esa misma lklin Jarrub el fortalecimiento de las milicias enemigas, cristiana y drusa, ha sido proporcionalmente mucho m¨¢s importante que el del Ej¨¦rcito regular.Los cristianos de las fuerzas libanesas pretenden proteger con su presencia a la poblaci¨®n de su misma confesi¨®n asentada en los alrededores de Sid¨®n, mientras los drusos, partidarios de Walid Jumblat, proyectan, al parecer, adue?arse de su puerto, que tambi¨¦n aspiran a controlar las fuerzas locales musulmanas Shii y Suni.
Consciente de los peligros que acechan a la poblaci¨®n del Sur, el l¨ªder de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), Yasir Arafat, ha formulado insistentes llamamientos a las Naciones Unidas solicitando su protecci¨®n militar para los campamentos de refugiados palestinos all¨ª instalados.
Los s¨ªntomas de la tensi¨®n se han propagado hasta el mismo Beirut, capital de L¨ªbano, donde las diversas facciones se apresuraron recientemente a reconstruir barricadas y muros defensivos a lo largo de la l¨ªnea de demarcaci¨®n que separa los sectores cristiano y musulm¨¢n de la capital, que el Ej¨¦rcito consigui¨®, no obstante, desmantelar durante el fin de semana en un 30%.
Con su acostumbrada franqueza, el jefe de la milicia drusa y ministro de Transportes, Walid Jumblat, vaticin¨® el s¨¢bado que "la batalla contra los kataeb (falangistas cristianos) no est¨¢ acabada, sino que est¨¢ m¨¢s bien empezando".
Por su parte, el diario falangista Al Amal lamentaba en su editorial que su antiguo aliado, Israel, "se lave las manos de lo que pueda pasar en el sur de L¨ªbano".
Fuerza multinacional
Esas declaraciones de Jumblat recuerdan las que hizo hace 16 meses, en v¨ªsperas del repliegue militar israel¨ª de la sierra del Chuf que provoc¨® una aut¨¦ntica guerra entre drusos y cristianos en la que se vio involucrada la fuerza multinacional entonces destacada en Beirut.A diferencia de lo sucedido en septiembre de 1983, algunos responsables locales del sur de L¨ªbano han multiplicado estos ¨²ltimos d¨ªas las reuniones de conciliaci¨®n para evitar brotes de violencia, y al t¨¦rmino de estos encuentros el diputado de Sid¨®n Nazih Berri aseguraba que "todas las partes implicadas est¨¢n determinadas a cooperar para que esta fase se desarrolle pac¨ªficamente". A la buena voluntad de algunos personajillos -en absoluto compartida por las milicias- se a?ade, sin embargo, la actuaci¨®n de Siria, la potencia regional que foment¨® hace dos a?os la guerra del Chuf brindando su apoyo a los drusos, pero que ahora juega un papel estabilizador de ¨¢rbitro entre las organizaciones enfrentadas.
Israel distribuye armas
No obstante, a diferencia tambi¨¦n de lo que ocurri¨® en el verano de 1983, Israel, seg¨²n denuncio el s¨¢bado el jefe de la milicia Shii Amal, Nabih Berri, "se esfuerza por suscitar disturbios" en la parte que ocupa, y fuentes independientes se?alan que estos ¨²ltimos d¨ªas el Ej¨¦rcito israel¨ª ha distribuido armas, generalmente quitadas a la OLP hace tres a?os, a algunos sectores de la poblaci¨®n."Es", comentaba un diplom¨¢tico de un pa¨ªs europeo que mantiene malas relaciones con el Estado israel¨ª, "corno si los israel¨ªes quisiesen hacer pagar muy caro al Gobierno liban¨¦s su falta de flexibilidad en las conversaciones de Nakura".
Preguntado hace unos d¨ªas por la televisi¨®n libanesa sobre si habr¨ªa paz tras la retirada, un habitante del L¨ªbano meridional que hac¨ªa cola ante el puesto de control israel¨ª que permite el acceso a su regi¨®n contest¨®: "Si han escuchado las noticias referentes a este pa¨ªs durante los ¨²ltimos 10 a?os, ya tienen ustedes la respuesta: no habr¨¢ paz aunque se vayan".
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