El Madrid necesita tres victorias para asegurarse una plaza en la final de la Copa de Europa de baloncesto

El Real Madrid termina la primera vuelta de la fase final de la Copa de Europa de baloncesto como favorito para jugar la final, pero con miedo a la euforia. Le quedan tres partidos en su cancha, que tienen que ser tres victorias, dos de ellos, consecutivos -Cibona y Maccabi- y puede que clave. La presencia del Barcelona y el CAI Zaragoza en la Recopa es muestra de dominio y se hacen c¨¢lculos para comprobar las posibilidades de un choque entre ambos. El baloncesto espa?ol empieza a complicar el dominio italiano en las fases finales. En las dos competiciones lo fundamental es asegurar un par de finalistas.
La Recopa tiene el inter¨¦s a?adido de especular con un enfrentamiento Barcelona-CAI Zaragoza, que puede venir en las semifinales o en la final. Ambos tienen la oportunidad de asegurarse el primer puesto en sus grupos, lo que depende de sus basket average con el Villeurbanne, franc¨¦s, y el Zalghiris, sovi¨¦tico, respectivarriente. El Madrid s¨®lo cuenta con la satisfacci¨®n de estar mejor situado que nadie en la frontera que separa la primera de la segunda vuelta. Le quedan cinco partidos y tiene que ganar tres, los de casa si es posible. Con ello igualar¨ªa la actuaci¨®n del Barcelona en la pasada temporada, ya que fue el ¨²nico equipo que resolvi¨® su presencia en la final con cierta antelaci¨®n. La diferencia estriba en que las comparaciones entre ambas ediciones de la Copa de Europa resultan algo odiosas.
Una noche tranquila
Lolo Sainz, entrenador madridista, disfruta las victorias importantes a peque?os sorbos, quiz¨¢ porque s¨®lo le duran una noche. Al d¨ªa siguiente nace en el cuerpo el miedo a perder, por ejemplo con el Cibona de Zagreb y echar por tierra tanto trabajo. En la final victoriosa de la Recopa, S¨¢inz bebi¨® champa?a lentamente y, a menudo, se acercaba un clavel rojo a la nariz. "Como los socialistas", bromeaba. En Roma se limit¨®, tras la bulliciosa avalancha de las entrevistas radiof¨®n¨ªcas de medianoche, a paladear un rioja tinto y, luego, fumarse muy lentamente un puro. Y eso que S¨¢inz no es fumador.Su equipo ten¨ªa que haber ganado al Cibona de Zagreb, pero Petrovic descentr¨® a sus jugadores en el momento clave. Su equipo ten¨ªa que haber ganado en Tel Aviv, donde jug¨® un partido casi perfecto, pero las diplomacias arbitrales y un pase por bajo a Romay acabaron con tanto trabajo. Roma result¨® una compensaci¨®n.
As¨ª, las an¨¦cdotas del encuentro salieron a relucir con gracia cuando de perder habr¨ªan resultado agrias. Ya no era desgracia que Corbal¨¢n jugase toda la segunda parte con el tobillo lastimado, ni que Del Corral pidiese la sustituci¨®n por una lesi¨®n en la mu?eca que le imped¨ªa todo lanzamiento del bal¨®n, ni que Gilardi cruzase la zona en un tiro libre con la insana intenci¨®n de golpear a Jackson en sus partes bajas en el momento del lanzamiento. A Jackson nunca le hab¨ªan tocado de esa manera. Hac¨ªa gracia recordar las palabras de Velasco cuando le ordenaron calentarse: "Estoy tranquilo, estoy tranquilo, estoy tranquilo", y c¨®mo en un minuto hubo decisiones trascendentales en el banquillo a tenor de las idas y venidas de Mart¨ªn.
Enfrente, en el banquillo que quedaba de reojo, las cosas re
sultaban poco inquietantes: Bianchin¨ª sac¨® a Townsend. "Si Townsend llega a jugar todo el partido, perdemos con el Banco di Roma", apuntaba Clifford Luyk, el segundo preparador blanco. "Ganamos a la italiana. Siempre que jug¨¢bamos con estos equipos llegaba un momento, en la segunda parte, en el que nos obligaban a ponernos en zona y ah¨ª nos barr¨ªan. Ahora les hemos obligado a ponerse en zona a ellos". "?Y qu¨¦ zona!", apostill¨® Sa¨ªnz. "Hay que reconocer que era bastante blandita". Y Townsend fue descarado al gritar a Bianchini en un momento dado: "?Quita ya esta jodida zona!".
Todos los recuerdos resultaron agradables porque esa zona, ese golpe bajo de Gilardi, esa personal a Corbal¨¢n, esa lesi¨®n de Del Corral, habr¨ªan sabido a frustraci¨®n una hora despu¨¦s con otro tanteador. Es la fina cuerda floja de la que cuelgan los partidos de baloncesto, en los que es posible una canasta de tres puntos volando hacia su objetivo con el cron¨®metro a cero. Vuela un triunfo en un tiempo que, cronom¨¦tricamente, no existe. Pedro Antonio Mart¨ªn, delegado de la secci¨®n, sonre¨ªa al tocarse uno de sus primeros chichones como directivo. E Iturriaga, en el vuelo victorioso de vuelta, reabr¨ªa un libro con aspecto de incunable que resultaba ser un cuaderno. "?Para qu¨¦ es?", se le pregunt¨®. "Cosas que escribo", contest¨®. "?Y de qu¨¦ tratan?", se le insisti¨®. "Es un ensayo sobre la vida". Vale millones la exclusiva de su publicaci¨®n.
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