Una injusticia
Mara naci¨® en Catalu?a: era ni?a cuando los aviones enemigos bombardeaban; y cuando las tropas enemigas la impulsaban al largo exilio familiar, hacia Chile, donde llegar¨ªa a ser actriz; cuando Allende ca¨ªa y cuando su resistencia a politizarse no eran suficientes para salvarse de la persecuci¨®n y la tortura. El exilio la trajo otra vez a Espa?a, a vivir de lo que pod¨ªa y al fin a volver al teatro. Un d¨ªa de representaci¨®n, unos facciosos asaltaban el Congreso. Pero ese 23 de febrero Mara decide no huir otra vez; hay que enfrentarse con lo que suceda...?sa es la historia que cuenta el autor Jorge D¨ªaz por la actriz -chilena- Gabriela Hern¨¢ndez. Es un mon¨®logo o un cuasi mon¨®logo: hay alguna voz fuera de escena, algunas grabaciones. Presentado como un relato, y al mismo tiempo como una reflexi¨®n, interrumpido y reanudado, la dramaturgia lleva a la actriz solitaria en el escenario a cambios de ropa, de lenguaje -los acentos, el infantilismo, la desesperaci¨®n-; puede mostrar sus diferentes facetas dram¨¢ticas o c¨®micas.
Ligeros de equipaje
De Jorge D¨ªaz, con la colaboraci¨®n de Joan Guitart. Int¨¦rprete: Gabriela Hern¨¢ndez. Director: Domingo Lo Giudice. Estreno: sala Cadarso. Madrid, 30 de enero.
El director Domingo Lo Giudice ha a?adido su propia emoci¨®n de trasterrado a las del autor y la actriz. Probablemente con menos desconfianza por el texto, con menos apuro por la dramaturgia, que en el fondo es una intenci¨®n de sostener al p¨²blico, el mon¨®logo puro hubiera alcanzado m¨¢s intensidad. La historia tiene una elocuencia por si misma y la emoci¨®n de la actriz al decirla puede constituir la suficiente teatralidad como para no buscarle a?adidos que la hagan superficial.
Sobre las an¨¦cdotas trasciende, de todas maneras, esta condici¨®n de una humanidad asaltada, oprimida, destrozada por la violencia que brota siempre de una misma mano. Se cuenta en la obra una de estas vidas sacudidas, y tambi¨¦n su voluntad de resistencia, en la que se contiene lo que podr¨ªamos llamar el mensaje de la obra.
En una ¨¦poca de teatro de prestigio y espect¨¢culo, Ligeros de equipaje tiene una humildad que la perjudica. Ha tenido que suspender algunas representaciones desde su estreno por falta de p¨²blico. Ni tiene dinero para publicidad ni poder para conseguir otra propaganda. Sufre una injusticia. El pu?ado de espectadores que alcanza a verla aplaude con entusiasmo el trabajo de la actriz y la intenci¨®n de la obra de Jorge D¨ªaz.
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