Las faenas de Domingu¨ªn y de Ord¨®?ez

Perm¨ªtame llamar la atenci¨®n a una inexactitud que apareci¨® en el art¨ªculo escrito por Joaqu¨ªn Vidal en EL PAIS del domingo 20 de enero. Como amigo de los tres protagonistas del Verano peligroso (es decir, de Domingu¨ªn, Ord¨®?ez y Hemingway), y como espectador de muchas de las corridas que se celebraron durante aquellos a?os, me parece una injusticia decir que Ord¨®?ez "sol¨ªa cuajar las mejores faenas. Luis Miguel, en cambio, por aquellos tiempos, reservaba sus mejores faenas para Ava Gardner...", etc¨¦tera.El romance que tuvo Luis Miguel con la famosa actriz se hab¨ªa acabado por lo menos cinco a?os antes del Verano peligroso. Tambi¨¦n es absurdo decir que sus actuaciones no fueran de la mejor calidad. La fascinaci¨®n y el inter¨¦s provocados por los dos hombres se basaban en la diferencia de estilo y de personalidad de cada uno. Quiz¨¢ se podr¨ªa decir que a Domingu¨ªn le faltaba algo de la gracia y la intensidad de Ord¨®?ez, pero en total su sabidur¨ªa sobre los toros y su arte pose¨ªan exactamente la misma calidad e inter¨¦s. Cualquiera que fuera el toro que saliera del toril, Luis Miguel sol¨ªa entregarse plenamente, y toreaba cada animal mostrando una suprema dedicaci¨®n a su arte y a su p¨²blico.

Ord¨®?ez se mostraba cada vez m¨¢s conmovedor con un buen toro, pero era, sin duda, m¨¢s emocionante y m¨¢s convincente mirarle a Luis Miguel trabajar con aquellos toros que fuesen m¨¢s problem¨¢ticos.

Que un cr¨ªtico diga que uno sea mejor que otro refleja la absurdidad que sufren todos los cr¨ªticos; en el arte, la superioridad es una cuesti¨®n de gusto y de prejuicio. Rid¨ªculo como el intentar decir que Hemingway fuese mejor que Faulkner o que Fitzgerald. Domingu¨ªn tra¨ªa su propio estilo y personalidad igual que hac¨ªa Ord¨®?ez.

Los dos hombres fueron artistas supremos, igualmente valientes y admirables. Por razones personales y art¨ªsticas, a Hemingway le gustaba m¨¢s Ord¨®?ez. A m¨ª, Hemingway me dijo que ¨¦l era socio de Antonio y que los dos iban a compartir sus beneficios por partes iguales. Este comentario demuestra su parcialidad e incluso su imaginaci¨®n quijotesca, porque ni Ord¨®?ez compart¨ªa sus honorarios con el autor ni compart¨ªa Hemingway sus ganancias de la revista Life con el torero.

Como prueba de la superioridad de Ord¨®?ez, Hemingway escribi¨® que Ord¨®?ez "sab¨ªa manejar el viento y Luis Miguel no". Este comentario es igual de absurdo. El viento no es un elemento que cualquier torero pueda manejar. Demasiado depende de cu¨¢ndo decida intervenir, y si aquel momento da como resultado una cornada, no se puede atribuirla en absoluto a la falta de pericia.

Parece una l¨¢stima que, aun retrospectivamente, este mito incorrecto se est¨¦ perpetrando provocado por un cr¨ªtico que deber¨ªa estar mejor enterado.-