La entrevista con el rey de Marruecos
LA ENTREVISTA concedida por el rey de Marruecos a Televisi¨®n Espa?ola, incialmente programada para el espacio Informe semanal, ha dado motivo a una serie de incidentes en tomo a su difusi¨®n. La pol¨¦mica sobre la conveniencia de que el monopolio estatal realizase ese reportaje pone de relieve, una vez m¨¢s, la escasa consistencia de las convicciones de nuestros pol¨ªticos acerca de los criterios con que debe ser gestionada Televisi¨®n Espa?ola. Las habituales cr¨ªticas contra el d¨¦ficit de autonom¨ªa del Ente P¨²blico y su dependencia del Gobierno, reforzadas tras el inaudito chantaje del que est¨¢n siendo objeto dos miembros de su consejo de administraci¨®n (amenazados con ser expulsados del PSOE si no presentan la dimisi¨®n o si no renuncian a la independencia propia de su cargo), se compaginan mal con las lamentaciones de la oposici¨®n ante una decisi¨®n period¨ªstica adoptada con criterios puramente profesionales y que s¨®lo puede crear molestias al poder ejecutivo. La doctrina de Hassan II sobre Ceuta y Melilla ha sido abundantemente expuesta en los foros internacionales y es de sobra conocida por los espa?oles. Que se acepte sin mayor problema la reproducci¨®n en la Prensa de las posturas marroqu¨ªes pero se organice un formidable esc¨¢ndalo cuando Televisi¨®n transmite esa informaci¨®n in dica que se pretende convertir al Ente P¨²blico en una finca privada de la clase pol¨ªtica, preocupada exclusivamente por las parcelas de influencia que le correspondan en su explotaci¨®n.El inter¨¦s como noticia de las palabras de Hassan II sobre el futuro de Ceuta y Melilla movi¨® a los responsables de Televisi¨®n a difundirlas como adelanto en los telediarios del pasado viernes. Carece ya de importancia que, con esa medida, Informe semanal perdiera la exclusividad del reportaje. Porque el aspecto realmente grave del asunto es que el griter¨ªo organizado en torno a las opiniones del rey de Marruecos obligara a una mutilaci¨®n parcial de la entrevista en el espacio del s¨¢bado. Las protestas de Marruecos ante esa torpeza no deben ocultar, sin embargo, el hecho de que las palabras de Hassan II fueron escuchadas por dos veces en espacios de mayor audiencia que Informe semanal. Dicho sea de paso, las autoridades marroqu¨ªes jam¨¢s han dado oportunidad al rey de Espa?a o al presidente del Gobierno para exponer en la televisi¨®n de aquel pa¨ªs sus puntos de vista sobre Ceuta y Melilla o sobre el S¨¢hara. Pero esa falta de correspondencia y esa asimetr¨ªa en los tratamientos informativos son el inevitable precio que un sistema de libertades como el nuestro debe pagar por ser coherente con sus principios.
En esa carrera de disparates corresponde, sin duda, el primer premio a Miguel ?ngel Rold¨¢n, senador del PSOE por Melilla, resuelto a empapelar al director de los Servicios Informativos de Televisi¨®n Espa?ola por haber autorizado la difusi¨®n de las palabras de Hassan II. La inveros¨ªmil noticia de que este parlamentario socialista se propone interponer una querella criminal contra Enric Sopena, acus¨¢ndole de atentar contra la integridad territorial de Espa?a, es simplemente grotesca. Otros pol¨ªticos con vocaci¨®n de r¨¢bulas est¨¢n consultando tambi¨¦n los c¨®digos penales con la intenci¨®n de meter en la c¨¢rcel a Santiago Carrillo -y antes a Pablo Castellano- por sus declaraciones sobre Ceuta y Melilla. ?Que dir¨ªa el senador Rold¨¢n si un diputado del Labour Party se querellase contra los periodistas de la televisi¨®n brit¨¢nica que hace pocos d¨ªas reprodujeron las declaraciones de nuestro ministro de Asuntos Exteriores sobre Gibraltar o que han recogido en anteriores ocasiones las tesis de las autoridades argentinas sobre las Malvinas?
Las repercusiones sobre Ceuta y Melilla de la eventual y lejana recuperaci¨®n de la soberan¨ªa espa?ola sobre Gibraltar no van a desaparecer m¨¢gicamente de escena porque los medios de comunicaci¨®n silencien las palabras de Hassan II gracias al procesamiento de todos los periodistas. Y las tentativas de amedrentar mediante acusaciones de traici¨®n de lesa patria o con querellas criminales a quienes tienen el coraje moral y la honradez pol¨ªtica de proponer una discusi¨®n nacional sobre la mejor manera de proteger a largo plazo los derechos y los intereses de los espa?oles que habitan Ceuta y Melilla constituyen simplemente una infamia. Y por otro lado este es s¨®lo un nuevo bot¨®n de muestra de c¨®mo defiende el se?or Calvi?o los principios consagrados en el estatuto de RTVE y demuestra verdaderamente el papel que desempe?a, de fiel correa transmisora de las consignas gubernamentales, aunque sea a costa del pellejo de sus propios colaboradores. Todo un ejemplo.
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