La crisis del PCE
Hago referencia al editorial de EL PA?S publicado el 26 de marzo de 1985. Como militante del PCE, me siento indignado por la manipulaci¨®n y desinformaci¨®n de que ustedes hacen gala en dicho editorial sobre el momento actual de mi partido. Se?or director, el que suscribe no es carrillista ni gerardista, sino simplemente comunista. Comunista desde hace 40 a?os. Tengo suficientes datos, tanto hist¨®ricos como presentes, para poder corregir su deficiente informaci¨®n y clarificar sus puntos de vista sobre la crisis del PCE. Por supuesto que yo no entro dentro del cap¨ªtulo de los subversivos ni tampoco oficialistas con que ustedes nos obsequian.
Sin pasiones de ning¨²n tipo, puedo decirle que su toma de posici¨®n con respecto a la defensa a ultranza que ustedes hacen de la actual direcci¨®n de mi partido no es correcta. Y le dir¨¦ por qu¨¦. Independientemente del valor, no supuesto, sino reconocido, de nuestro actual secretario general hasta su llegada al cargo -cargo y puesto que nadie discute-, es evidente que se encuentra manipulado por unos cuantos colegas (que no camaradas), cuya animosidad, odio y malas artes hac¨ªa el anterior secretario general son de dominio com¨²n entre nosotros. Ustedes, en su editorial, dicen que obligaron, defenestraron a Carrillo cuando no se alcanzaron los objetivos previstos en las elecciones legislativas de 1982. ?Y qui¨¦n o qui¨¦nes forzaron esta dimisi¨®n, se?or director? ?Acaso los mismos que hoy le han informado-malinformado que ¨¦l sigue siendo tambi¨¦n el causante de nuestros desacuerdos internos? ?Y qu¨¦ tontos ¨²tiles (?le suena la palabreja, se?or director?) somos todos los militantes que nos dejamos arrasar y enga?ar por tan listo ex dirigente! ?Qu¨¦ fuerza tan enorme, qu¨¦ inteligencia, qu¨¦ maquiavelismo el de este super de la pol¨ªtica que, cual Cid despu¨¦s de muerto, es capaz de mover a m¨¢s de 14.000 militantes en Madrid y muchos miles m¨¢s del resto de Espa?a! La jugada es tan burda y de tan mal tono que siento verg¨¹erza ajena al observar la necedad del planteamiento.
Puedo probar que hace muy pocos d¨ªas he recibido, por primera vez en mis 40 a?os de militancia, una notificaci¨®n-citaci¨®n directa del comit¨¦ central convoc¨¢ndome a una reuni¨®n en su sede, vulnerando de esta guisa todos los canales reglamentarios y estatutarios aprobados en el XI Congreso del PCE y puenteando a los ¨®rganos naturales reglamentarios y, por supuesto, legales. Esto es una peque?a muestra de que esta guerra no ha sido impuesta por las mal llamadas minor¨ªas, sino que parte de una camarilla dirigente que quiere hacer de este partido otra cosa, sin contar para nada con los militantes del mismo-
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