Las sotanas, contra la hoz y el martillo
Aunque para quienes confunden la pijer¨ªa con el humor, Don Camilo quiz¨¢ tambi¨¦n forme parte del af¨¢n culturizador y arqueol¨®gico de TVE y se empareje con los ciclos dedicados a Rossellini o Renoir; hay que hacer constar que no es as¨ª. La pel¨ªcula de Duvivier, a pesar del derechismo de su discurso, no pudo estrenarse en vida de Franco por el simple hecho de que hablaba de la realidad.Para los censores de la ¨¦poca -1951-, el problema no consist¨ªa en el tono o en el enfoque, sino en que no pod¨ªan aceptar que los comunistas circularan por el celuloide, aunque fuera forastero, sino que la figuraci¨®n proclamara la necesidad de una cruzada de exterminio. El ¨²nico comunista bueno era el comunista muerto, y Don Peppone no daba se?al de querer morir.
Don Camilo se emite hoy a las 20
00 horas por TV-2.
El cr¨ªtico Alejandro Gorina, cuando finalmente la pel¨ªcula se estren¨® entre nosotros, dijo que "hab¨ªa que ser italiano-franc¨¦s para divertirse con Don Camilo". En su argumentaci¨®n equiparaba a Fernandel, Gino Cervi y Franco Interlenghi a los Mor¨¢n, Isbert o Rafael Dur¨¢n, de manera que el producto ahora s¨®lo era consumible para paladares muy especiales, habituados al sabor a rancio.
La pel¨ªcula se rod¨® un a?o despu¨¦s de que apareciera la novela de Guareschi, que obtuvo un ¨¦xito fulminante. En ella, los dos protagonistas eternamente enfrentados hablan a¨²n del pasado reciente, de cuando los dos luchaban en el mismo bando, en la guerrilla contra los alemanes. Ahora Don Peppone cuelga en las paredes del Ayuntamiento fotograf¨ªas de l¨ªderes comunistas, mientras el sacerdote, como si hubiese visto Marcelino pan y vino, pasa las noches en tertulia con el crucifijo.
Aunque todo resulte polvoriento y fantasmal, Don Camilo conserva, aunque sean los restos, su perfume populista, su demagogia cristiano-dem¨®crata. Los t¨®picos se suceden, y las discusiones entre alcalde y cura, de las que casi siempre sale vencedor el segundo, m¨¢s listo y culto, se solucionan gracias al buen coraz¨®n de todos, a ese cemento nacionalista que se sobrepone a diferencias ideol¨®gicas o de clase. Con los a?os la serie fue degenerando lentamente, alcanzando la total obsolescencia despu¨¦s del Vaticano II.
Simb¨®licamente, la postrera aparici¨®n cinematogr¨¢fica del ensotanado Don Camilo tuvo lugar en 1970 en Don Camilo y los contestatarios, cinta que Fernandel no pudo acabar porque la muerte le sorprendi¨® durante el rodaje. El proceso de actualizaci¨®n hab¨ªa llegado demasiado lejos y, a pesar de que Comencini, mediados los a?os sesenta, ya tanteara un posible compromiso hist¨®rico, los j¨®venes salidos de 1968 no aceptaban componendas.
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