El s¨¦quito
LA VISITA que el presidente de la Comunidad Valenciana Juan Lerma, ha hecho a Bruselas ha sorprendido por la multitud que formaba su s¨¦quito. Una tradici¨®n ¨¢rabe.Cuarenta y dos personas parece una escolta excesiva para el Muy Honorable, sobre todo si estos entusiastas viajeros han de pesar sobre el presupuesto de una comunidad que tiene planteados problemas econ¨®micos muy graves. Parece desplazada la esperanza de ayudar a resolver esos problemas por la exhibici¨®n del n¨²mero y la posibilidad de que un griter¨ªo o una algarab¨ªa llegara m¨¢s all¨¢ que las delicadas negociaciones que se mantienen con la CEE por los personajes estatales que tienen la calidad de interlocutores v¨¢lidos. Los jefes de Estado o de Gobierno, los ministros, acuden a los viajes oficiales con el grupo compacto y especializado que puede discatir los problemas t¨¦cnicos, diplom¨¢ticos y pol¨ªticos, y los; espa?oles tienen fama de austeros en estos viajes. El paseo por Bruselas con dos autocares y tres Mercedes no supone una exhibici¨®n afortunada.
El rid¨ªculo se aten¨²a por la necesidad, sabida por todos, de la Comunidad Valenciana porque su agricultura de alto nivel exportador, sobre todo en los agrios, se engarce en la delicada negociaci¨®n de una manera que responda realmente al valor de lo que se puede enviar y al esfuerzo de los agricultores de antigua experiencia -ah¨ª s¨ª hay una tradici¨®n v¨¢lida- y de continua modernizaci¨®n de su trabajo. Est¨¢ pasando en estos momentos una crisis injusta porque no se refiere a la calidad de sus productos, reconocida corno m¨¢xima, ni a sus precios, sino por tina relaci¨®n de fuerzas comerciales, diplom¨¢ticas y pol¨ªticas que falsea la realidad.
El problema se plantea en cuanto se haga costumbre que los presidentes de las autonom¨ªas traten de encerrar en sus propias personas un exceso de representaci¨®n que pueda convertirse en culto y un sentido del poder que pueda convertirse en exhibici¨®n. Se puede ir de las manos el sentido real del Estado de las autonom¨ªas: la busca de la eficacia, la direcci¨®n de sus propios problemas, la defensa de unos intereses que se encuentran imbr¨ªcados en todos los dem¨¢s del Estado. Hay mucha sensibilidad en Espa?a para todo lo que signifique despilfarro y para todo lo que trate de teatralizar la realidad.
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