Las ra¨ªces de un grave conflicto

"Carrillo no se ir¨¢ nunca del partido, a pesar de sus constantes amenazas". ?sta es la opini¨®n generalizada entre los miembros del actual Secretariado del Partido Comunista de Espa?a (PCE), que admiten, no obstante, que el ex secretario general proseguir¨¢, presumiblemente, una tarea de "descalificaci¨®n y debilitamiento" de la actual direcci¨®n del partido, agravando paulatinamente un conflicto de or¨ªgenes bastante imprecisos. .El fondo de la controversia parece situarse m¨¢s bien en problemas personales que en cuestiones verdaderamente pol¨ªticas. El rechazo de Santiago Carrillo a la idea -lanzada por Gerardo Iglesias, Nicol¨¢s Sartorius y el resto del secretariado- de formar una convergencia con otros partidos y colectivos de izquierda, resulta explicable ante las dificultades pr¨¢cticas, que los propios gerardistas reconocen, sin muchas reservas, para aliarse con otras fuerzas.

Los carrillistas acusan tambi¨¦n a la actual direcci¨®n de "pretender liquidar" el PCE convirti¨¦ndolo paulatinamente en una suerte de "movimiento de izquierda" con programa flexible. Algo que, por otro lado, los gerardistas no niegan tajantemente, al menos como proyecto a medio plazo a¨²n en embri¨®n.

Sin embargo, la cerrada oposici¨®n de Santiago Carrillo al proyecto de su sucesor se vac¨ªa un tanto de justificaci¨®n si se considera que ya en 1981 el entonces secretario general del PCE propon¨ªa, en una reuni¨®n, de la que existen actas taquigr¨¢ficas, un programa similar al de la convergencia.

Todo ello hace que, a la hora de considerar las ra¨ªces de la actual crisis del PCE -sin duda la peor desde la expulsi¨®n de Fernando Claud¨ªn y Jorge Sempr¨²n, a comienzos de la d¨¦cada de los sesenta-, haya, que recordar tambi¨¦n incomprensiones, resentimientos, rencores y desentendimientos personales. Factores todos que, por otro lado, han estado siempre presentes en la larga historia de las escisiones comunistas.