Una novillada sin asesor
Algo se echaba de menos en la novillada de ayer. A primera vista, parec¨ªa que todo lo que pasaba en el ruedo era lo mismo de la temporada pasada y de todas las temporadas. Novillos flojos, novilleros con la mon¨®tona y bien aprendida lecci¨®n de los derechazos contra viento y marea; picadores cuyo oficio consiste en dar lanzazos en la penca del rabo desde la comodidad de la muralla acolchada y cuadrillas bregando a la buena de Dios. Pero hab¨ªa una novedad: en el palco faltaba el asesor.Parece ser que al llegar a la presidencia el funcionario que deb¨ªa presidir la corrida de ayer se indic¨® a Pepe Amor¨®s, que se dispon¨ªa a ocupar su sitio de asesor de la corrida, que sus funciones no iban a ser necesarias. A la izquierda del presidente se iba a sentar el se?or Font, que debe saber de toros m¨¢s que la paloma azul. Si lo que ocurre es que los presidente quieren adelantarse a la aprobaci¨®n del fantasma anteproyecto o borrador del reglamento que circula por ah¨ª y que ha previsto la desaparici¨®n de la figura del asesor, que se haga ¨¦sto como es debido y desde las p¨¢ginas del bolet¨ªn.
Plaza de las Ventas
Madrid, 17 de marzo.Novillos del Conde de Mayalde, feos, mansurrones, con poca fuerza. Emilio Oliva. Silencio. Silencio. Jorge Manrique. Vuelta. Dos avisos y silencio. Alvaro Amores. Silencio. Un aviso y silencio.
Porque ayer hac¨ªa falta un asesor. Los novillos doblaron las manos muchas veces y hasta que se quedaban tendidos por el suelo entre las l¨®gicas protestas de los del 7, que empiezan la temporada con sus acostumbrados br¨ªos. Y en el palco no hab¨ªa nadie para hac¨¦rselo ver al presidente novel. Otros se quedaban mal picados, con el consiguiente riesgo para los toreros, como consecuencia del poco oficio de los tres novilleros y en el palco segu¨ªa sin haber nadie que se lo dijera al reci¨¦n llegado.
Con esta falta de direcci¨®n t¨¦cnica, la novillada transcurri¨® con muchos sustos para matadores y cuadrillas. Los novillos del Conde de Mayalde, aunque renqueantes y sin fuerza, ten¨ªan mansedumbre y bronquedad. Emilio Oliva estuvo en plan de torero mon¨®tono y con pocas ganas. Derechazos forzados en el primero y pases sin personalidad en el cuarto, lo que nos hace pensar que se viste de luces m¨¢s porque se llama Emilio Oliva, hijo de un matador del mismo nombre, que porque le gusten estas lides.
Jorge Manrique exhibi¨® m¨¢s finura que sus compa?eros, pero no domin¨® a sus novillos, que se quedaron sin torear. Le faltan algunos recursos para desempe?ar con ¨¦xito las labores de la lidia y si consigui¨® una vuelta al ruedo fue porque el segundo se encontr¨® con media estocada de casualidad.
?lvaro Amores es un torero basto pero muy dominador con la muleta y al que, como se dice tantas veces, habr¨¢ que ver otra vez.
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