Los reformistas del Este europeo acogen con alivio el espaldarazo sovi¨¦tico a Hungr¨ªa
El discurso pronunciado el martes por Gregori Romanov ante el Pleno del Congreso del Partido Socialista Obrero H¨²ngaro (POSH, comunista), ha producido notorio alivio entre los reformistas de los pa¨ªses del Este europeo. El pleno apoyo a la pol¨ªtica h¨²ngara de reforma expresado por el virtual n¨²mero dos en la c¨²pula del poder sovi¨¦tico ha desinflado de golpe todas las expectativas de los c¨ªrculos ortodoxos de conseguir un apoyo exterior a sus exigencias de marcha atr¨¢s en la liberalizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs.
Viena El m¨¢ximo dirigente, Janos Kadar, y la direcci¨®n del partido que goza de su confianza se han visto respaldados por su gran aliado de una forma que ni los m¨¢s optimistas se atrev¨ªan a predecir. Miembros de la direcci¨®n comunista h¨²ngara no ocultan su satisfacci¨®n, aunque se mantienen en una actitud de prudente silencio para evitar malas interpretaciones.Las tensiones creadas por el evidente incremento de las diferencias sociales -el vertiginoso aumento de la capacidad adquisitiva de una minor¨ªa frente a la ca¨ªda del nivel de vida general, reconocido en el Congreso- hab¨ªan fortalecido a las tendencias que piden un "regreso a las esencias".
El jefe del partido en la capital h¨²ngara, Karoly Grosz, un hombre que en los ¨²ltimos a?os ha cosechado enorme poder y prestigio, arremeti¨® en el congreso contra el descenso del nivel de vida, sin duda achacable en parte a la creciente integraci¨®n de la econom¨ªa h¨²ngara en el mercado internacional. La intervenci¨®n de Romanov y la firme defensa de la pol¨ªtica de los ¨²ltimos a?os que hizo Kadar en la sesi¨®n de apertura del lunes, dejan claro que no existen impedimentos decisivos para mantener una l¨ªnea de continuidad.
Tras cinco a?os de estancamiento econ¨®mico -previsto, si bien no en toda su magnitud, en el congreso anterior celebrado en 1980- la direcci¨®n h¨²ngara ve llegado el momento, tras haber evitado los mayores peligros de insolvencia de la naci¨®n a costa de una gran austeridad, de volver a un per¨ªodo de inversiones durante el cual se puedan vencer con un crecimiento real las reticencias contra el modelo econ¨®mico propugnado.
Las palabras de Romanov sobre el ¨¦xito h¨²ngaro en solucionar dif¨ªciles situaciones, sobre el inter¨¦s de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en "las peculiaridades en el desarrollo econ¨®mico socialista de los Estados fraternales", y sobre el intercambio de experiencias entre los ¨®rganos dirigentes de ambos Estados demuestran que la Uni¨®n Sovi¨¦tica no excluye ciertos mecanismos econ¨®micos similares a los h¨²ngaros. Mecanismos estos que se han mostrado efectivos para erradicar o al menos paliar algunos de los mayores defectos de las econom¨ªas centralizadas.
Los h¨²ngaros siempre han insistido en que su modelo no es tal, sino tan s¨®lo un sistema acorde con las peculiaridades del pa¨ªs y, por tanto, no exportable. Pol¨ªticos y diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos, que nunca ocultaron su inter¨¦s por el proceso h¨²ngaro, consideran que las dimensiones de la URSS hacen imposible la aplicaci¨®n de este modelo, por ejemplo, en lo que a la agricultura se refiere, donde los h¨²ngaros han logrado grandes ¨¦xitos con la flexibilidad en la direcci¨®n y producci¨®n, as¨ª como con las cooperativas.
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