El festival de Madrid fue inaugurado entre muestras de apoyo del p¨²blico joven
La sexta edici¨®n del Festival de Cine de Madrid fue inaugurada el pasado viernes y concluye el d¨ªa 30. Varios monitores de televisi¨®n transmiten fragmentos de algunas de las pel¨ªculas que se proyectan. De las pantallas surge el grito angustiado de una mujer perseguida o el aleteo de un ave feroz. Permanece en el esp¨ªritu del festival su especializaci¨®n en el cine imaginario, que convoca un mayoritario p¨²blico joven, que apoya este festival, que ha ido adquiriendo un clar¨ªsimo peso. Se ha revitalizado un proyecto en el que pocos creyeron y que es hoy una realidad evidente.
MadridLa inauguraci¨®n estuvo marcada por el homenaje p¨®stumo a Jorge Lluesma, promotor y director de este certamen, fallecido hace dos meses a los 28 a?os. En los breves discursos de los representantes de la Comunidad y el Ayuntamiento madrile?os se destac¨® el empe?o de Lluesma por crear un festival de cine en Madrid, incluso contra la opini¨®n de oficial, en principio esc¨¦ptica. Al homenaje se sumaron los presentadores del acto, Assumpta Serna y Jos¨¦ Sacrist¨¢n. Para preservar el recuerdo de Lluesma se ha convocado un premio que lleva su nombre para la pel¨ªcula estrenada en el ¨²ltimo a?o que muestre un m¨¢s evidente amor al cine. Ep¨ªlogo, de Gonzalo Su¨¢rez, ha sido la galardonada.Terry Gilliam, fuera de concurso, present¨® su ¨²ltime filme, Brasil, que fue ya exhibido en el Festival de Berl¨ªn. Su sentido del humor, celebrado con risas, se prolong¨® a la proyecci¨®n de la pel¨ªcula aunque su larga duraci¨®n supera la capacidad inventiva de las im¨¢genes. El s¨®rdido mundo del protagonista, que s¨®lo logra superar a golpe de sue?os, contiene referencias a otros filmes, donde la denuncia de, una sociedad en la que el individuo carece de libertades se ha planteado en t¨¦rminos m¨¢s contundentes. El humor de Gilliam abarata en buena parte la posibilidad corrosiva del filme con repeticiones de gags y poca imaginaci¨®n po¨¦tica.
Un filme y un cineasta
Adjetivos que no podr¨ªan aplicarse a otro filme Lady Halc¨®n, de Richard Donner, tambi¨¦n fuera de concurso. El car¨¢cter fant¨¢stico de su relato matiene vivo el inter¨¦s, fascinando por la desesperada historia de esos dos amantes condenados por un obispo celoso a vivir juntos sin jam¨¢s encontrarse. Cada uno de ellos adquiere alternativamente las formas de un animal, de modo que siendo ¨¦l humano ella es un halc¨®n, mientras que, durante la noche, ¨¦l se convierte en lobo mientras ella recupera su forma humana. Filme sugestivo, alcanza en ocasiones un excelente tono de comedia.?Podr¨¢ decirse lo mismo del cine de Russ Meyer, ese extravagante cineasta marginal al que el festival dedica una monograf¨ªa bajo el no menos extravagante t¨ªtulo Los nuevos b¨¢rbaros? Desconocido en Espa?a, Meyer se coloca en las ant¨ªpodas del cine de leyenda y de amores plat¨®nicos: "Quiero que mi epitafio registre el hecho de que he procurado contribuir m¨¢s que nadie a la decadencia moral de Estados Unidos". Amante del sexo violento, de las mujeres de muy enormes senos, y enemigo de tab¨²es y de exquisiteces autorales, se r¨ªe de cuanto circula con la cara solemne de lo serio, aunque ello no siempre le conduzca a pel¨ªculas de talento. Wixen (1968), por ejemplo, acaba perdi¨¦ndose en an¨¦cdotas menores. La obsesiva pasi¨®n sexual de su abundante protagonista, siempre desafortunada por hacer el amor con el miedo, o el morbo de ser sorprendida, permite jugar con el incesto, el lesbianismo y con notas antimilitares, pero tambi¨¦n perderse en el chiste.
Un montaje trepidante mantiene vivo otro tipo de inter¨¦s pero ello no evit¨® que algunos espectadores abandonaran la sala. Quiz¨¢s porque Meyer se ha empe?ado en que sus pel¨ªculas no se traduzcan, manteniendo la idea de que no son de di¨¢logos sino de ruidos. En cualquier aso, su ciclo es la m¨¢s curiosa propuesta de este festival que no anda ya s¨®lo por los caminos de la fantas¨ªa cient¨ªfica aunque tampoco excesivamente alejado de ella. El propio Meyer ha dicho: "El que quiera repetir ciertas cosas que he puesto en la pantalla, acabar¨¢ en un hospital". Imaginaci¨®n, a fin de cuentas.
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