Vuelven los masones
LAS JORNADAS CLIPSAS iniciadas ayer est¨¢n organizadas por la Gran Logia Simb¨®lica Espa?ola, que espera reunir a representantes de 25 obediencias extranjeras. La noticia apenas tendr¨ªa relevancia si no suscitara los fantasmas con que se ha alimentado una de las vertientes de nuestra intolerancia hist¨®rica. El tenebroso perfil de la masoner¨ªa y los prejuicios que alarman al ciudadano medio espa?ol no responden a la verdad hist¨®rica.En primer lugar, porque no se puede hablar de la masoner¨ªa en sigular, sino de las diferentes masoner¨ªas respetadas en el mundo occidental. En la actualidad s¨®lo los Gobiernos del Este mantienen su prohibici¨®n. El r¨¦gimen franquista trat¨® de fundir en un mismo anatema a hombres tan diversos como los comunistas, los jud¨ªos y los masones. Se utiliz¨® la ignorancia general y el morbo so inter¨¦s quesuscitan las organizaciones clandestinas para mantener un aire de cruzada evanescente. Las mismas obediencias y logias establecidas en Esp¨¢?a a partir de su legalizaci¨®n en 1979 se encargan de mostrarnos un mosaico de escisiones y desentendimientos. Nos encon tramos en la actualidad con cuatro obediencias o maso ner¨ªas distintas, aunque todas ellas recojan los aspectos fundamentales de las Constituciones de Anderson de 1973. Son pr¨¢cticamente sociedades de fines filantr¨®pi cos, que promueven la fraternidad universal. La toleran cia y la trascendencia a todo tipo de creencia, clase o ideolog¨ªa pol¨ªtica sigue siendo el v¨ªnculo de cooperaci¨®n. Sus ritos inici¨¢ficos secretos no las convierten, sin m¨¢s, en asociaciones secretas. El pluralismo mas¨®nico ha roto con algunos de sus mitos religiosos y antifeministas. La logia Derecho Humano admite mujeres, y acaba de instalarse. otra Gran Logia Femenina, de obediencia francesa, en Barcelona. El mismo anticlericalismo ma s¨®nico del siglo XIX ha pasado a la historia.
En Espa?a tienen especial repercusi¨®n los malentendidos de las masoner¨ªas con la Iglesia cat¨®lica. El enfrentamiento del Vaticano durante los pontificados de P¨ªo IX y Le¨®n XIII se debi¨®, en gran parte, a la beligerancia un¨¢nime de los masones contra los Estados pontificios. Los conflictos, mitad religiosos mitad pol¨ªticos, fraguaron la f¨®rmula de excomuni¨®n en el C¨®digo de Derecho Can¨®nico de 1917. A partir del Vaticano II se reblandecieron las fronteras, y el mismo Dicasterio de la Fe, presidido entonces por el yugoslavo Seper (1974), dej¨® a la interpretaci¨®n de las diversas conferencias episcopales la interpretaci¨®n del canon 2.335, reduciendo la prohibici¨®n solamente a aquellos cat¨®licos "inscritos en asociaciones que v erdaderamente conspiraban contra la Iglesia". En algunas naciones como Brasil, donde m¨¢s de la mitad de los 300.000 masones eran cat¨®licos, renaci¨® la esperanza. Volvi¨® acrearse la confusi¨®n cuando, la misma v¨ªspera de la entrada en vigor del nuevo c¨®digo eclesi¨¢stico, el cardenal Ratzinger recordaba las incompatibilidades que podr¨ªan seguir existiendo entre el catolicismo y la masoner¨ªa, a pesar de que el nuevo canon. 1.326 no mencionara expl¨ªcitamente a este tipo de asociaciones. El episcopado alem¨¢n se ha distinguido en los ¨²ltimos a?os por su actitud antimas¨®nica.
De nuevo se ha enconado la pol¨¦mica con un art¨ªculo an¨®nimo, publicado en la primera p¨¢gina del peri¨®dico oficioso del Vaticano el 23 de febrero, en el que se vuelve a insistir en la incompatibilidad. Despu¨¦s de tantos intentos de di¨¢logo y hasta de colaboraci¨®n de obispos y sacerdotes cat¨®licos con logias n¨®rdicas, francesas y brasile?as, ahora vuelve a surgir la sospecha de que motivaciones del contexto pol¨ªtico italiano hayan querido subrayar los antagonismos. En efecto, este art¨ªculo de L'Osservatore se publica en las v¨ªsperas del debate parlamentario en Montecitorio sobre la famosa P-2 y cuando entre los posibles sucesores del presidente Pertini figuran candidatos de filiaci¨®n mas¨®nica.
?Son las diversas masoner¨ªas sectas religiosas, grupos de presi¨®n o meras cosmovisiones relativistas? En todo caso, los espa?oles que den su nombre a una logia deben ser considerados como ciudadanos con todos los derechos y no de segunda categor¨ªa.
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