La legalizaci¨®n del aborto, asumida sin traumas por los franceses
Par¨ªsEn enero de 1975, seis meses despu¨¦s de que Valery Giscard d'Estaing asumiera la presidencia de la Rep¨²blica, la Asamblea Nacional aprob¨® la ley Veil, regulando la "interrupci¨®n voluntaria del embarazo". Hoy d¨ªa, pocas personas creen que el proceso sea reversible: la legalizaci¨®n del aborto ha sido perfectamente asimilada por la sociedad francesa. Pero no todo ha sido f¨¢cil: han hecho falta estos 10 a?os para que la ley pudiera aplicarse en toda su extensi¨®n.
El debate parlamentario estuvo precedido por una agria pol¨¦mica y por los m¨¢s variados y negros augurios: la tasa de natalidad va a descender en picado; m¨¢s de un mill¨®n de mujeres van a querer abortar cada a?o; los m¨¦dicos se van a negar a practicar la operaci¨®n. La realidad ha sido mucho menos traum¨¢tica. Los m¨¦dicos, por ejemplo, han ido aceptando la "interrupci¨®n voluntaria del embarazo" como una parte m¨¢s de los cuidados que est¨¢n obligados a dar en raz¨®n de su profesi¨®n. Muy pocos recurren a la cl¨¢usula de conciencia para negarse a practicar un aborto y casi no existen denuncias de ginec¨®logos que, en ese caso, se nieguen tambi¨¦n a proporcionar el nombre de un colega menos reacio.
El entonces presidente del Colegio de M¨¦dicos, doctor Lortat-Jacob, envi¨® a todos los miembros una carta resaltando el car¨¢cter "inmortal" y "antideontol¨®gico" de un aborto, pero los hechos han demostrado que la mayor¨ªa no pensaba as¨ª", explica un ginec¨®logo, para quien el principal problema no lo plante¨® la conciencia, sino la falta de formaci¨®n profesional.
El problema de los hospitales, que al principio preocup¨® mucho a los autores de la ley, tambi¨¦n fue resolvi¨¦ndose bien. En 1984, de 500 establecimientos hospitalarios p¨²blicos, 420 dispon¨ªan ya de un servicio de abortos. Se ha logrado igualmente evitar la aparici¨®n de "cl¨ªnicas" especializadas, al contrario de lo que ocurre en el Reino Unido, montadas como un puro negocio. Los centros privados que practican la interrupci¨®n voluntaria del embarazo deben demostrar que proporcionan tambi¨¦n otro tipo de cuidados y que practican otro tipo de operaciones.
Casos extremos
El aborto no se ha convertido, en absoluto, en un m¨¦todo normal o habitual de regular la natalidad. M¨¢s de cuatro millones de mujeres utilizan en Francia sistemas anticonceptivos como la p¨ªldora, el DIU o el diafragma. Se sigue recurriendo a la interrupci¨®n del embarazo en casos extremos. "S¨®lo a un hombre se fe puede ocurrir hablar de la banalizaci¨®n del aborto", explica Simone Veil -antigua ministra de la Salud con el Gobierno de Giscard- "Para una mujer no se trata nunca de un acto banal o irreflexivo", apostilla.Las ¨²ltimas estad¨ªsticas indican que en 1984 se produjeron 182.026 abortos, pero probablemente la cifra se acerque en la realidad a los 250.000 porque en muchos casos las nuevas t¨¦cnicas permiten proceder a la operaci¨®n con anestesia local y en la misma consulta del m¨¦dico, sin necesidad de hospitalizaci¨®n. Te¨®ricamente, este tipo de operaci¨®n no est¨¢ autorizado porque se exige un per¨ªodo de ocho d¨ªas de reflexi¨®n entre la primera solicitud y el aborto, pero en la pr¨¢ctica parece ser relativamente frecuente que se efect¨²e el mismo d¨ªa de la primera visita. Se trata siempre de mujeres que han detectado el embarazo en los primeros d¨ªas, gracias a algunos productos que se venden libremente en las farmacias y que son r¨¢pidos. Cuando una mujer est¨¢ embarazada de ocho o quince d¨ªas se puede proceder a una simple aspiraci¨®n que no precisa de grandes preparativos. A quienes se escandalizan con la cifra anual de abortos -que no ha aumentado en el ¨²ltimo a?o, sino que ha disminuido ligeramente- Simone Veil les recuerda que antes de aprobarse la ley mor¨ªan cada a?o en Francia 300 mujeres v¨ªctimas de operaciones clandestinas.
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