Nuevo 'lendakari'
JOS? ANTONIO Ardanza fue elegido ayer presidente del Gobierno vasco, despu¨¦s de que las vacilaciones de los socialistas hicieran necesaria su designaci¨®n por mayor¨ªa simple. En su discurso de investidura, el nuevo lendakari tuvo la elegancia de dedicar un recuerdo a su predecesor, Carlos Garaikoetxea, y un elogio a la gesti¨®n realizada durante su mandato. Los estilos canibalescos de nuestra vida pol¨ªtica han propiciado la destrucci¨®n de los l¨ªderes populares mediante la tenaza formada por la hostilidad de sus propios correligionarios, deseosos de consumar el parricidio ritual, y los ataques de sus adversarios. La figura de Garaikoetxea hab¨ªa crecido demasiado para que sus rivales dentro del aparato soportaran de buen grado su ascendiente sobre las bases del PNV. Y la capacidad de arrastre en las urnas del dimitido lendakari perjudicaba -como ocurri¨® con Adolfo Su¨¢rez- las aspiraciones electorales de los socialistas y de la derecha conservadora.Ahora que se arroja contra el defenestrado lendakari la acusaci¨®n de que su permanencia en Ajuria Enea hubiera arruinado el pacto de legislatura con el PSOE -cuyas primeras negociaciones llev¨® personalmente-, quiz¨¢ convenga recordar que la organizaci¨®n nacionalista en Navarra -partidaria de Garaikoetxea- fue disuelta por la Ejecutiva del PNV (el Euskadi Buru Batzar) a resultas de su negativa a pactar con la derecha del viejo reino y de su apoyo indirecto al socialista Urralburu. Garaikoetxea ha abandonado su cargo -ganado en las urnas- con una dignidad ejemplar. En su historial figuran la dificil negociaci¨®n del Estatuto de Guernica, la aprobaci¨®n por refrendo popular de la autonom¨ªa y la puesta en marcha de las instituciones de autogobierno. El respaldo de importantes sectores de las bases del PNV -especialmente en Guip¨²zcoa y en Alava- y de destacados l¨ªderes nacionalistas -basta con recordar la intervenci¨®n del portavoz Jos¨¦ ?ngel Cuerda en la sesi¨®n de investidura- abren a Garaikoetxea un holgado margen para continuar presente en la vida p¨²blica. En un sistema democr¨¢tico no son las intrigas palaciegas, sino los votos de los ciudadanos, el elemento determinante para la supervivencia o el retiro forzoso de un pol¨ªtico.
La intervenci¨®n de Jos¨¦ Antonio Ardanza con motivo de su investidura ratific¨® los planteamientos de su compromiso con el Grupo Parlamentario Socialista. El nuevo lendakari fue sincero al reconocer que la raz¨®n principal del pacto de legislatura hab¨ªa sido la necesidad de asegurar la gobernabilidad en un Parlamento bloqueado por el empate de esca?os. Sin embargo, tambi¨¦n apunt¨® que los acuerdos entre las fuerzas pol¨ªticas responden a deseos ampliamente extendidos en la propia sociedad vasca.
Ardanza ha levantado acta de la pluralidad pol¨ªtica, ideol¨®gica, social, ling¨¹¨ªstica y cultural del Pa¨ªs Vasco, y ha convocado a todos a compartir las responsabilidades en la lucha por la paz, la prosperidad econ¨®mica y la consolidaci¨®n del autogobierno. Tambi¨¦n ha llamado al di¨¢logo para resolver los conflictos de competencias entre las diputaciones y las instituciones comunes, que tan decisivo papel desempe?aron -aut¨¦ntico o manipulado-, a trav¨¦s de las interpretaciones de la ley de Territorios Hist¨®ricos, en la defenestraci¨®n de Garaikoetxea. A juicio del nuevo lendakari, las relaciones flexibles entre las instituciones centrales y las diputaciones constituyen "la v¨ªa m¨¢s razonable para que alg¨²n d¨ªa Navarra comparta, desde su voluntad libremente expresada, ese proyecto de naci¨®n vasca abierta a todos, plural y respetuosa con cada territorio hist¨®rico". Frente al radicalismo abertzale, el nuevo lendakari subray¨® que son los votos -y no las armas- la fuente de legitimaci¨®n de la voluntad popular, y que el di¨¢logo pol¨ªtico resulta imposible bajo la amenaza de las metralletas. La menci¨®n a la persistencia de los malos tratos y de la tortura, la afirmaci¨®n de que disminuye progresivamente el respaldo social a la violencia y el reconocimiento de que las perspectivas de la lucha contra las bandas armadas han mejorado completaron el an¨¢lisis del fen¨®meno terrorista en el Pa¨ªs Vasco.
En esa huerta de agravios comparativos que la demagogia electoralista de UCD y PSOE sembraron durante la transici¨®n, tal vez produzca asombro que Jos¨¦ Antonio Ardanza se haya atrevido a decir que el Pa¨ªs Vasco no es una comunidad aut¨®noma m¨¢s. Es tan obvia la afirmaci¨®n, que s¨®lo podr¨ªan rechazarla los miembros de la clase pol¨ªtica subalterna atrincherados en el poder de comunidades artificial¨ªnente inventadas. Al Gobierno socialista, cuya ret¨®rica federalista coexiste con una cierta incapacidad para manejar las dimensiones hist¨®ricas y pol¨ªticas del nacionalismo vasco, le corresponde ahora demostrar su voluntad de avanzar en el camino del entendimiento con el PNV.
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