20.000 en lista de espera
Jacinta Fern¨¢ndez tiene 34 a?os y lleva 13 de casada. La mayor ilusi¨®n de su vida es tener un ni?o. No trabaja fuera de casa. Quiz¨¢ por eso le sobra tiempo para pensar en la suerte que no ha tenido de ver satisfecho su deseo. El calvario que eso le ha costado es una cadena de obst¨¢culos sin fin. Empez¨® con un ginec¨®logo y ya ha perdido la cuenta de los consultados, por ver si a¨²n puede ser madre. Que si las trompas obstruidas..., que si la microcirug¨ªa para ver si se dilatan..., y muy pocas esperanzas.Jacinta y su marido, Andr¨¦s, han decidido adoptar un ni?o, y para ello han escogido la v¨ªa legal. Creen que as¨ª evitan problemas. "Fuimos a la Asociaci¨®n Espa?ola para la Protecci¨®n de la Adopci¨®n (AEPA). All¨ª, un psic¨®logo y una asistente social nos entrevistaron para preguntarnos de todo; desde lo que gan¨¢bamos hasta nuestras actividades, los hobbies que tenemos, qu¨¦ es lo que m¨¢s nos ha gustado de la familia que hemos heredado y qu¨¦ nos gustar¨ªa transmitir; en fin, un cuestionario complet¨ªsimo".
Esto sucedi¨® nada m¨¢s cursar la petici¨®n de adopci¨®n, hace a?o y medio. Las noticias que acaban de recibir de la AEPA son estimulantes; les han dicho que est¨¢n preseleccionados. Eso significa que el turno de recibir un ni?o les corresponder¨¢ dentro de un a?o, dado el ritmo de concesiones que cubren actualmente, unas 100 anuales, entre Madrid y provincias.
La AEPA, una instituci¨®n de utilidad p¨²blica, surgi¨® en los a?os sesenta como una necesidad para canalizar las adopciones ante los abusos que se comet¨ªan en el tr¨¢fico de los reci¨¦n nacidos. Un tr¨¢fico potenciado por un vac¨ªo legal en las normas que regulan la adopci¨®n. Seg¨²n ¨¦stas, el juez puede reconocer una adopci¨®n sin que medie la comparecencia de la madre biol¨®gica, aunque no conste su renuncia. La falta de medios de los juzgados espa?oles impide a sus titulares localizar a la madre y comprobar la legitimidad de la adopci¨®n. Una incomparecencia de la madre -porque haya vendido a su hijo o porque se lo hayan arrebatado sin su consentimiento- permite que el hijo sea registrado por sus padres adoptivos como hijo leg¨ªtimo biol¨®gico.
Por el contrario, una madre que no haya formulado voluntariamente ese consentimiento se puede permitir chantajear -y de hecho ha ocurrido- a los padres adoptivos en los dos a?os siguientes a la adopci¨®n, con la amenaza de arrebatarles el ni?o si no pagan, ya que la ley ampara su potestad si alega que no se cont¨® con ella.
Miret Magdalena, presidente del Consejo que tutela a los menores, comparte la denuncia que los organismos dedicados a la adopci¨®n formulan contra la actual legislaci¨®n que prima la potestad de los padres biol¨®gicos -aunque tengan a sus hijos abandonados frente a quienes ejercen una paternidad deseada. En este sentido, invocan la aprobaci¨®n del nuevo proyecto de ley que deposita en una sola instituci¨®n p¨²blica la responsabilidad de ejecutar los expedientes de adopci¨®n. El proyecto tambi¨¦n concibe la figura legal de acogidos para aquellos ni?os abandonados de hecho -m¨¢s de 20.000 en Espa?a-, cuya custodia ser¨ªa entregada a las familia que lo deseen.
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