C¨¢rcel
La Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias va a convocar un premio de poes¨ªa para reclusos dotado en 700.000 pesetas. El tema es libre, pero se exige como requisito que el poeta est¨¢ encarcelado. Los barrotes s¨®lo podr¨¢n ser traspasados con la inspiraci¨®n, no hay pases de pernocta y por otra parte se proh¨ªben las blasfemias aunque est¨¦n escritas en octavas reales. Las prisiones tienen una gran tradici¨®n l¨ªrica. Insignes literatos han remado en galeras, dulces trovadores han cantado baladas desde la celda a las tortolicas, algunos rapsodas han recitado odas bell¨ªsimas en el potro de la tortura y ciertos estilistas han soltado frases famosas al pie del cadalso. Tal vez la mejor literatura que hoy se fabrica en el mundo est¨¢ editada en la pared de las mazmorras o en las letrinas de un penal. Mas, por desgracia, cuando a un homicida genial se le incita a participar paternalmente en unos juegos florales s¨®lo se le ocurren ternuras de baja cala?a, cantos a la madre, coplas al amor puro, pareados de pueblo. Un feroz asesino puede degollar a una virgencita, pero a la hora de escribir un poema se convierte en un inocente, m¨¢s bien en un tonto de remate. Ahora los poetas malditos van del brazo de las marquesas y los presidiarios modernos tienen el alma demasiado c¨¢ndida. No hay nada que hacer.Este premio penitenciario de poes¨ªa -tema libre, vate con argollas- que se va a convocar ha agitado las charcas de algunas tertulias literarias. 700.000 pesetas es ya una cantidad que mueve las meninges. En este momento muchos poetas espa?oles est¨¢n pensando en cometer un delito que los haga dignos de ir a chirona para poder concursar.
Durante la dictadura no hab¨ªa problema. Verse en la trena era cosa de nada y algunos se encontraban dentro ?Qui¨¦n mete hoy a un bardo entre rejas por un soneto? Esa moda ha pasado. Pero algo tendr¨¢n que hacer si quieren alcanzar este galard¨®n. ?Se imaginan ustedes a Gerardo Diego asaltando un banco? ?0 a Carlos Bouso?o navajeando a un compadre? Cada d¨ªa es m¨¢s duro ganarse la vida con los versos. El Parnaso est¨¢ en Carabanchel. Corren tiempos dificiles.
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