Una fantas¨ªa sobre el caso Flick

Un amigo espa?ol me ha enviado -llegando lamentablemente con bastante retraso- el n¨²mero de EL PAIS de 24 de diciembre de 1984 con el art¨ªculo de Jos¨¦ Comas sobre el se?or Paefgen. A pesar del tiempo transcurrido, quiero -con su permiso- hacer unos comentarios. Escribo estas l¨ªneas para que la historia no pertenezca a los falsificadores.Basta tomar tan s¨®lo parte de una frase de este art¨ªculo para comprobar la sarta de inexactitudes, falsedades y equ¨ªvocos que contiene. Comas afirma que al se?or Paefgen "... no le faltaban contactos, como lo demuestra su presencia en la caba?a de caza de Flick en compa?¨ªa del canciller Helmut Schmidt, el due?o del consorcio y los ministros de Hacienda, socialdem¨®cratas, que ten¨ªan que decidir sobre la exenci¨®n fiscal al consorcio Flick de 900 millones de marcos... por la venta de las acciones de la Daimler Benz (Mercedes)".

1. No se trataba de una exenci¨®n (Befreiung), sino de una pr¨®rroga (Stundung). Flick no hab¨ªa vendido las acciones de la Daimler, sino solamente la mayor parte de la cuota que ten¨ªa. El total de la pr¨®rroga no fueron 900 millones de marcos, sino bastante menos de 800, aunque probablemente m¨¢s de 600. Pero, vamos, todo eso no es lo verdaderamente importante.

2. Lo que s¨ª es importante es que nunca hubo una reuni¨®n de ta-

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les personas, ni en este ni en ning¨²n otro sitio. Tal reuni¨®n es puro producto de la fantas¨ªa del se?or, Comas. Hubo, s¨ª, una vez, hace ocho, nueve a?os, una reuni¨®n en una caba?a de caza, a la que asisti¨® un ministro de Finanzas (insisto en este t¨ªtulo porque es el que tiene en alem¨¢n, al ser la gesti¨®n de la hacienda p¨²blica tan s¨®lo una parte de sus competencias), Hans Apel. Pero en ella no estuvieron ni Helmut Schmidt ni ning¨²n otro u otros ministros de Finanzas (l¨®gico este ¨²ltimo punto, porque en la Rep¨²blica Federal, en un momento dado, s¨®lo puede haber un ministro de Finanzas a nivel federal).

3. Ahora bien, por dos razones, Apel no era quien ten¨ªa que decidir sobre tal pr¨®rroga: primero, porque durante su ¨¦poca de ministro de Finanzas solamente se adoptaron decisiones sobre alrededor del 30% del total. Segundo, porque el papel que de acuerdo con la ley tiene el ministro de Finanzas en este proceso consiste en su derecho a que el ministro de Econom¨ªa -que es el ¨²nico que depide- le consulte su opini¨®n. El ministro de Econom¨ªa no est¨¢ obligado a tomar en cuenta esta opini¨®n en su decisi¨®n final. Por otro lado, tampoco al ministro de Econom¨ªa le permite la ley mucho margen en estas decisiones. Si el peticionario cumple con los requisitos que exige la ley, el ministro de Econom¨ªa tiene que decidir en su favor.

4. La malicia que en s¨ª encierra la ligereza del se?or Comas se pone de manifiesto cuando unas l¨ªneas m¨¢s abajo habla del "esc¨¢ndalo Flick, de sobornos y donativos". La verdad simple y llana es que, despu¨¦s de una investigaci¨®n muy cuidadosa de m¨¢s de dos a?os del fiscal, no se ha elevado judicialmente ninguna acusaci¨®n de soborno ni contra el se?or Flick ni contra ning¨²n socialdem¨®crata. Los ¨²nicos procesos judiciales incoados se dirigen exclusivamente contra un antiguo empleado de Flick, el se?or Von Brauchitsch, y dos antiguos ministros de Econom¨ªa que pertenecen al Partido Liberal. Personalmente, no creo que vaya a haber condena alguna por soborno, si bien hay que esperar a la decisi¨®n del tribunal. De todas maneras, si hay o no soborno (es decir, un acto criminal), debe ser decidido en un Estado de derecho por los tribunales competentes, y no por la Prensa.- Hans Matth?fer