La experiencia positiva de dos pacientes
Mar¨ªa de los ?ngeles Benet Alexandre, una barcelonesa de 65 a?os, jubilada de su antigua profesi¨®n de auxiliar de cl¨ªnica, estaba cansada de tener infecciones continuas en la vejiga, y un buen d¨ªa se enter¨® de que ten¨ªa dos piedras en el ri?¨®n. Una dolorosa intervenci¨®n en 1983 le hizo estar bien apenas tres meses, al cabo de los cu¨¢les el m¨¦dico le dijo que ten¨ªa que extirpar el ri?¨®n para eliminar la dolencia. "La idea no me gustaba. Fue entonces cuando o¨ª en el programa radiof¨®nico de Luis del Olmo, el pasado noviembre, que empezaba a funcionar en Barcelona un nuevo tratamiento. Sab¨ªa que exist¨ªa ya en Alemania, pero el precio de un mill¨®n y medio de pesetas lo hac¨ªa imposible".Cuando fue a exponer su caso al Centro de Litiasis de Barcelona, el doctor Ruiz fue taxativo: "Es una pena que le hayan extra¨ªdo ya una parte del ri?¨®n, no hab¨ªa ninguna necesidad... Es un ri?¨®n totalmente sano, lo ¨²nico que hay que hacer es sacar la piedra que tiene". "Yo tuve miedo", afirma la se?ora Benet, "y el m¨¦dico me dijo que me tomase unas semanas para mentalizarme de que el tratamiento ser¨ªa un ¨¦xito".
Una peque?a sensaci¨®n de agobio
El 30 de enero se decidi¨®, y hoy apenas quedan restos de una piedra tan grande como una nuez. "Yo no sent¨ª nada, apenas una peque?a sensaci¨®n de agobio, atenuada por la m¨²sica que te hacen escuchar. La verdad es que yo ped¨ª m¨²sica punk porque todo me parec¨ªa muy nuevo, pero me pusieron valses de Strauss". En los siguientes 25 d¨ªas expuls¨® 12 fragmentos de su piedra, el ¨²ltimo lo bastante grande como para provocarle un c¨®lico. "Despu¨¦s ya no he tenido ninguna molestia", y a?ade con voz firme: "Yo recomiendo este tratamiento a todos, la vida cambia, y uno no piensa en el dinero que le ha costado".
Parecidas recomendaciones hace Natalia Martinez Oliv¨¢n, una chica de 20 a?os nacida en Zaragoza, que estudia segundo curso de Periodismo en Barcelona, y que trabaja espor¨¢dicamente como azafata de congresos. Desde los 11 a?os sent¨ªa melestias en el costado y el abd¨®men, a las que sus padres no daban importancia y que le ocasionaban peri¨®dicas infecciones. En 1982 el m¨¦dico le dijo que ten¨ªa dos piedras, pero el tiempo pas¨® sin adoptar ninguria soluci¨®n, y cada vez las molestias eran m¨¢s intensas. "Dej¨¦ de practicar balonmano y no era capaz ni de ir al cine cuando me invitaban mis amigos; incluso me retras¨¦ en m¨ªs estudios".
A Natalia le dijeron entonces que hab¨ªa que operar, pero ella se opuso y, casi contra el consejo de amigos y familiares, se decidi¨® a ser una de las primeras personas tratadas por las ondas de choque. "Lo ¨²nico que me doli¨® fue la inyecci¨®n de la anestesia. Despu¨¦s, en la ba?era, sent¨ª s¨®lo un peque?o escozor y el ruido de los golpes de las ondas. Cont¨¦ unos 1300". Al cabo de dos horas se com¨ªa en la habitaci¨®n del hospital unas pechugas de pollo y s¨®lo tres d¨ªas despu¨¦s celebraba el fin de a?o con sus familiares en Zaragoza.
En cuatro d¨ªas expuls¨® 22 fragmentos de los c¨¢lculos que ten¨ªa. Antes de un mes estaba practicando de nuevo la vela, cosa que no hab¨ªa podido hacer desde hac¨ªa mucho tiempo. Y Natalia a?ade: "Adem¨¢s, antes me tomaba varios nolotiles diarios cuando ten¨ªa la menstruaci¨®n. Era un dolor insoportable; ahora no siento en absoluto ninguna molestia... Ha sido como la noche y el d¨ªa".
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