Benny Dembitzer
Promotor de una organizaci¨®n mundial de m¨¦dicos contra la guerra nuclear
Benny Dembitzer tiene 46 a?os. Naci¨® en Amsterdam y vivi¨® hasta los 27 a?os en el Reino Unido. Estudi¨® Ciencias Econ¨®micas en Cambridge y prorrog¨® sus estudios en Upsala. Viaj¨® a ?frica y all¨ª colabor¨® con la ONU, el Banco Mundial y la organizaci¨®n Frida -para el desarrollo afiricano- des de 1968 hasta 1983. Es un hombre con la pasi¨®n de un latino y el m¨¦todo de un saj¨®n. Expresivo, tenaz. Derrocha sus dotes de convicci¨®n para explicar la causa por la que combate. Dirige la oficina europea del International Physicians for the Prevention of the Nuclear War, organizaci¨®n mundial de m¨¦dicos contra la guerra nuclear.
En unos pocos a?os, la organizaci¨®n ha llegado, desde la nada, a contar con 136.000 m¨¦dicos de todo el mundo, del Este y de Occidente, que se han adscrito entusi¨¢sticamente. 36.000 en Estados Unidos, 46.000 en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, 6.000 en Suecia... Proceden de 36 pa¨ªses, pagan una cuota equivalente a 1.000 pesetas anuales y proclaman a los cuatro vientos su convicci¨®n de que o se acaba con las armas nucleares o las armas nucleares acabar¨¢n con la humanidad. Una frase de Albert Einstein, es el lema hoy de la organizaci¨®n: "Si queremos que la Humanidad sobreviva, necesitamos una nueva forma de pensar". Para Dembitzer, las armas nucleares no son tales armas, sino meros instrumentos genocidas. La idea de una guerra nuclear limitada le parece imposible.
120 litros de sangre al d¨ªa
"Mire", dice convincentemente: "una persona que haya sufrido una radiaci¨®n indirecta derivada de la explosi¨®n de una bomba at¨®mica de tama?o menor, necesita entre 110 y 120 litros de sangre buena, cada d¨ªa, para combatir la radiacion, y ello sin muchas posibilidades de salir con vida". "?,Se imagina usted la cantidad de sangre que ser¨ªa necesaria en Madrid, Dios no lo quiera nunca, en el caso de un desastre nuclear aqu¨ª?", pregunta mirando muy de frente, con una mezcla de aplomo y angustia. La tristeza surge en su rostro cuando narra los resultados de una reciente encuesta realizada entre 600 ni?os norteamericanos y sovi¨¦ticos de edades comprendidas entre 8 y 12 a?os. "De cada cien ni?os norteamericanos consultados, 66 se mostraron convencidos de que nunca llegar¨¢n a su mayor¨ªa de edad, porque: creen segura una guerra nuclear que los aniquilar¨¢. La cifra llega hasta 72 ni?os de cada cien, entre los muchachitos sovi¨¦ticos".
Pero hay soluciones para detener la amenaza nuclear, dice Dembitzer. "Es posible parar esta carrera loca de armamentos que cada dos segundos, durante los cuales mueren dos ni?os de hambre en el mundo, gasta 44.000 d¨®lares, unos 8 millones de pesetas, en armas. Nuestra organizaci¨®n es una herramienta de los m¨¦dicos, pero los cient¨ªficos, los ingenieros, todos, podemos organizarnos para conseguir que la humanidad sobreviva". In Espa?a, asegura Dembitzer, la organizaci¨®n es muy joven a¨²n y cuenta 36 m¨¦dicos, dirigidos por el cardi¨®logo Pedro Zarco que despliega una intensa labor por desarrollarla.
Benny Dembitzer ha venido a Madrid a preparar la pr¨®xima llegada a Espa?a de dos eminentes doctores, Thomas C. Chalmers, del Hospital Monte Sina¨ª de EE UU, y Lars Enstedt, hemat¨®logo sueco, que difundir¨¢n los objetivos de la organizaci¨®n. Al juramento de Hip¨®crates, que desde la antig¨¹edad los hombres de la Medicina han invocado para sellar su compromiso de lucha contra el dolor, los m¨¦dicos de esta organizaci¨®n mundial quieren a?adir la promesa de combatir encarnizadamente contra la amenaza de una hecatombe nuclear, esa forma superior de sufrimiento que segar¨ªa todo vestigio de vida sobre la tierra.
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