El Centro Dram¨¢tico presenta en Madrid 'Anselmo B.', tras la aventura vallisoletana
El montaje de Anselmo B. o la desmedida pasi¨®n por los alf¨¦izares, de Francisco Melgares, que hoy se presenta en el Mar¨ªa Guerrero de Madrid, fue estrenada hace una semana en Valladolid por el Centro Dram¨¢tico Nacional, que rindi¨® as¨ª un peque?o homenaje a la ciudad que, desde hac¨ªa 15 d¨ªas, acogi¨® los ensayos y preparativos de la obra que dirige Adolfo Marsillach. Para una capital cada vez m¨¢s alejada del mundo de la escena y que pierde paulatinamente su fuerte tradici¨®n teatral, la presencia de actores famosos fue una aventura que no pas¨® inadvertida, aunque s¨®lo fuese a nivel anecd¨®tico.
" ?Son los de verdad? o es alg¨²n gracioso que se ha disfrazado aprovechando el d¨ªa que es?", preguntaba, con una cara mezcla de sorpresa, duda y veneraci¨®n, una se?ora que en la noche del martes de carnaval se encontr¨® de lleno con una comitiva en la que figuraban Adolfo Marsillach, Tina Sainz, Manuel Galiana, Mar¨ªa Luisa Ponte y otras personas de la far¨¢ndula. Todos ellos paseaban por la zona donde se halla el teatro Calder¨®n, lugar de ensayo, y donde en aquellos momentos se viv¨ªan los ¨²ltimos coletazos festivos del carnaval.Efectivamente, eran los de verdad, aunque mucha gente lo dud¨®, quiz¨¢ por la falta de costumbre de ver en Valladolid, en pleno mes de febrero, a rostros populares de la escena. La explicaci¨®n al fen¨®meno era sencilla: el Centro Dram¨¢tico Nacional ensayaba desde hac¨ªa varios d¨ªas en el teatro Calder¨®n, un recinto privilegiado pero cuyas enormes posibilidades esc¨¦nicas han sido insuficientemente aprovechadas hasta ahora para el teatro. Llu¨ªs Pasqual se dio cuenta de ello hace tiempo y se vino a Valladolid a preparar su Luces de Bohemia. "Las instalaciones son las adecuadas, y el coste es muy inferior al de cualquier teatro de Madrid, y la ciudad re¨²ne todas las condiciones para mentalizar a los actores para que no se distraigan y poder sacar el mayor partido posible al trabajo", dijo entonces.
El Centro Dram¨¢tico Nacional ha debido valorar positivamente la experiencia, ya que ha vuelto a repetir los ensayos, primero con Anselmo B. y actualmente con No hay burlas con Calder¨®n, un montaje de ?ngel Facio subtitulado Ejercicio de estilo sobre textos de Calder¨®n. Las piedras, butacas, tramoyas y luces del teatro Calder¨®n han agradecido estas deferencias. En sus adentros habr¨¢n comentado que ya est¨¢ bien de que sus valores esc¨¦nicos y ac¨²sticos se infrautilicen diariamente con proyecciones de filmes norteamericanos o pel¨ªculas del mont¨®n.
Quienes no parecen darse cuenta de que Valladolid puede estar llamada, precisamente por poseer el teatro Calder¨®n, a ser subsede del Centro Dram¨¢tico Nacional, son los organismos oficiales locales y auton¨®micos, que est¨¢n dejando pasar la oportunidad de llegar a acuerdos que faciliten la presencia constante de los montajes de la compa?¨ªa en la capital castellana a cambio, por ejemplo, de que los estrenos se hagan en Valladolid. Gentes del mundo del teatro ya han llamado la atenci¨®n sobre este tema, aunque hasta ahora no han sido escuchadas. Y es que la presencia de los hombres del Centro Dram¨¢tico Nacional, al igual que ocurriera con Luces de Bohemia, no ha tenido m¨¢s repercusi¨®n en la ciudad que an¨¦cdotas como la citada o ligeros contactos con los escasos c¨ªrculos teatrales de la ciudad.
Pese a todo, Anselmo B o sus int¨¦rpretes consiguieron el peque?o milagro de llenar el patio de butacas del Calder¨®n, algo que no suele suceder en Valladolid lejos de la temporada de ferias. El p¨²blico acogi¨® con ovaciones la obra de Francisco Melgares, aunque el texto se sit¨²e a un nivel ligeramente inferior al espectacular montaje que lo arropa. Claro que el director, Adolfo Marsillach, se?al¨® claramente que ¨¦l, para hacer un montaje teatral, considera totalmente necesario que el texto le despierte un m¨ªnimo entusiasmo. El propio Marsillach indic¨® que ha tratado de que la obra discurra por los caminos de la iron¨ªa, "algo que hace falta en este pa¨ªs".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.