Isabel Per¨®n abandona la presidencia del justicialismo
Isabelita Mart¨ªnez de Per¨®n, tercera esposa de Juan Domingo Per¨®n, renunci¨® irrevocablemente a la presidencia del Movimiento Justicialista, seg¨²n trascendi¨® ayer en Buenos Aires. La dimisi¨®n lleg¨® a conocimiento de las dos facciones en que ha quedado provisionalmente dividido el peronismo por los esot¨¦ricos y dom¨¦sticos medios de comunicaci¨®n pol¨ªtica que placen a la se?ora: dos cartas supuestamente aut¨®grafas, transportadas hasta Buenos Aires por una amiga personal. Entre tanto, la ex presidenta argentina se encontraba ayer en Fuengirola, seg¨²n pudo comprobar EL PAIS.
La amiga correo, Melia Arbelaiz de ?lvarez, administradora en Argentina de los bienes de la ex presidenta, facilit¨® sendas fotocopias de las cartas dirigidas a Lorenzo Miguel, l¨ªder de los sindicatos peronistas y vicepresidente segundo del peronismo oficialista, y al senador Orlando Britos, vicepresidente primero del peronismo renovador.Dada la ca¨®tica situaci¨®n interna del justicialismo, Isabelita ha tenido que dimitir dos veces al presidir los dos bloques enfrentados.
Orlando Britos reconoc¨ªa ayer pat¨¦ticamente tener en su poder la fotocopia de una carta aut¨®grafa de dimisi¨®n irrevocable -sin otras consideraciones-, que en principio daba por buena, aunque desconoc¨ªa la caligraf¨ªa de Isabelita. Hablar telef¨®nicamente con la se?ora o acudir a conversar personalmente con ella es algo que la dirigencia peronista -cualquiera de ellas- ya ni siquiera intenta.
No obstante, los peronistas estiman que si la renuncia fuera ap¨®crifa, Isabelita habr¨ªa abandonado su espeso silencio para desmentirla. [Isabel Per¨®n se encontraba ayer en el aparthotel PYR de Fuengirola, seg¨²n pudo comprobar EL PAIS a trav¨¦s de un conserje que respondi¨® que la se?ora hab¨ªa dejado su llave en recepci¨®n y hab¨ªa salido. Los intentos de localizarla en la localidad malague?a fueron infructuosos].
La versi¨®n r¨¢pidamente elaborada en los c¨ªrculos peronistas -sus l¨ªderes saben tanto de las intenciones de Isabelita como este corresponsal- consiste en que la jefa ha dimitido como expresi¨®n de rechazo a la divisi¨®n justicialista. La renuncia as¨ª entendida propiciar¨ªa el clima dram¨¢tico y sentimental para que los dos congresos peronistas optaran por un tercero de reunificaci¨®n bajo el mando ecum¨¦nico de la se?ora.
- Aunque as¨ª fueran las cosas, poco podr¨ªa revertirse la acelerada descomposici¨®n del peronismo, por cuanto el desprestigio de Isabelita se encuentra firmemente consolidado.
El ¨²ltimo n¨²mero de Humor (revista sat¨ªrica argentina de gran tirada) despliega tres p¨¢ginas con fotomontajes de la ex presidenta en pa?os menores y poses er¨®ticas con leyendas como que Felipillo -Felipe Gonz¨¢lez- se olvid¨® por sus encantos de la OTAN. Y en las remembranzas period¨ªsticas sobre Jos¨¦ L¨®pez Rega no se olvidan dos an¨¦cdotas del mandato de la ex presidenta: cuando los ministros se persegu¨ªan para agredirse corriendo en rededor de la mesa de consejos que ella presid¨ªa, y cuando uno de sus edecanes, al entrar en su despacho presidencial, encontr¨® al brujo, al fundador de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), al inspirador del terrorismo argentino de extrema derecha, su secretario y confidente, sujet¨¢ndola por el cuello y d¨¢ndola de bofetadas.
Cinco a?os de cautiverio en una residencia militar tras su derrocamiento -m¨¢s las atrocidades posteriores- permitieron la restituci¨®n de sus bienes en Argentina y Espa?a, el pago de sus salarios como ex presidenta y la anulaci¨®n de las causas contra ella seguidas por presunta prevaricaci¨®n, para que pudiera regresar al pa¨ªs sin ser detenida por cualquier juez federal.
Los peronistas, enzarzados entre s¨ª por el reparto de la herencia pol¨ªtica de Per¨¢n, la eligieron presidenta del movimiento, en parte como s¨ªmbolo y fundamentalmente para no tener que pelearse a muerte por el cargo.
Entre la cocina y la sacrist¨ªa
Por las mismas razones, los dos congresos peronistas de la escisi¨®n le otorgaron la presidencia sin que ella solicitara nada, dijera nada ni mostrara la menor intenci¨®n de regresar a su pa¨ªs tras m¨¢s de un a?o de restauraci¨®n de la democracia.
Sus breves visitas a Buenos Aires llenaron de gozo a los radicales en el poder ante la m¨ªnima movilizaci¨®n de sus propios partidarios por recibirla, y ante el bochornoso tono, a medio camino entre la cocina y la sacrist¨ªa, con que maternalmente quiso dirigirse a la clase obrera argentina. "Es tonta y jam¨¢s abandonar¨¢ Madrid", es el comentario m¨¢s caritativo que, siempre en privado, pero sin secreto, hacen de ella los propios peronistas de cualquier facci¨®n.
Uno de los justicialistas m¨¢s solventes, el ex candidato presidencial Italo Argentino L¨²der, ya ven¨ªa pidiendo reiteradamente la dimisi¨®n de la se?ora como primer paso para clarificar el partido.
Pese a que su papel pol¨ªtico efectivo era inexistente, su dimisi¨®n aporta nuevos elementos al frenes¨ª autodestructor del peronismo, al liberar las tensiones por el control del movimiento entre los oficialistas, atrincherados en la burocracia sindical y la ultraderecha sociol¨®gica, y los renovadores -casi todos los congresistas y gobernadores-, que rechazan el pistolerismo y el desprecio por la democracia de los primeros.
Algo es seguro: por muchos que sean sus pecados, la clase obrera argentina no merece estos dirigentes.
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