Ls relaciones con Argelia
UNA SITUACI?N lamentable, heredada por el actual Gobierno socialista, manten¨ªa desde hace varios a?os una anomal¨ªa, un desequilibrio absurdo en las relaciones de Espa?a con el Magreb. Como consecuencia del contencioso sobre el problema del gas, las relaciones entre Espa?a y Argelia estaban sufriendo un deterioro que se extend¨ªa al terreno pol¨ªtico. Ello limitaba nuestras posibilidades de una pol¨ªtica verdaderamente equilibrada con respecto al Magreb. Con Marruecos, los esfuerzos por mejorar las relaciones han sido intensos; asimismo con T¨²nez ha habido progresos. Pero quedaba pendiente Argel. Por fin, el reciente viaje de Fernando Mor¨¢n y los acuerdos suscritos con el Gobierno argelino han permitido dar un paso muy positivo. Se ha abierto la posibilidad de una nueva perspectiva para el desarrollo de las relaciones econ¨®micas y pol¨ªticas cuya importancia se confirmar¨¢ o desmentir¨¢ con el paso del tiempo. Felipe Gonz¨¢lez visitar¨¢ Argel en el curso de este mes. El presidente Chadli Benyedid realizar¨¢ en el curso de este a?o una visita oficial a Espa?a; la primera a nuestro pa¨ªs de un presidente argelino. Sin duda, en la cuesti¨®n del gas, Espa?a tendr¨¢ que hacer un esfuerzo financiero considerable, que Argelia no debe de ignorar y puede compensar ampliando las relaciones econ¨®micas. Lo que estaba ocurriendo en ese orden en los ¨²ltimos tiempos era muy preocupante: las exportaciones espa?olas a Argelia en 1984 fueron de 330 millones de d¨®lares, cuando hab¨ªan alcanzado 650 millones el a?o anterior.Sin embargo, es evidente que el viaje de Fernando Mor¨¢n ha tenido un valor primordialmente pol¨ªtico. El comunicado aprobado conjuntamente simboliza la reanudaci¨®n de unas relaciones de amistad y cooperaci¨®n que, si bien en teor¨ªa nunca se hab¨ªan interrumpido, de hecho estaban bastante congeladas. Esta nueva etapa facilitar¨¢ que se ponga de manifiesto una serie de cuestiones importantes en las cuales Espa?a y Argelia tienen intereses coincidentes. El comunicado no pod¨ªa sino definir un marco general; pero dice algo sustancial, si se piensa en las preocupaciones l¨®gicas de la pol¨ªtica espa?ola, al referirse a la necesidad de que el Magreb y el Mediterr¨¢neo sean una zona de paz. Para Espa?a, lo esencial es mantener unas relaciones lo m¨¢s fruct¨ªferas y amistosas posibles con los diversos pa¨ªses de la zona y, especialmente, con Marruecos. El viaje de Mor¨¢n a Argel no debe ser considerado por nadie como un gesto inamistoso.
Un punto del comunicado hispano-argelino se refiere a la urgencia de una soluci¨®n pol¨ªtica negociada de la cuesti¨®n del S¨¢hara occidental. Es un tema crucial en esa regi¨®n. Seg¨²n ha dicho el presidente Chadli Benyedid en un reciente discurso, "reuniones no p¨²blicas han tenido lugar efectivamente entre responsables argelinos y marroqu¨ªes para intercambiar opiniones sobre el desarrollo de la cuesti¨®n del S¨¢hara occidental". Por otro lado, el rey Hassan II ha renunciado a celebrar en El Aai¨²n el 252 aniversario de su subida al trono; hab¨ªa solicitado la presencia con ese motivo del Cuerpo Diplom¨¢tico en esa ciudad del S¨¢hara, pero Espa?a y otros numerosos pa¨ªses hab¨ªan anunciado que no pod¨ªan aceptar tal invitaci¨®n porque implicaba dar por zanjado el destino del S¨¢hara en el sentido deseado por el Gobierno de Rabat. Las cosas no est¨¢n as¨ª, van m¨¢s bien en un sentido contrario: 61 Estados han reconocido ya a la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica. Estos hechos, despu¨¦s de las resoluciones de la Organizaci¨®n para la Unidad Africana y de la ONU favorables a la causa saharaui, deber¨ªan ayudar a Rabat a comprender que no hay soluci¨®n militar para este problema. Es urgente la necesidad de sentarse seriamente en una mesa de negociaci¨®n. El camino es la organizaci¨®n de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n que permita al pueblo saharaui decidir su futuro. Tal ha sido siempre la posici¨®n de Espa?a. Es hoy la de sectores crecientes de la comunidad internacional.
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