Semana Santa
( ... ) Las navidades pueden haberse comercializado y las fiestas de Pascua secularizado, pero no su reconocimiento: su significaci¨®n religiosa es universalmente reconocida, ampliamente apreciada y observada por una considerable proporci¨®n de la poblaci¨®n. ( ... ) Las navidades son f¨¢ciles tal vez de explicar; el mensaje de Pascua es m¨¢s profundo y complejo.Llegar a comprenderlo exige un esfuerzo de imaginaci¨®n ante todo; una capacidad y una voluntad para volver atr¨¢s 2.000 a?os y buscar los acontecimientos lejanos a trav¨¦s de fugaces visiones de signos y verdades de los que podemos apropiarnos. (... ) El cristianismo nos ofrece un camino para estudiar y revelarnos a nosotros mismos por una reflexi¨®n sobre una figura arquet¨ªpica y su historia. Todo ello puede expresarse en el lenguaje de la ortodoxia tradicional, pero para ser asimilado para nuestro uso necesita ser traducido. El hombre Jes¨²s nos llama directamente; sin embargo, ¨¦sta es la raz¨®n de que en el sentimiento religioso popular tenga mucho m¨¢s inter¨¦s y merezca m¨¢s atenci¨®n que las iglesias. (...)
Una amplia convergencia sobre la naturaleza de la santidad sugiere vigorosamente que existe una cualidad objetiva, un fen¨®meno enraizado en la naturaleza de la personalidad humana misma. Los maestros del zen budista y los monjes cristianos se regocijan al encontrar c¨®mo comparten ideas comunes de la vida espiritual, dejando a un lado las doctrinas y los dogmas. Cuando los que ense?an la vida espiritual en otras ireligiones se encuentran con las, ense?anzas de Cristo afirman que es un maestro, y a menudo lo celebran como uno de los m¨¢s profundos. ( ... )
Las iglesias, en sus reuniones con visitantes extra?os y con la rutina de los feligreses, no tiene por qu¨¦ ocultar estas cosas, como si fuese chocante proclamarlas en voz alta. Tienen el deber de vivir ellas mismas como si creyesen.(...)
Hace 40 a?os, esta misma semana, las divisiones del general Patton rodearon el primero de los campos de concentraci¨®n nazis, Ohrdruf, y la raza humana se encontr¨® frente a frente con una terrible verdad sobre s¨ª misma: que no hay l¨ªmite para la maldad humana. ( ... )
La gran civilizaci¨®n que produjo a Bach, Goethe y Beethoven tambi¨¦n produjo a Hitler, Himmler y Goering, y todo bajo la influencia de una idea.
La idea representada por esos campos no era nueva. Era que los jud¨ªos, como raza y como pueblo, no ten¨ªan derecho a vivir en este planeta. ( ... ) El odio a los jud¨ªos estaba profundamente implantado en la cultura europea mucho antes de que los nazis la adoptasen como una repugnante obsesi¨®n. Desde la guerra, la antigua fuerza impulsora de la historia europea, la religi¨®n cristiana misma tendr¨ªa que aparecer ante las puertas del campo de Auschwitz para contemplar su propia culpa. ( ... ). Jes¨²s vivi¨® y muri¨® como jud¨ªo, y se elev¨® como un jud¨ªo; y si hay humanidad en Dios Padre, como afirma la doctrina de la Trinidad, es una humanidad jud¨ªa.
Los acontecimientos del holocausto y de la Semana Santa forman parte del mismo misterio.
3 de abril
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.