Jacobo Sureda, el amigo ultra¨ªsta de Borges
El escritor argentino mantuvo un intenso intercambio epistolar con el poeta mallorqu¨ªn
En 1922, Jorge Luis Borges escrib¨ªa desde el vapor correo Reina Victoria Eugenia, de la Compa?¨ªa Trasatl¨¢ntica Barcelona, una carta pidiendo auxilio al mejor amigo abandonado en Europa: "Escribe, hombre Jacobo, y escribe largamente. No me abandones en el destierro de la ciudad cuadriculada de los jovencitos que hablan de la argentinidad y del civismo y de lo que significa el general Bartolom¨¦ Mitre para los siglos venideros. ?Horror! ?Horror!".El espanto del joven Borges por el retorno a su continente alejado, despu¨¦s de seis a?os de vivir con su familia en Suiza (en otra carta Borges reconoce profesar a los suizos "una cordial antipat¨ªa": "Son unos horteras") y Espa?a, lo sumi¨® en la a?oranza de una amistad entra?able. Con Jacobo Sureda -el destinatario ¨²nico de una apasionante colecci¨®n de cartas-, Borges hab¨ªa firmado en 1921 uno de los manifiestos ultra¨ªstas que siguieron al estimulado-por Cansinos-Ass¨¦ns y la revista Grecia (entre otros). Con otros dos mallorquines, Fortunio Bonanova y Juan Alomar, los dos amigos hab¨ªan publicado en la revista Baleares un texto y unos poemas que, seg¨²n el mismo Borges, constituyeron un "esc¨¢ndalo may¨²sculo" y que provocaron a "una piara de f¨®siles que promet¨ªan ultimarnos a bastonazos".
Los poetas impetuosos defendieron los futuros imaginados como luz y prestigio de la humanidad despertada y escribieron en el Manifiesto del ultra el resumen axiom¨¢tico de su programa de convicciones: "Nuestro credo es no tener credo. No pretendemos rectificar el alma, ni siquiera la naturaleza. Lo que renovamos son los modos de expresi¨®n".
El manifiesto provoc¨® en la peque?a ciudad de Palma una pol¨¦mica tan dura como irrelevante y perecedera. A pesar de las blasfemias masticadas contra la isla por el pintor sueco Wetsman ("Est¨¢ furioso con las fiestas, dice que el Papa es el anticristo y que la beata Catalina es un ¨ªdolo y que la Biblia no la conocen ni por las tapas los payeses...", cuenta Borges a Jacobo Sureda), los ultra¨ªstas conspiraban de espaldas a la capacidad tel¨²rica de la isla por arruinar los entusiasmos contingentes. Jorge Luis Borges y Jacobo Sureda inventaban tretas para remover el paseo de los intelectuales socios del C¨ªrculo Mallorqu¨ªn: "?Qu¨¦ te parece", escribe Borges, Ia idea de publicar una prosa denunciadora de las demencias ultra¨ªstas? Esta prosa la publicar¨ªamos en Ultima Hora, o m¨¢s, en L?Ignor¨¤ncia, con una firma cualquiera. As¨ª asustar¨ªamos tal vez al enemigo taciturno. Claro que mencionar¨ªamos tambi¨¦n nuestros excelsos nombres".
Una extensa correspondencia
Las cartas escritas en Mallorca o en Buenos Aires por Borges, y celosamente guardadas por Emilia Sureda, una de las hermanas de Jacobo Sureda, y por Pilar Sureda -la ¨²nica hija del poeta-, muestran las conspiraciones literarias urdidas por los j¨®venes poetas, el humor robusto de su inteligencia y los di¨¢logos de una amistad ejemplar que aniquil¨® la muerte de Jacobo, a los 33 a?os, despu¨¦s de pasear los pulmones heridos por los sanatorios de la agon¨ªa.
La complicidad de estos dos j¨®venes amigos -protagonistas ya de una larga historia que s¨®lo Borges deseaba- y sus ensayos literarios los muestran como penetrantes observadores de su pr¨®jimo desvalido y dispuestos a herir a¨²n m¨¢s la herida de la ciudad desconcertada: "Espero verte pronto", escribe Borges el 24 de octubre de 1920, "y continuar con ¨ªmpetu, bravura verbal y mala fe exquisita la cruzada pol¨¦rnica contra el eunuquismo y la envidia". "Creo que conviene unificar nuestras fuerzas y aniquilar al enemigo con el art¨ªculo blindado firmado por ambos". Toda esta corres pondencia, recogida en pliegos y carpetas oscuras y escondida en uno de los ¨²ltimos ba¨²les de la gran familia Sureda - 14 hermanos hijos de un mecenas intelectual, Juan Sureda, y de una pintora, Pilar de Montaner-, recoge las primeras reflexiones literarias de Jorge Luis Borges y el mon¨®logo de ¨¦ste con uno de los poetas mallorquines m¨¢s atractivos y m¨¢s descuidados.
S¨®lo las salutaciones pensadas y escritas por Borges pueden dar una idea de la admiraci¨®n que causaba Jacobo Sureda: "Gran compa?ero y hombre enredado en silencios y lejan¨ªa"; "te abraza con el fervor de su alma que tiene las ventanas abiertas de par en par hacia tu coraz¨®n"; "hacia ti se arremolinan golpe¨¢ndose con las alas los saludos m¨¢s fervorosos de Jorge Luis Borges". La distancia y el tiempo vac¨ªo entre los dos poetas perfeccionaba la ret¨®rica ilustrada y sincera de su cortes¨ªa: "En el hueco de mi alma acorralada como la tuya por el silencio hirsuto y tupido de los ausentes ha ca¨ªdo tu carta: me ha puesto desbordante el coraz¨®n".
Tiempo despu¨¦s, desde la calle de Bulnes, 2216, de Buenos Aires, Borges insiste y repite la llamada: "Cont¨¦stame; no me abandones en este destierro abarrotado de arribistas, de j¨®venes correctos sin armaz¨®n mental y de almas decorativas. Te abraza furiosamente tu hermano". Borges lamenta todav¨ªa el regreso: "En general, mis compatriotas me parecen gente buen¨ªsima, pero bastante desdibujados y borrosos. Los poetas argentinos son p¨¦simos: les da por el sencillismo y hacen unos versitos mansos sobre los ni?os y las vacas". El inter¨¦s de Borges por la obra y trabajo de Jacobo es constante y aparecen siempre peticiones de poemas o art¨ªculos para la revista Proa o para otras publicaciones literarias argentinas. "Env¨ªame algo de lo que escribes. Ya sabes cu¨¢nto me interesa lo que haces. Qu¨¦ estupendo ser¨ªa forjar el a?o que viene un Ebro en complicidad, un libro de nihilismo alegre y definitivo donde hubiese de todo: metaf¨ªsica, ultra¨ªsmo, greguer¨ªas y, al final, una refutaci¨®n del libro y de su plan y de sus ego¨ªsmos".
Di¨¢logo po¨¦tico
Y as¨ª, entre consideraciones y advertencias literarias -"el ingenio o el seudoingenio son los enemigos que nos acucian como han acuciado y envenenado toda la literatura de nuestra lengua"-, Borges y Sureda intercambian noticias sobre proyectos e invenciones: "Con Macedonio Fern¨¢ndez y con Nabove", escribe Borges, "proyecto urdir una novela fant¨¢stica en colaboraci¨®n. El argumento, ideado por m¨ª, trata de los medios empleados por los maximalistas para provocar una neurastenia general en todos los habitantes de Buenos Aires y abrir as¨ª camino al bolchevismo. El medio empleado por los maximalistas es la multiplicaci¨®n de muchas peque?as molestias que, insignificantes cada una en s¨ª, carcomer¨ªan combinadas los ¨¢nimos de todos. Por ejemplo: que los pianos de manubrio no tocasen nunca entera una pieza, sino la cortasen por la mitad; que se llenase la ciudad de objetos in¨²tiles, como bar¨®metros; que se aflojasen las varillas de los tranv¨ªas donde se agarra la gente. No hay gran peligro de que escribamos jam¨¢s esa novela...".
Una de las ¨²ltimas cartas conservadas por Emilia Sureda, restos de confusos traslados de muebles y cambios de casa, contiene la declaraci¨®n m¨¢s expl¨ªcita de Borges: "Ando buscando la manera de salir de esta media nombrad¨ªa en que estoy metido, de esta media fama de literato a quien los otros literatos leen pero que no llega hasta el p¨²blico. Estoy volviendo a una llaneza criolla en el decir y a un vocabulario austero, sin lujos".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.