Adolfo Su¨¢rez, la solitaria batalla de un pol¨ªtico profesional
El partido Centro Democr¨¢tico y Social (CDS) ha decidido presentarse a las pr¨®ximas elecciones gallegas, para lo cual est¨¢ desarrollando una febril actividad de apertura de sedes y seudosedes, de captaci¨®n de adeptos y de votos, que se ha visto reforzada por la visita realizada este fin de semana por su presidente, Adolfo Su¨¢rez, a varias localidades de la provincia de Pontevedra; entre ellas, Porri?o, Vigo, Tuy, El Grove y Lal¨ªn. La visita de Su¨¢rez ha tenido especial eco en el contexto de tensi¨®n social provocada por las medidas de reconversi¨®n del sector naval emprendidas por el Gobierno en Galicia.
Son m¨¢s de las 19.30 cuando el Volvo verde oliva se detiene ante la puerta del cine de Porri?o. Los focos que acompa?an al equipo de televisi¨®n iluminan la escena, mil veces repetida, con las inevitables variantes regionales. Adolfo Su¨¢rez, ex presidente del Gobierno, estrecha las manos del secretario del comit¨¦ local, concejales, simpatizantes, curiosos que se api?an en torno del conjunto infantil que en traje regional da la bienvenida a la ilustre visita. Antes de que empiece a sonar una mu?eira, el pelot¨®n que bloquea la entrada del cine se vuelca sobre la breve comitiva: Jos¨¦ Luis Garro; el secretario del presidente; Fernando Castedo, responsable del ¨¢rea de cultura del partido; Francisco Moldes, presidente del partido en Pontevedra; la jefa de Prensa, Flor G¨®mez, y los dos discretos guardaespaldas que tienen a su cargo la seguridad de Adolfo Su¨¢rez."No me obsesiona la Moncloa"
Un murmullo de excitaci¨®n popular sigue a Su¨¢rez hacia el interior del local, donde las fuerzas vivas del CDS en Porri?o han improvisado una modesta tribuna. La gente observa sin disimulo el traje gris cruzado, la camisa azul p¨¢lido y la corbata azul oscuro, de un corte algo pasado de moda, que viste el presidente. El hombre que dirigi¨® desde un despacho de la Moncloa los destinos de los espa?oles hasta hace justamente cuatro a?os resume su mensaje pol¨ªtico, su pretensi¨®n de ser la alternativa al PSOE en las pr¨®ximas elecciones, dejando muy claro que jam¨¢s volver¨¢ a unirse a una coalici¨®n pol¨ªtica para llegar al poder. "No me obsesiona llegar otra vez a la Moncloa, sino construir un partido s¨®lido, aunque resulte dif¨ªcil de creer, aunque yo mismo no me lo crea muchas veces. Una coalici¨®n puede llegar al poder, pero dif¨ªcilmente gobernar".
La profesionalidad de Suarez no se descompone ante casi nada, ni el fr¨ªo dentro del local ni la desconfianza de algunas preguntas le hacen perder pie. "Se?or Su¨¢rez: ante todo, le doy las gracias por lo que pueda haber hecho, si es que lo hizo". En el m¨¢s puro estilo gallego, el hombre que ha cogido el micr¨®fono pronuncia su personal¨ªsimo discurso a unos pocos metros de la improvisada presidencia. Una mesa alargada justo debajo de la pantalla sobre la que a otras horas se proyecta El pelot¨®n chiflado y La ciudad maldita. El presidente del CDS anota en una cuartilla la pregunta algo jerogl¨ªfica para la que, ya advertido, habr¨¢ una respuesta, "nunca impertinente y siempre sincera, mientras no se me interrogue por un secreto de Estado".
Su¨¢rez, que se lamenta de haber sufrido demasiadas descalificaciones personales en sus arios de jefe del Gobierno, reclama una vez m¨¢s para quienes gobiernan hoy el pa¨ªs "el respeto que yo no tuve".
A las preguntas sobre la reconversi¨®n del sector naval, que acaba de provocar indirectamente el suicidio en Vigo de un obrero de la empresa Ascon y que est¨¢ ligada a hechos violentos que se producen a diario, el presidente del CDS recuerda que ya en 1978, en los pactos de Castellana 3 -entonces sede de la vicepresidencia econ¨®mica-, se abord¨® la primera reconversi¨®n del sector, con un importante recorte de la producci¨®n que, sin embargo, no produjo tensiones de relieve. Tanto en Porri?o, con un Ayuntamiento de AP y con una fuerte presencia del Bloque Nacionalista Galego, como en el siguiente mitin de Tuy, donde la coalici¨®n conservadora es mayoritaria, los cines habilitados para este acto pol¨ªtico est¨¢n llenos.
La gente del CDS comenta satisfecha que para ser un viernes estando el Un, dos, tres... en la televisi¨®n y contando el CDS con 250 militantes en toda la provincia, es evidente que esta visita de Su¨¢rez es un ¨¦xito. En Tuy se disparan incluso un par de cohetes para darle la bienvenida, y una rolliza simpatizante le salta al cuello entre las risas de jovencitos esc¨¦pticos que, sin embargo, no han podido resistir la tentaci¨®n de estar aqu¨ª esta noche. Antonio S¨¢nchez Franco, ¨²nico concejal del CDS en Tuy y uno de los militantes que no contribuye a incrementar la mayor¨ªa juvenil de que presume el partido, confiesa en la cena de Vigo, horas despu¨¦s, que ha pasado dos noches sin dormir pensando en c¨®mo resultar¨ªa todo. D¨¢ndole vueltas a esa mayor¨ªa de AP que ha celebrado un congreso por la tarde. En el cine de Tuy, un espont¨¢neo que aclara estar en paro, con ocho hijos y cobrar poco m¨¢s de 20.000 pesetas, le ha increpado a S¨¢nchez Franco: "le veo cada d¨ªa y le saludo, y le pido trabajo en el Ayuntamiento, y nada". Subido en la tribuna que sit¨²a a la comitiva casi dos metros por encima del p¨²blico, el concejal del CDS le explica al o¨ªdo al presidente del partido la historia de este hombre. Su¨¢rez se lamenta de la imposibilidad de resolver cada episodio de "este lacerante problema de paro que sufre Espa?a". Al d¨ªa siguiente, en El Grove, en un cine donde, a juzgar por los anuncios, s¨®lo se proyectan pel¨ªculas semipornogr¨¢ficas, repite, con la resignaci¨®n de saber que al menos las dos periodistas que le siguen en este viaje conocen cada p¨¢rrafo de ese discurso y sus respuestas sobre el problema de la reconversi¨®n industrial, la permanencia en la OTAN, las razones reales de su dimisi¨®n, en enero de 1981, e incluso su opini¨®n contraria al indulto de los condenados en el 23-F.
Las horas no cuentan para el ex presidente cuando se trata de recibir saludos de admiradores, autoridades o adversarios pol¨ªticos; de responder a las preguntas, no siempre coherentes, de quienes el viernes por la noche, en un hotel de Vigo, han pagado 1.900 pesetas por verle de cerca y escucharle. La sombra de la Moncloa se proyecta sobre ¨¦l cuando pide el voto para el CDS y para s¨ª mismo, "porque ahora s¨ª ser¨ªa un buen presidente; he aprendido mucho, sobre todo en estos a?os en que he estado lejos del poder".
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