Los derechos de los refugiados, una cuesti¨®n de conciencia
El derecho internacional define una serie de derechos m¨ªnimos para los refugiados, merced a la Convenci¨®n de Ginebra de 1951 y el Protocolo de 1967, a los que se han adherido m¨¢s de 100 pa¨ªses del mundo. Numerosas organizaciones de ayuda al refugiado han manifestado su preocupaci¨®n ante las numerosas restricciones efectuadas en estesentido por los pa¨ªses occidentales con una amplia tradici¨®n de hospitalidad al refugiado, a ra¨ªz de la crisis econ¨®mica. Esta situaci¨®n, sin embargo, s¨®lo es una peque?a sombra frente a las incursiones de los ej¨¦rcitos contra los campos de los refugiados centroamericanos o la odisea de los fugitivos del sureste asi¨¢tico.
Numerosas organizaciones han manifestado su preocupaci¨®n por los frecuentes atropellos y violaciones a los que son sometidos los refugiados y sus derechos, reconocidos en la Convenci¨®n sobre el Estatuto de los Refugiados de Ginebra de 1951 y el Protocolo de 1967. "Pocas veces en la historia la situaci¨®n de los refugiados ha sido tan dram¨¢tica" afirma el representante en Espa?a del Alto Comisionado de la ONU para Refugiados (ACNUR), Azam Chaudhry.Los vietnamitas que huyen en sus peque?os botes de pesca tienen que enfrentarse en su traves¨ªa, a la deriva por el Golfo de Tailandia, con los ataques de los piratas. Cuando los supervivientes logran atracar en un pa¨ªs del que esperan lograr protecci¨®n, cabe la posibilidad de que les obliguen a continuar el viaje bajo la amenaza de las armas.
El destino d¨¦ los refugiados suele ser el de los campos donde la malnutrici¨®n, la concentraci¨®n de miles de personas en una escasa superficie y el fr¨¢gil estado de salud, quebrada por las peripecias de un largo viaje en bote o a pie, les convierte en f¨¢ciles v¨ªctimas de la tuberculosis, el c¨®lera y toda clase de infecciones. En los campos de Hong-Kong -que en un primer momento mantuvo las puertas abiertas al libre acceso de los desplazados- las familias de refugiados que esperan ser reasentadas en un tercer pa¨ªs duermen en cajones met¨¢licos y son sometidas a una f¨¦rrea disciplina que incluye el control del correo personal.
Numerosas organizaciones han denunciado los ataques de que son objeto los campos de refugiados camboyanos en Tailandia por parte de grupos armados de bandidos. Los secuestros y las incursiones militares son hechos frecuentes en los campos situados en las fronteras centroamericanas, considerados caldo de cultivo de las guerrillas por los Gobiernos de los pa¨ªses de origen.
Los derechos de los refugiados se hallan definidos en la Convenci¨®n de Ginebra de 1951 y el Protocolo de 1967 a los que se han ad herido m¨¢s de 100 pa¨ªses. La puesta en pr¨¢ctica de estas garant¨ªas as¨ª como las condiciones de acogida dependen de las situaci¨®n econ¨®mica y el desarrollo de las legislaciones espec¨ªficas existentes en los pa¨ªses a los que huyen los des plazados. 'Los derechos de los refugiados son unos principios humanitarios cuya aplicaci¨®n constituye una cuesti¨®n de conciencia por parte de los Gobiernos", afirma Chaudhry.
Devoluci¨®n de los refugiados
El principio de no devoluci¨®n al pa¨ªs de origen mientras persistan las condiciones que indujeron al interesado a huir y el derecho de asilo son los ejes de estas normas humanitarias que limitan con la confusa frontera marcada por la distinci¨®n entre fugitivos pol¨ªticos y emigrantes econ¨®micos.
Numerosas entidades, por ejemplo, han protestado por la devoluci¨®n en masa a su pa¨ªs de los refugiados de Hait¨ª por parte del Gobierno estadounidense, que se niega a considerar los numerosos casos de fugitivos pol¨ªticos existentes entre los emigrantes econ¨®micos que llegan en barco desde aquel pa¨ªs a las costas de las islas Bahamas. Muchos de los refugiados devueltos por EE UU fueron acusados a su regreso a Hait¨ª de traidores por el r¨¦gimen de Fran?ois Duvalier, y condenados a la c¨¢rcel.
La falta de una legislaci¨®n sobre el derecho de asilo en M¨¦xico determin¨® en 1981 una serie de devoluciones masivas por parte del Gobierno mexicano de campesinos salvadore?os y guatemaltecos, que tuvieron luego que enfrentarse a las represalias de sus ej¨¦rcitos.
Estos hechos explican que miles de campesinos de ambos pa¨ªses centroamericanos que huyen de las operaciones de rastreo y represalias de sus ej¨¦rcitos, intenten integrarse en las comunidades al otro lado de la frontera sin acogerse al estatuto de los refugiados. A ello se a?ade el temor a convertir se en sospechosos ante las autoridades de sus pa¨ªses, para quienes la condici¨®n de refugiado encubre, en la mayor¨ªa de los casos, una militancia pol¨ªtica, y les impida a volver a sus tierras.
Seg¨²n un informe elaborado por el Consejo Ecum¨¦nico de las Iglesias, el resultado de esta situaci¨®n es una cifra real de fugitivos que en abril de 1982 oscilaba entre los 340.000 y 440.000, a pesar de que el ACNUR, contabilizaba unos 56.000 refugiados en Centroam¨¦rica. Esta clandestinidad favorece la explotaci¨®n de la mano de obra de los refugiados.
La protecci¨®n recibida por los refugiados y sus derechos en la pr¨¢ctica depende en gran medida del grado de desarrollo del pa¨ªs que los acoge. Las dificultades que supone la absorci¨®n de estas masas de desplazados ha determinado, sin embargo, la adopci¨®n de normas restrictivas para refugiados incluso en aquellos pa¨ªses tradicionalmente hospitalarios, como Francia, Italia y la RFA.
Seg¨²n un informe elaborado por el Comit¨¦ Europeo para la Defensa de los Refugiados e Inmigrados (CEDRI), el creciente clima de xenofobia hacia los extranjeros, exasperado por la crisis econ¨®mica y el creciente n¨²mero de parados de los ¨²ltimos a?os, ha impulsado a los legisladores de la RFA a efectuar progresivos recortes a los derechos de los refugiados.
Estas limitaciones tienen como fin disuadir a los nuevos llegados, sobre todo a los de nacionalidad turca, de pedir asilo en ese pa¨ªs.
Los refugiados que llegan a la Rep¨²blica Federal de Alemania, seg¨²n el informe citado, son obligados a permanecer en recintos limitados y no pueden desplazarse a otro lugar del pa¨ªs sin un permiso de las autoridades. Durante el tiempo en que se tramita su permiso de asilo, el refugiado no tiene derecho a trabajar, y depende de una peque?a cantidad de dinero que le suministra el Estado como gasto de bolsillo.
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