Estrujar el tiempo
El oficio de dirigir spots publicitarios es m¨¢s complejo de lo que parece. Lo que visto desde fuera y de un tir¨®n resulta sencillo de desentra?ar, explorado por dentro y trozo a trozo es un enrevesado rompecabezas cuya ordenaci¨®n no est¨¢ al alcance de quien no domine algunas claves de formulaci¨®n f¨¢cil y no tan f¨¢cil puesta en pr¨¢ctica.El spot es una buena escuela para aprender el lado microsc¨®pico del oficio de cineasta. En un spot manda la eficacia: hay que transmitir un mensaje con la m¨¢xima econom¨ªa de tiempo y de poder de captura. La amplitud de la captura depende tanto del tino del director como de factores que se le escapan. Hay spots en teor¨ªa inmejorables que en la pr¨¢ctica no son eficaces, y hay otros de presencia burda que obtienen la audiencia buscada.
La idea de Joseph Goebbels de que la propaganda debe ser simple e incluso grosera para alcanzar una penetraci¨®n hasta el pu?o parece que no era del todo descabellada, y aunque ¨¦l hablaba de pol¨ªtica, hay publicitarios comerciales que en este punto son fieles disc¨ªpulos del siniestro doctorcillo nazi.
La simplicidad del mensaje requiere afinamiento por el director del spot: la ley del m¨ªnimo tiempo posible, que le obliga a hacer con frecuencia prodigios de econom¨ªa expresiva, es decir, de alta precisi¨®n en los encuadres, de ajuste milim¨¦trico en el montaje de las tomas y de exhaustivo aprovechamiento del acoplamiento de los elementos visuales y los sonoros.
De ah¨ª que en muchos cineastas que han perfeccionado su oficio en la publicidad filmada se note una rara soltura en sus filmes de creaci¨®n, paralela a cierta tendencia a extraviar en la perfecci¨®n de las partes el sentido del todo.
Babelia
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