El se?or de Santiago
Le MondeInterrumpiendo bruscamente la tregua tradicional del verano austral, el general Pinochet pidi¨® el lunes 11 de febrero la dimisi¨®n del Gobierno de Sergio Onofre Jarpa.Esta decisi¨®n ha cogido a todo el mundo por sorpresa en Chile, comenzando por el principal interesado, que se dispon¨ªa a salir de viaje por el sur del pa¨ªs. Sin embargo, se corresponde a las maneras de ese centuri¨®n brutal que de los grandes pol¨ªticos posee el arte de rumiar secretamente sus objetivos antes de tomar una decisi¨®n s¨²bita. Pues la crisis ven¨ªa de lejos.
Frente a una protesta c¨ªvica, que de forma imprevista hab¨ªa aumentado de mayo a agosto de 1983 a lo largo de las jornadas de protesta nacional, el general Pinochet, trastornado, hab¨ªa resuelto recurrir a un verdadero pol¨ªtico, un hombre de la derecha tradicional que deseaba abrir el di¨¢logo con la oposici¨®n. ( ... ) AL llamar a Jarpa de su embajada en Buenos Aires, el general Pinochet le dej¨® cierto margen para componer un equipo, lo que confer¨ªa al nuevo ministro del Interior una funci¨®n de jefe de Gobierno completamente in¨¦dita en esas latitudes.
Pero, naturalmente, la apertura dur¨® poco. Ante todo, Jarpa no comprendi¨® que el anticomunismo de las clases medias hab¨ªa dado paso a una aspiraci¨®n democr¨¢tica profunda. No logr¨® persuadir a Gabriel Vald¨¦s, l¨ªder de una Democracia Cristiana que sigue siendo el centro de gravedad pol¨ªtica del pa¨ªs, de que era necesario crear entre ambos un polo anticomunista moderado para, preparar el tr¨¢nsito a un r¨¦gimen civil.
Es verdad que los gestos concretos de Jarpa en favor de una reanimaci¨®n de la vida pol¨ªtica han sido saboteados por el general Pinochet. Como continuaba siendo el verdadero jefe de las fuerzas de seguridad, el jefe de Estado ha reprimido implacablemente las protestas que prosegu¨ªan. ( ... ) Un partido comunista radicalizado intentaba captar en su beneficio el odio contra el r¨¦gimen que estalla peri¨®dicamente en los barrios pobres de Santiago. Y un Frente Patri¨®tico Manuel Rodr¨ªguez multiplicaba los atentados. ( ... ) En una Am¨¦rica Latina donde las dictaduras militares dejan paso una tras otra a presidentes elegidos, el general Pinochet est¨¢ completamente aislado. Los Estados Unidos de Ronald Reagan comienzan a mostrar signos de impaciencia. Pero el se?or de Santiago, no es hombre que ceda. Al pa¨ªs le espera una ¨¦poca dura. ( ... )
13 de febrero
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