Ra¨²l Sendic: "Pas¨¦ cinco a?os seguidos con una luz encendida d¨ªa y noche sobre m¨ª"
"Fuimos un movimiento muy cuidadoso de no derramar sangre". - "El movimiento de masas aparece hoy crecido y en la calle". - "Al Ej¨¦rcito mismo le conviene depurarse".
Ra¨²l Sendic, de 58 a?os de edad, dirigente y s¨ªmbolo de la organizaci¨®n armada uruguaya Tupamaros, se ha convertido tambi¨¦n en el exponente m¨¢ximo de los l¨ªderes guerrilleros latinoamericarios vivos. Muy da?ado, f¨ªsica y mentalmente, por su estancia en la c¨¢rcel, donde atraves¨® durante a?os penalidades incontables -cinco a?os seguidos "con una luz encendida d¨ªa y noche", seg¨²n declara-, herido en la boca en una acci¨®n armada, alrededor de su peripecia vital se abre una aureola, criminal para unos, heroica para otros, que le confiere un atractivo innegable. Sobre el pasado de su organizaci¨®n y de ¨¦l mismo, as¨ª como sobre el futuro pol¨ªtico de su movimiento y de Uruguay, versa esta entrevista, una de las primeras concedidas por el dirigente liberado a mediados del presente mes de marzo por las autoridades democr¨¢ticas de Montevideo.
MontevideoPregunta. ?Cu¨¢les fueron las razones que inspiraron el surgimiento del Movimiento de Liberaci¨®n Nacional (MLN), Tupamaros?Respuesta. Una gran desigualdad social que se iba acentuando a?o tras a?o. Se hac¨ªa m¨¢s dram¨¢tica para ciertos sectores relegados, como los peones rurales. Justamente el movimiento tupamaro naci¨® entre los peones de la ca?a de az¨²car del norte uruguayo. Naci¨® en una lucha por la tierra para trabajar, y hoy su lucha es por la tierra y contra la pobreza.
P. Si usted regresara nuevamente a los comienzos de la d¨¦cada de los sesenta, ?qu¨¦ repetir¨ªa y qu¨¦ omitir¨ªa de su conducta pol¨ªtica?
R. Fuimos un movimiento muy cuidadoso de no derramar sangre y, por cierto, lo conseguimos. La nuestra era una guerra pol¨ªtica, hac¨ªamos aquellas acciones compatibles con lo que el pueblo pod¨ªa asimilar y aprobar.
P. ?Cu¨¢les eran los fines que persegu¨ªa el MLN, tomar el poder o crear las condiciones para un cambio posterior, no necesariamente violento?
R. Hab¨ªa suficientes experiencias como para saber que una lucha de este tipo lleva a la creaci¨®n de un gran movimiento de masas. Logrado ¨¦ste en el caso que las instituciones democr¨¢ticas perduren a la amenaza que tal movimiento popular configura, la lucha armada surge para defenderlas. O sea, defender nuestro acceso al poder y nuestra permanencia ah¨ª cuando estemos cumpliendo el programa revolucionario.
P. Muchas veces se ha dicho que el MLN en determinados momentos dej¨® de responder a las directivas de Ra¨²l Sendic y otros jefes. De ser esto cierto, ?,cu¨¢ndo y por qu¨¦ ocurri¨®?
R. Hubo largos per¨ªodos en que la direcci¨®n reca¨ªa en otros compa?eros. Algunas veces porque yo iba al interior del pa¨ªs para realizar otros trabajos. En una ocasi¨®n porque estuve preso en el penal de Punta Carretas.
P. A nivel popular, se da gran importancia a la presunta traici¨®n de algunos tupamaros -Amodio P¨¦rez, principalmente-, lo cual habr¨ªa facilitado enormemente la labor de las fuerzas armadas en su tarea represora. ?Es eso cierto? De serlo, ?por qu¨¦ se producen esas traiciones?
R. En ese caso particular se trata de una persona muy deshonesta que hab¨ªa estado cometiendo peque?os robos en perjuicio de la organizaci¨®n durante a?os. Para darle un ejemplo, una vez falt¨® un televisor en un local nuestro y ¨¦l fue citado a los pocos d¨ªas por la polic¨ªa. Cuando sali¨® en libertad nos explic¨® que era por un frigor¨ªfico que ¨¦l hab¨ªa vendido sin saber que era robado. Despu¨¦s nos enteramos que fue por nuestro televisor.
Errores lamentables
P. Algunos miembros del MLN, liberados recientemente, coinciden en que, en algunos casos en que se resolvi¨® ajusticiar a ciertas personas, "se cometieron errores lamentables". ?A qu¨¦ deben imputarse estos errores?R. Seguramente hubo esos errores, pero no caigamos en la trampa en que quiso hacer caer a la opini¨®n p¨²blica la feroz propaganda del aparato represivo. Presentaba a secas las acciones nuestras, que eran respuesta a otras de ellos, que ocultaban. Por ejemplo, en el caso del ajusticiamiento de algunos miembros del escuadr¨®n de la muerte formado por polic¨ªas y militares. Aquel hecho fue precedido por el asesinato, despu¨¦s del martirio, (rompi¨¦ndoles los brazos y dem¨¢s) de varios liberados nuestros de la justicia civil a manos de aquel escuadr¨®n de la muerte.
El ataque a la guardia del comandante en jefe del Ej¨¦rcito, en mayo de 1972, donde murieron cuatro soldados de los cinco que se enfrentaron con los cuatro atacantes, fue precedido por el fusilamiento un mes antes de ocho militantes del Partido Comunista, que resistieron al allanamiento equivocado en un local partidario. Pudo haber errores, pero veamos lo global. Los mismos represores no nos acusan m¨¢s que de 46 muertes, en 10 a?os de acci¨®n guerrillera. Eso habla de lo cuidadoso de aquella l¨ªnea que aplicamos a nuestra acci¨®n.
P. ?Cu¨¢l es el balance que realiza usted actualmente del MLN?
R. Es un momento propicio para hacerlo, y creo que dentro de poco tiempo podr¨ªa contestar a esa pregunta. Ya el movimiento de masas del que habl¨¢bamos m¨¢s arriba exist¨ªa en 1972, cuando la dictadura interrumpi¨® toda expresi¨®n pol¨ªtica. El per¨ªodo en que estuvo latente no fue vano y hoy ese movimiento aparece crecido y en la calle, como usted puede ver.
P. ?Puede esperarse que el MLN se convierta en un partido pol¨ªtico legal e intente pelear posiciones en un sistema acusado por aqu¨¦l de ser burgu¨¦s?
R. S¨ª, vamos a actuar dentro de este sistema, pero de forma muy particular dado que el panorama pol¨ªtico tambi¨¦n lo es. Por ahora, somos un movimiento popular bastante extenso, nuestra gente est¨¢ en todos los lados. Si le preguntan a un tupamaro qu¨¦ vot¨® en las ¨²ltimas elecciones, se pueden obtener varias respuestas, pero ninguna de ellas ser¨¢ que vot¨® a un partido tupamaro, porque no lo hab¨ªa. Creo que esto no es un problema nuestro solamente. El encuadramiento actual de la gente en los partidos fue un poco tergiversado por la dictadura.
En 1982 ¨¦sta habilit¨® s¨®lo a los partidos tradicionales, Blanco, Colorado y C¨ªvico, en momentos en que hab¨ªa toda una generaci¨®n de uruguayos que no estaba situada en ninguno. Cuando el Partido Nacional apareci¨® tan renovado y atractivo como para que lo votara la gente potencialmente frentamplista, se hizo evidente que iba a ganar las elecciones. Entonces, la dictadura larg¨® al Frente Amplio para dividir sus votos. Ah¨ª el Frente rescat¨® la gran mayor¨ªa de su gente potencial, pero no toda.
Pero a¨²n no hab¨ªa terminado el encuadramiento pol¨ªtico, ya que no fueron habilitados por igual todos los partidos dentro del Frente Amplio, algunos fueron legalizados el primero de marzo. Nosotros fuimos los que llegamos en ¨²ltimo lugar a este reparto de democracia. Pero no nos quejamos, porque nunca fuimos un movimiento electoralista.
Ahora todo esto es un hecho consumado y hay que actuar teni¨¦ndolo en cuenta. Es decir, partiendo de la base de que hay gente partidaria de las mismas soluciones radicales dentro de los distintos partidos. Por eso, nosotros le damos tanta prioridad a la formaci¨®n de un frente m¨¢s amplio que el actual.
A?os de prisi¨®n
P. ?C¨®mo fueron sus a?os de prisi¨®n?R. Lo m¨¢s penoso fueron las dificultades que se creaban para las cosas m¨¢s elementales, como dormir o hacer las necesidades fisiol¨®gicas. Durante varios a?os tuve un guardia mir¨¢ndome permanentemente por una ventanilla. Hubo un a?o en que no sal¨ª m¨¢s que ocho veces a tomar el sol. Estuve cinco a?os con una luz encendida d¨ªa y, noche encima de m¨ª.
P. ?Piensa iniciar alguna acci¨®n por los malos tratos sufridos?
R. No. Creo que por parte del Gobierno tiene que haber una investigaci¨®n exhaustiva de esas fechor¨ªas y la separaci¨®n de sus cargos de aqu¨¦llos que las hayan cometido. Eso como m¨ªnimo. Al Ej¨¦rcito mismo le conviene depurarse, para que el pueblo lo vea de otra manera. Si no, suceder¨¢ como en Argentina.
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