La pintura pierde a Chagall, el artista que entendi¨® el color
Par¨ªsFrancia ha acogido con respeto y tristeza la muerte, ocurrida anteayer, del que, seg¨²n Picasso, era el ¨²nico pintor que entend¨ªa realmente el color. Mare Chagall ha muerto a los 97 a?os, de paro viejo y con los pinceles en la mano. La pintura, seg¨²n dec¨ªa, le ayudaba a vivir. "Hay que trabajar, trabajar siempre, porque si no se muere uno poco a poco". Este revolucionario de la pintura, ruso de nacimiento, franc¨¦s de adopci¨®n, generoso con el pa¨ªs que le acogi¨® y con sus amigos, no pudo olvidar nunca sus or¨ªgenes de ni?o y adolescente jud¨ªo en un pueblo de las orillas del Dvine. "En mi casa se trabajaba mucho y en silencio. Todo estaba impregnado de amor, pero sin palabras". Francia le quiso y le homenaje¨®, aunque tal vez con un poco de retraso. ?l fue, a los 90 a?os, el primer pintor vivo que expuso sus cuadros en el Museo del Louvre. Chagall, que guard¨® hasta el final su mirada azul de ni?o inocente pero algo malicioso, le regal¨® cuadros y la espl¨¦ndida c¨²pula de la ¨®pera de Par¨ªs, trabajo que le encarg¨® Andr¨¦ Malraux cuando era ministro de Cultura y por el que no quiso cobrar un c¨¦ntimo. "Cuando llegu¨¦ a Par¨ªs ten¨ªa 23 a?os y me sobrecogi¨® la luz", afirmaba.
Adquiri¨® la nacionalidad francesa, pero guard¨® h¨¢bitos de su pa¨ªs de origen. Com¨ªa frugalmente, con t¨¦, y, curiosamente, se cas¨® con dos rusas. Su primera mujer, Bella Rosenfeld, una belleza morena que aparece en sus cuadros, era su amor de infancia. El pintor fue a buscarla a Vitebk, su pueblo natal, en 1914, cuando ya hab¨ªa visitado Par¨ªs y cuando pensaba ya vivir en Francia. Al morir Bella, en 1947, sus cuadros, por primera vez, se ensombrecieron. Chagall permaneci¨® viudo cinco a?os, hasta que conoci¨® a Valentina Brodsky, nacida en San Petersburgo e hija de un industrial azucarero sovi¨¦tico. Fue ella, junto con Malraux, quien le anim¨® a iniciar, pasados los 60 a?os, una obra gigantesca, el Mensaje b¨ªblico, al que Niza consagr¨® un museo.
La emoci¨®n
Marc Chagall fue amigo de los pintores de su ¨¦poca, pero le molestaba que le etiquetaran. No quer¨ªa ser miembro de ninguna escuela e ironizaba sobre la obra de los cubistas. Siempre quiso ser un pintor solitario, incluso cuando volvi¨® a Rusia, en 1914, y estuvo a punto de ser absorbido por una escuela en la que los suprematistas (Malevith o - Kandisky) tomaron el control.Antes que renunciar a su forma de entender la pintura Chagall prefiri¨® acelerar su vuelta a Francia. "La pintura", afirmaba, "no puede excluir la emoci¨®n. Un cuadro es una superficie en la que se representan cosas, animales, seres humanos, en un orden en el que la l¨®gica no tiene nada que ver". Reaccionaba tal vez a las escuetas ilustraciones jud¨ªas que acompa?aron su ni?ez. En su pueblo no hab¨ªa cuadros, quiz¨¢ s¨®lo alg¨²n icono ortodoxo, y sorprende que convenciera a sus padres para que le dejaran ir a San Petersburgo a estudiar pintura.
Chagall era jud¨ªo (en 1933, Goebbels orden¨® quemar en Mannhein sus cuadros), pero no quer¨ªa tampoco ostentar la etiqueta. Ide¨® la decoraci¨®n del Parlamento israel¨ª, la Kneset, pero cuando alguien le pregunt¨® si su Mensaje b¨ªblico representaba el sue?o de su pueblo, contest¨®: "Representa el sue?o de la humanidad". La Biblia le fascinaba. "Es la mayor fuente de poes¨ªa de todos los tiempos".
Fue siempre un optimista tenaz, pose¨ªdo por el frenes¨ª de su trabajo. Vidrieras, tapices, grabados, acuarelas, ¨®leos.... Los franceses, asombrados de su vitalidad, su empe?o en ser ¨¦l mismo, recuerdan ahora su menuda imagen en el reportaje que con motivo de su 902 cumplea?os realiz¨® el cineasta Chuck Olin.
Humor e inocencia
Vestido con una gruesa chaqueta de lana gris -su color favorito para la ropa-, Chagall explicaba su trabajo y su vida siempre con humor e inocencia. Su aniversario se convirti¨® en un homenaje nacional: toda Francia se volc¨® entonces para decirle que le admiraba. ?l volvi¨® a su peque?o pueblo a seguir trabajando para no morir. En los ¨²ltimos meses s¨®lo sal¨ªa al jard¨ªn de su casa para saludar al vecindario, pero a¨²n ten¨ªa fuerzas, ma?ana y tarde, para sentarse en su estudio y jugar con los colores."Con ¨¦l, la met¨¢fora hizo su entrada triunfante en la pintura moderna", escribi¨® Andr¨¦ Breton. Apollinaire consideraba que era ?sobrenatural" y le dedic¨® un poema emocionado. Andr¨¦ Malraux, su ¨ªntimo amigo, hizo frente a los pusil¨¢nimes que se horrorizaban ante la idea de que los frescos de Chagall recubrieran la c¨²pula Segundo Imperio de la ¨®pera de Par¨ªs. El pintor fue acogido pronto en Francia como un vanguardista genial. ?l respond¨ªa con agradecimiento y algo de iron¨ªa. Cuando una ministra sovi¨¦tica de Cultura le dijo: "Se?or Chagall, Rusia es su pa¨ªs. ?Por qu¨¦ no vuelve ustedT', el pintor contest¨®: "A causa de la luz, se?ora".
A causa de la luz, probablemente, pero tambi¨¦n a causa de la acogida y de la libertad que le proporcion¨® Francia. Los museos sovi¨¦ticos tardaron muchos a?os en exhibir cuadros de Chagall, y el pintor no olvidaba que el tel¨®n que decor¨® para el teatro jud¨ªo de Mosc¨² permaneci¨® 50 a?os enrollado.
Chagall vivi¨® tambi¨¦n varios a?os en Estados Unidos, donde realiz¨® varias obras y donde encontr¨® refugio durante la II Guerra Mundial, pero en cuando pudo regres¨® a Francia: "Estados Unidos no es lugar para morirse", dec¨ªa. El paisaje que realmente le gustaba era el de la campi?a de la Costa Azul, puramente mediterr¨¢neo. All¨ª se instal¨® a mediados de los cincuenta para no volver a cambiar de residencia, y all¨ª realiz¨® las 450 piezas que integran el Mensaje b¨ªblico. Aqu¨¦lla fue su ¨²ltima gran obra, aunque el pintor sigui¨® trabajando, sobre todo en acuarelas y tapices.
"Chagall desaparece, ha muerto un ni?o", escrib¨ªa ayer el cr¨ªtico franc¨¦s Jacques Michel.
Babelia
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