Las palomas de la guerra
Palomos que son como Rodolfo Valentino y mensajeras protegidas por Defensa, protagonistas de una pelea arcaica
Colombofilia y colombicultura son dos de esos deportes que parecen quemar en el Consejo Superior de Deportes. Nadie quiere saber de ellos. Les dan el presupuesto anual -este a?o 9,3 millones de pesetas a cada federaci¨®n-, y punto. Cuando les vienen los de la Colomb¨®fila contando que si una paloma les ha destrozado la competici¨®n, o los de la de Colombicultura que si un palomo se ha llevado a la campeona de gran fondo, todos huyen. Las denuncias est¨¢n ah¨ª, por escrito, pendientes de una resoluci¨®n del Consejo Superior de Deportes, pero mientras haya acuerdos locales -"Oye, que voy a soltar los palomos esta ma?ana, espera a media tarde para soltar las tuyas"- seguir¨¢n amonton¨¢ndose papeles encima del de las palomas.Los palomos (pertenecientes a la federaci¨®n de colombofilia) compiten para saber qui¨¦n de ellos se lleva a la paloma a su nido. Las palomas (de la federaci¨®n de colombicultura) compiten simplemente en recorrer distancias de que van desde los 200 kil¨®metros hasta m¨¢s de 500.
Cristiniano Salas, secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola Colomb¨®fila, dice que lo suyo s¨ª que es deporte, que "lo otro son cosas de palomas mensajeras, mientras que lo nuestro son los palomos deportivos". Jes¨²s Hurtado, secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola de Colombicultura, defiende su parcela "porque nuestras palomas est¨¢n declaradas de utilidad p¨²blica, y adem¨¢s se entrenan igual que los atletas, mientras que lo otro es como si encerrasen a una chavala en una discoteca llena de mozos para ver qui¨¦n se la logra llevar. Que me digan a m¨ª qu¨¦ deporte es ¨¦se".
Ambas federaciones reconocen la existencia de un real decreto del Ministerio de Defensa que data de 1923. En ¨¦l se declaran de utilidad p¨²blica a las palomas mensajeras y se ordena que sus palomares se encuentren abiertos las 24 horas del d¨ªa. Pero ocurre que ¨¦stas se mezclan con los palomos de colombofilia, y unos protestan porque les destrozan las competiciones y agotan a sus palomos y otros porque ¨¦stos se llevan a sus palomas. As¨ª llevan m¨¢s de 40 a?os, desde que ambas modalidades se erigieron en federaciones deportivas.
Incompatibles
El problema que enfrenta a ambas federaciones viene de lejos. Est¨¢ claro que los vuelos de ambas especialidades no se pueden simultanear, pero las aficiones coinciden en m¨¢s de una provincia, especialmente en las levantinas. Tambi¨¦n en Catalu?a, Andaluc¨ªa, zonas de Castilla y las provincias insulares re¨²nen focos importantes de aficionados.Cuando la Delegaci¨®n Nacional de Deportes dict¨® que los palomos volasen los d¨ªas pares y las palo mas los impares, no result¨®, por que, como explica Jes¨²s Hurtado, "a Abascal, el atleta, no le puedes decir que se entrene un d¨ªa s¨ª y otro no. Nuestras palomas son igual. Necesitan hacer series y fondo. Tienen sus planes de entrenamiento. Adem¨¢s, como el real decreto dice muy claro que nuestros palomares tienen que estar siempre abiertos, no ten¨ªamos por qu¨¦ cerrarlos los d¨ªas pares. Nuestras palomas est¨¢n bajo estricto control porque su utilizaci¨®n puede resultar muy variable, desde el env¨ªo de mensajes en tiempo de guerra hasta la distribuci¨®n de droga, de Ceuta a Almer¨ªa, por ejemplo, con una garant¨ªa plena de que llegue, o la realizaci¨®n de fotograf¨ªas a¨¦reas con control remoto en zonas prohibidas".
Ha habido mesas redondas sobre el problema para buscar establecer un sistema que sea del agrado de las dos partes. La ¨²ltima palabra la tiene ahora el Consejo Superior de Deportes, "pero no se quiere mejar", dice Jes¨²s Hurtado, "y, mientras, nos arreglamos con acuerdos dom¨¦sticos entre los due?os de palomos y palomas, que regulan sus vuelos, generalmente, unos por la ma?ana y otros por la tarde. As¨ª, por el momento, procuramos evitar los roces y llevarnos bien entre ambas federaciones, aunque lo ideal ser¨ªa que de una vez por todas pudi¨¦ramos regirnos por una normativa que fuera del agrado de ambas partes".
Cristiniano Salas tambi¨¦n ve en estos acuerdos un mal menor, "aunque considero que nosotros estamos libres de toda culpa por que hemos sido los primeros interesados en que se regulen los vuelos. Puede que alguna vez nuestros palomos hayan encerrado en sus palomares a palomas de colombicultura, pero tambi¨¦n es cierto que ¨¦stas suelen interferir nuestras competiciones".
Colombicultura reconoce que, por lo general, las palomas que acaban cautivadas por un palomo son devueltas, "pero tambi¨¦n hay quien las retuerce el pescuezo", asegura Jes¨²s Hurtado, "despu¨¦s de haber soltado un ejemplar que es como Rodolfo Valentino en palomo. Pero tengo que reconocer que, afortunadamente, estos casos son m¨ªnimos y siempre a t¨ªtulo individual por parte de algunos exaltados".
Tambi¨¦n esta disputa resulta de consecuencias mortales para la colombofilia porque, seg¨²n Salas, "lo normal es que cuando nuestros palomos se encuentran a una mensajera se vean arrastrados por ella, y como ¨¦sta tiene mucho vuelo, los agota y caen fulminados". Tambi¨¦n reconoce que son hechos aislados y, en la mayor¨ªa de los casos, involuntarios.
Los reglamentos
La Federaci¨®n Espa?ola Colomb¨®fila ve en su modalidad un aut¨¦ntico deporte. Las competiciones consisten en la suelta de una paloma, con una gran pluma blanca en la cola, que 50 palomos persiguen. ?stos, previamente, se han aclimatado durante un mes al palomar sobre el que se va a desarrollar la prueba. Cada uno lleva las alas pintadas de diferentes colores y formas, para que puedan ser reconocidos desde tierra. Todos son c¨¦libes, y se les ha acostumbrado, ya desde pichones, a identificar el sexo contrario con la pluma blanca en la cola. La competici¨®n se decide por puntos. Los jueces punt¨²an la constancia en los galanteos, el tiempo de persecuci¨®n y sobre todo el conseguir llevarla al palomar.Las competiciones de colombicultura se deciden tambi¨¦n a los puntos. E igualmente unos jueces verifican los vuelos, que en este caso consisten en soltar la paloma en determinado punto para que llegue a su palomar. Hay tres categor¨ªas: velocidad, medio fondo y fondo, en donde se cubren distancias de 200, 500 o m¨¢s kil¨®metros, respectivamente. La categor¨ªa de m¨¢s de 750 kil¨®metros se suprimi¨® recientemente.
El precio que han llegado a alcanzar, tanto los palomos como las palomas, es de dos millones de pesetas. Pr¨®ximamente este tope se podr¨¢ superar en la subasta de un ej mplar que ya ha cubierto cinco veces el trayecto BarcelonaB¨¦lgica. La Federaci¨®n Espa?ola Colomb¨®fila tiene 23.000 licencias, y la de Colombicultura, 5.000. Del precio de ambas (unas 1.000 pesetas) y del de las anillas (desde siete hasta 30 pesetas) se nutren las arcas federativas, ya que el presupuesto del Consejo Superior de Deportes no les llega para cubrir sus necesidades. Este presupuesto, tras permanecer congelado cuatro a?os, ha experimentado una subida del 20% y qued¨® fijado en 9.300.000 pesetas, que se destinan, seg¨²n los secretarios generales de ambas federaciones, exclusivamente en la organizaci¨®n de campeonatos.
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