El sindicalismo policial
El sindicalismo policial sufre desde la llegada del PSOE al Gobierno un agudizamiento de su crisis permanente, que impide la necesaria clarificaci¨®n de espacios y objetivos de cada sindicato. Y siendo conscientes de las dificultades comunicativas que trae consigo hablar desde la polic¨ªa acerca de la pol¨ªtica sindical del actual Gobierno, sobre todo cuando, por definici¨®n, debiera ser el primer Gobierno de los trabajadores desde hace mucho tiempo, nos causa perplejidad comprobar c¨®mo las dificultades entre sindicatos e Interior se generan en el lado opuesto al que cabr¨ªa esperar; no es el cumplimiento del cambio por lo que sindicatos y Ejecutivo est¨¢n enfrentados, sino por el no cambio, por el no cumplimiento de los objetivos que en relaci¨®n con el Departamento de Interior se hab¨ªa anunciado.El sindicalismo policial naci¨® legalmente en 1977 mediante un real decreto que vino, a dar salida a una situaci¨®n de efervescencia interna. Sirvi¨® la norma en su momento como v¨¢lvula de escape, pero era a todas luces insuficiente, y as¨ª se denunci¨® reiteradamente. Siete a?os despu¨¦s contin¨²a vigente y en claro enfrentamiento con el derecho sindical reconocido en el art¨ªculo 28 de la Constituci¨®n; tanto tiempo despu¨¦s cabr¨ªa esperar que este Gobierno, por vocaci¨®n, subsanara tal anormalidad. Pero no s¨®lo no es as¨ª, sino que se incrementan los expedientes disciplinarios y sanciones a los dirigentes sindicales; se aprueba una reforma del reglamento disciplinario con fines claramente antisindicales e informada negativamente por la comisi¨®n superior de personal, en tanto puede infringir la Constituci¨®n; se dicta por el director de la Seguridad del Estadio una disposici¨®n "para regular la acci¨®n sindical", y establece, entre otras cosas, que la representaci¨®n ser¨¢ fijada en relaci¨®n con el n¨²mero de afiliados (?) de cada organizaci¨®n...
Si el derecho sindical y el incumplimiento en su profundizaci¨®n es hoy uno de los puntos clave en la fricci¨®n con el ministerio, no lo es menos el retraso -y nos tememos que ya es algo m¨¢s que eso- en el env¨ªo al Congreso del proyecto de ley org¨¢nica de los cuerpos de seguridad. Dicha ley es esperada por los sindicatos con ansiedad, en tanto debe representar la adecuaci¨®n plena de dichos cuerpos al modelo polic¨ªa? dise?ado en la Constituci¨®n y la configuraci¨®n de la funci¨®n policial como un servicio p¨²blico y democr¨¢tico. Pero tambi¨¦n se espera con preocupaci¨®n por cuanto hoy parece que los objetivos del Gobierno derivan hacia otros radicalmente diferentes a los anunciados, porque si hasta hace dos a?os se nos habl¨® de cuerpos de seguridad civiles, desmilitarizados, de unificaci¨®n policial y delimitaci¨®n de competencias con la Guardia Civil, etc¨¦tera, ahora el Gobierno afirma en los borradores de la ley y en las conversaciones con los sindicatos que la polic¨ªa es un "instituto civil armado" y que, en consecuencia, podr¨¢ limitarla o exceptuarla del derecho de sindicaci¨®n.
Vocaci¨®n militarista
Esta vocaci¨®n militarista actual del Gobierno viene ya avalada en la ley org¨¢nica de la Libertad Sindical, en su art¨ªculo 12 , 5: "El ejercicio del derecho de sindicaci¨®n de los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad que no tengan car¨¢cter militar se regir¨¢ por su normativa espec¨ªfica, dado el car¨¢cter armado y la organizaci¨®n jerarquizada de estos institutos".
?Qu¨¦ ha variado, qu¨¦ poderosas "razones de Estado" impiden asumir al Gobierno los argumentos de una enmienda parlamentaria socialista de octubre de 1979? (enmienda n¨²mero 284 al proyecto de ley org¨¢nica de Seguridad Ciudadana. Motivaci¨®n: "El art¨ªculo 69 del proyecto se?ala que la Polic¨ªa Nacional constituye un cuerpo civil; por tanto, es una contradicci¨®n declararla instituto armado. El art¨ªculo 28 de la Constituci¨®n s¨®lo prev¨¦ la limitaci¨®n de sindicaci¨®n para los institutos armados, no para los cuerpos civiles...").
Tal vez la respuesta haya que buscarla en las recientes declaraciones del presidente del Gobierno en las que record¨® que tradicionalmente la izquierda hab¨ªa fracasado en Espa?a por no haber ' controlado "lo que se llama la calle". Es posible que ah¨ª est¨¦ la respuesta, porque hace ya casi dos a?os id¨¦ntico argumento fue esgrimido por el actual subsecretario del Interior, en una entrevista con nuestra organizaci¨®n y en la que le planteamos la necesidad de llevar a la pr¨¢ctica las promesas de profundizaci¨®n del derecho sindical, elaboraci¨®n de la ley org¨¢nica de los Cuerpos de Seguridad desde: una ¨®ptica progresista y desmilitarizadora, etc¨¦tera. No vamos a entrar ahora en el rigor seguido para formular tal juicio, pero en lo que en modo alguno podemos estar de acuerdo es en que se justifiquen restricciones sindicales y dem¨¢s cambiazos mediante una llamada al estado de la calle. Tal vez sea m¨¢s riguroso recordar que la ausencia de cambios efectivos en algunos cuerpos de seguridad durante la Rep¨²blica facilit¨® que directores generales de los mismos fuesen destacados cabecillas de la rebeli¨®n en 1936.
Teniendo como punto de referencia estricta las coordenadas expuestas, nuestro sindicato no puede estar de acuerdo, una vez m¨¢s, con la actuaci¨®n y proyectos del Ministerio del Interior. Y, por favor, no se nos argumente en contra de nuestras reivindicaciones un estado de la calle. Porque libertad, sindicalismo, democratizaci¨®n y desmilitarizaci¨®n de los cuerpos de seguridad son factores necesarios para que el servicio policial sea de verdad un servicio p¨²blico; lo otro no es sino una concepci¨®n autoritaria del orden p¨²blico. Nosotros s¨®lo pedimos que el cambio se haga.
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